jueves, 30 de mayo de 2013

Luna de Combate (I)

Luna de Combate
John Whitman

El holograma del guerrero s'krrr arremetió contra Mika con sus antebrazos como cuchillas. Mika giró haciéndose a un lado, clavando su daga de prácticas en su abdomen.
-Penetración en tórax inferior -dijo la voz de Leda por el altavoz-. Resultado: Seccionada columna de nervios.
El s'krrr holográfico brilló y se alteró ligeramente. Ahora sostenía en la mano un bastón de dos metros de largo con una cuchilla en un extremo. Una pica de energía. Agitando la pica, el s'krrr atacó de nuevo. Mika esquivó el golpe de barrido y se deslizó rodeando al holograma insectoide mientras la hoja de su daga atravesaba las dos alas pequeñas y diáfanas en su parte posterior.
El holograma se congeló. La voz de Leda llegó de nuevo por el altavoz, esta vez un poco desconcertada.
-Desmembramiento de alas vestigiales. Los s'krrr ni siquiera necesitan esas alas, Mika. Ningún daño.
Mika Streev se limpió una fina capa de sudor de la frente. Podía ver a Leda través de la ventana de transpariacero de la cabina de control de la sala de prácticas.
-Daño psicológico, Leda –jadeó-. Los s'krrr usan esas alas para hablar su lengua tradicional. Además, son un objetivo difícil y, por lo tanto, honorable.
La puerta de la sala de prácticas se abrió con un suspiro, y Leda Kyss quedó encuadrada en el marco. Al igual que Mika, llevaba la bandolera roja de un guerrero rabaanita, repleta de insignias al mérito cosidas en ella. A diferencia de Mika, a su bandolera le faltaba el símbolo del más alto honor de Rabaan: el sello del resplandor solar de un artista que ha creado su obra maestra.
Leda se adelantó y señaló el holograma del s'krrr. Alcanzando los 1,7 metros de altura, el insectoide gris parecía una serie de ángulos afilados diseñados para intimidar. Sus grandes ojos negros brillaban fríamente, colocados en lo alto de la cabeza triangular del s'krrr. Un exoesqueleto de cáscara dura cubría incluso su cara, por lo que las emociones de los s'krrr, con su aspecto de mantis, eran inescrutables para todos, salvo para los seres humanos más atentos.
Leda señaló a la criatura de aspecto formidable.
-Vas a luchar un único combate que decidirá el futuro de Rabaan. ¿Cómo puedes hablar de honor y arte en un momento como este?
Mika sonrió.
-¿Qué mejor momento para sacar el tema? ¿Crees que voy a dejar que un pequeño debate político sobre qué especie destruyó la plataforma orbital de quién se interponga en mi camino? Son los burócratas quienes deben decidir eso. Yo, perfecciono mis habilidades. En eso consiste ser un guerrero, ¿no es así?
El rostro de Leda pareció distante de repente.
-Aquí, tal vez. No en todas partes... -murmuró.
-Leda, ¿estás bien? Llevas meses en las nubes. Tal vez pillaste algo en Circarpo IV. No sé por qué te molestaste en salir del planeta, para empezar.
-Para ver lo que hay ahí fuera, Mika. Puede que seas el mejor artista-guerrero de Rabaan, pero hay más vida aparte de los rituales de combate. Hay una gran galaxia ahí fuera, y confía en mí, hay lugares a medio día de salto de desde Rabaan donde no les importa cómo se gana la batalla. Arrasarían un planeta para vencer a una sola persona.
Mika se burló.
-¡Bárbaros! Me sorprende que el Imperio no ponga fin a ese tipo de brutalidad.
Leda frunció el ceño, pero no dijo nada.

***

Ciento ochenta y seis millones de kilómetros más cerca del sol amarillo del sistema Ishanna, el planeta S'krrr recorría su camino de manera constante a través del vacío del espacio. Cuarenta kilómetros de atmósfera resguardaban a los seres vivos de S'krrr de ese vacío. Medio kilómetro de frondoso bosque proporcionaba sombra a las capas superiores del suelo de S'krrr bajo el cálido sol caliente del sistema. Dos metros de duracemento separaban esa capa superior del suelo y el techo de la pequeña cámara subterránea donde Sh'shak de los S'krrr había elegido el mantra de la distancia para su ejercicio de meditación.
También él se preparaba para la batalla. Mientras parte de su mente continuaba con el mantra de la distancia, Sh'shak pensó en los acontecimientos que habían conducido a esta confrontación. Una de las plataformas orbitales rabaanitas había sido destruida en el accidente de una lanzadera (dos metros desde la cabeza de un ser humano hasta sus pies, una cabeza de unos 20 centímetros de altura...), un accidente que los rabaanitas atribuyeron a los s'krrr. Los s'krrr, inocentes, se habían defendido de la acusación, y los ánimos se habían caldeado hasta que la guerra parecía inevitable.
Sh'shak se pasó uno de sus brazos como cuchillas (medio metro desde la punta de la hoja hasta la articulación del codo, medio metro desde la articulación del codo hasta el enlace abdominal...) a lo largo de la cresta de la frente con un movimiento suave. Afortunadamente, Rabaan y S'krrr habían aprendido hacía mucho tiempo a resolver sus conflictos de una manera civilizada. Cuando no podían encontrarse soluciones políticas, cada planeta elegía un campeón. Los dos guerreros se encontraban en terreno neutral; un pequeño planetoide estéril llamado Luna de Combate. Sólo un guerrero volvía de esos encuentros, y su planeta era declarado ganador de la disputa.
Sh'shak pulsó un botón en una consola cercana y solicitó una visualización anatómica de la estructura del cuerpo humano. Estaba revisando la variedad de objetivos disponibles para él. Lo hizo con mucha calma. No sentía rencor hacia los seres humanos en general, y ciertamente ninguno hacia los rabaanitas, por quienes sentía gran estima. Sin embargo, Se había convocado el Combate, y él, Sh'shak de la casta guerrera, había sido elegido. Iría a la Luna de Combate y mataría al rabaanita que encontraría allí. Y si, como Sh'shak esperaba, el guerrero humano resultaba digno, Sh'shak compondría una breve canción para él en el canto de las alas.
Con el mero pensamiento del canto de las alas, las pequeñas alas vestigiales de Sh'shak se agitaron, frotándose una contra otra en un suave s'krrrrrrr que se había convertido en el nombre en básico de la especie. Milenios de actividad interplanetaria habían convencido a los s'krrr para adoptar el básico en la mayoría de las comunicaciones. Pero todavía mantenían su lenguaje del canto de las alas, mucho más difícil -y mucho más hermoso- para fines ceremoniales y artísticos.
Perdido en el sonido del canto de las alas, Sh'shak cambió del mantra de la distancia al mantra del equilibrio, mientras sus alas continuaban murmurando.

***

El suave murmullo en la sala de conferencias del destructor estelar Coacción se silenció cuando el gobernador Klime entró en la habitación. Los oficiales imperiales sentados alrededor de la mesa le llamaban "gobernador" en deferencia a su nuevo cargo como jefe supremo del sistema Ishanna y los sistemas circundantes, pero en sus mentes todavía era el general Klime, el táctico brutal que había logrado que una docena de mundos se arrodillasen ante el Imperio.
Los oficiales más cortos de mente se preguntaban por qué Klime había accedido a abandonar el ejército para asumir un puesto civil. Aquellos con mentes más ágiles sabían, al igual que Klime, que en estos días de la rebelión el ejército ya no ofrecía la suficiente flexibilidad para los más ambiciosos. Como gobernador, Klime todavía podía usar al ejército para intimidar a los planetas débiles y, en el caso de planetas fuertes como Rabaan y S'krrr, apoyarse en métodos más sutiles para conseguir lo que quería.
-Informe.
Un asistente se cuadró.
-A pesar de los continuos rumores, hemos sido incapaces de encontrar una base rebelde en ninguna parte del sistema Ishanna. Inteligencia duda de la fiabilidad de los rumores. Nuestro hombre en Rabaan nos dice que los s'krrr y los rabaanitas han acordado un combate ritual.
-¿Está nuestro hombre en posición?
-No, señor. No logró posicionarse correctamente. Está esperando sus instrucciones.
-¿Lugar y fecha del combate?
-La única luna de Rabaan, conocida como Luna de Combate. Coordenadas...
-Si la luna está en órbita rabaanita -gruñó Klime-, nuestras naves pueden ser detectadas.
-N-no, señor -balbuceó el asesor-. Tanto los rabaanitas y como los s'krrr están notoriamente poco interesados en el tráfico y los viajes espaciales. Además, los Combates tradicionalmente tienen lugar en el apogeo de la luna, cuando está demasiado alejada para que los sensores de cualquiera de los planetas obtengan lecturas claras.
Klime juntó las manos, formando una cúpula con los dedos.
-Continúe.
-Sí, señor. Los dos combatientes serán depositados en la superficie en lugares aleatorios. Entonces se... darán caza entre ellos. Fecha: Dentro de dos días locales, a las 18:00.
Klime sonrió cruelmente, y aplastó la cúpula de sus manos en dos apretados puños.
-Comandante Glave.
-¡Señor! -El comando imperial se puso en pie de un salto, mirando al frente con los pequeños ojos de su rostro grabado con marcas de viruela como valles y lleno de cicatrices. Cualquier otro que demostrase un celo como el suyo habría sido llamado lamebotas, pero Glave inspiraba el tipo de terror que impedía tal desprecio. Veterano de 30 conflictos a pequeña y gran escala, el comandante Glave nunca había perdido una batalla. En un tiroteo en Kestos Menor, el casco de Glave quedó destrozado por un disparo de pistola a quemarropa, clavando fragmentos de dura-blindaje en su rostro. Ignorando el dolor, Glave contuvo él sólo a todo un pelotón de rebeldes hasta que llegaron los blindados AT-AT.
El gobernador Klime miró a esa máquina de matar como un soldado que admiraba un bláster recién cargado.
-Reúna a sus hombres, comandante. Y llame también a nuestro informante local. Cuando esos dos lugareños lleguen a esa Luna de Combate, quiero su equipo listo y esperando.

***

-¡Mika, estoy esperando! -Leda golpeó la puerta-. ¡Mika!
-Hola. -Leda se volvió cuando la voz le susurró al oído. Instintivamente, sacó su daga y atacó con ella. Mika le agarró la muñeca con facilidad y le dio un rápido beso en los labios. La joven soltó su mano y guardó la hoja.
-¡No vuelvas a hacer eso! -gritó Leda-. -¡Podría haberte herido!
Mika se encogió de hombros.
-Sólo quería ver qué tal andabas de reflejos. Muy bien. Pero no deberías dejar que la gente te sorprenda así.
Leda gruñó y se dirigió hacia la puerta.
-La mayoría de las personas no parece flotar al caminar, como tú, Mika. Vamos. ¡Y no me beses en público!
Mika sonrió ante la timidez de Leda. Esa prohibición raabanita de las manifestaciones públicas de afecto entre los no-prometidos ya estaba pasada de moda. Pero ya que Mika no había podido ofrecerle su Promesa, en realidad no podía quejarse de su mojigatería. Sospechaba que era sólo su manera de decirle que era mejor que actuase pronto.
La puerta se abrió y caminó por la Arcada, la larga sala principal del Gimnasio. El Gimnasio comprendía cinco manzanas enteras del centro de Ban Belos, la capital de Rabaan. El complejo de varios niveles servía como vivienda, centro de formación y arena de competición para los mejores guerreros de Rabaan. La flor y nata, como Mika, disponía de suites personales y estudios privados de formación justo fuera de la Arcada. Era el lugar más prestigioso del planeta.
En las horas previas a la partida de Mika al Combate, la seguridad del Gimnasio había prohibido el acceso a la Arcada a todos salvo a los residentes. Conforme Mika y Leda pasaban junto a las grandes columnas de piedra, sus pasos resonaban en el espacio vacío.
-Es como un pueblo fantasma -dijo Leda-. Hablé demasiado pronto.
Acercándose hacia ellos por el pasillo venía un hombre muy alto; tan alto que tuvo que agacharse bajo un arco para evitar golpear una viga decorativa de piedra con su cabeza de cabello oscuro. Su bandolera roja colgaba perezosamente a través de su cuerpo desgarbado, pero el sello del resplandor solar había sido pulido para que brillase descaradamente.
-Mika Streev -dijo el hombre alto, a través de una tensa sonrisa-. ¿Ha llegado ya el momento?
-Hola, Andos -dijo Mika-. Leda, ya conoces a Andos, ¿no? Mi vecino... con el segundo mejor apartamento de la Arcada.
La sonrisa no desapareció del rostro de Andos.
-Me habrían dado el tuyo, Mika, pero tuvieron que reservarlo para alguien de menor estatura. -Se volvió hacia Leda-. Encantado de conocerte.
Leda asintió con la cabeza.
-Te reconozco de los Juegos, por supuesto.
Andos bostezó.
-Sí, sí, mi nombre se ha hecho famoso desde que perdí ante Mika en la final por el derecho a defender Rabaan. Todos los adolescentes del planeta me consideran ahora “ese otro competidor”. Bueno, bueno, dicen que las cosas siempre son para bien. Buena suerte contra el cabeza-concha, Mika.
Les ofreció de nuevo su tensa sonrisa, y pasó de largo, con sus largas piernas alejándole ágilmente por la Arcada.
Leda le observó alejarse.
-Esa es una amarga tierra en la que plantar una mala semilla.
Mika se encogió de hombros.
-Envidia, eso es todo. Es difícil ser el segundo mejor en algo. Creo que Andos tenía su corazón puesto en poder defender Rabaan esta vez.
Llegaron a la entrada de la Arcada, una antigua puerta de madera, supuestamente la puerta original del antiguo Gimnasio en tiempos remotos. Más allá, se oía un murmullo bajo y constante.
Leda hizo una pausa y respiró hondo.
-¿Estás listo? -Mika asintió-. Por favor, no montes una escena. Tenemos cosas más importantes que hacer.
Mika volvió a asentir.
La puerta se abrió con un fuerte crujido, y los dos humanos fueron agredidos por una tormenta de luz y el ruido. Sonaron vítores desde la multitud que había esperado horas para poder ver a Mika Streev, el campeón de Rabaan.
-¡Mika! ¡Mika!
-¡A por ellos, hijo!
-¡Contamos contigo, Mika!
Mika sonrió ampliamente y devolvió el saludo a la multitud. Al avanzar, la masa de gente se separó hacia los lados como aguas abriéndose, despejando el camino hacia la lanzadera que le esperaba. Canosos ancianos rabaanitas, niñas enamoradas de su ídolo, y jóvenes que soñaban con la gloria, todos extendían sus manos para tocarle el hombro o el brazo. "Estuve así de cerca de Mika Streev", contarían a sus nietos.
Leda le seguía un paso atrás con un gesto sombrío en la frente. Los miembros de los equipos de holonoticias captaban cada sonrisa radiante, cada guiño, cada risa, en las lentes de sus holo-cámaras del tamaño de la palma de una mano, y transmitían las imágenes por todo el globo. Rabaan enviaba a su guerrero estrella para defender el honor del planeta, y la prensa lo estaba devorando. En la lanzadera, Mika se volvió y levantó las manos, y la multitud estalló de nuevo. Cientos de lentes reflejaron su imagen mientras Leda tiraba de la manga de Mika y señalaba hacia la lanzadera, y miles de millones de holos alrededor del planeta copiaron el gesto inocente de Mika al encogerse de hombros y volverse de nuevo hacia sus admiradores.
La partida de la lanzadera se retrasó media hora, mientras Mika disfrutaba de su adoración.
Finalmente, Leda arrastró a Mika al transporte y la puerta automática se cerró y bloqueó con un zumbido. Leda se dejó caer en el asiento del piloto y se cernió sobre sus controles, cargando coordenadas en el ordenador de navegación y pulsando interruptores hasta que los motores del crucero de bolsillo cobraron vida. Después de haber montado las elegantes naves nuevas tan fácilmente disponibles en toda la galaxia, Leda era dolorosamente consciente de lo atrasado que se había quedado Rabaan. Su gente simplemente no estaba interesada en los viajes espaciales, y eso se notaba que su pequeña y ruinosa flota. Sentía como si estuviera pilotando un bote de remos.
El viejo crucero se estremeció cuando los motores repulsores parecieron empujar el planeta lejos de ellos. Después de unos momentos, ascendieron hasta la estratosfera. Con un gesto irritado de sus dedos, Leda activó un obsoleto motor iónico Hoersch-Kessel que lanzó a la reacia nave hacia delante.
Tan pronto como el vetusto crucero de bolsillo se asentó en un patrón de vuelo suave, Leda se volvió hacia Mika.
-Eres repugnante.
-¿Qué? -preguntó inocentemente.
-¿Cómo pudiste hacer eso?
-¿Hacer qu...?
-¡Quedarte ahí sumergido en toda esa gloria como si esto no fuera más que un partido de Balón-buceo Mon Calamari!
Mika parpadeó.
-¿Qué es un Mon Calamari?
-¡Oh, cielos! -Leda dio un puñetazo en el mamparo del crucero-. Es cierto, se me olvidaba. Nunca has estado fuera del planeta. ¡Nunca has visto lo que está pasando ahí fuera! ¡Nunca has pensado en nada más allá que tu próximo trofeo!
Mika había visto a Leda Kyss luchar por su vida. La había visto entrenar 10 horas al día, todos los días durante un año, para ganar su bandolera roja. La había visto llorar de frustración después de perder partidos en los Juegos, y la había visto hacer un agujero en la pared de un puñetazo al enterarse de un falso rumor de que la estaba engañando. Pero nunca antes la había visto tan enojada por algo. Su guerrero interior quería contraatacar, responder a esa agresión con la suya propia. Pero el amante en él no se lo permitió.
-Leda -dijo pacientemente-, no te entiendo. Rabaan ha tenido una casta guerrera por más tiempo del que nadie puede recordad, y tú y yo somos parte de ella. Eso es lo que somos. Eso es lo que hacemos. No sólo yo... Ambos.
Leda apoyó la cabeza entre sus manos.
-Es sólo que a veces me siento tan enojada...
-¿Por qué? Antes no te ocurría, y sé que yo no he cambiado. ¿Qué ha cambiado entonces?
Leda miró hacia arriba. Tenía los ojos húmedos de lágrimas, pero su rostro estaba tenso por la frustración. Al principio Mika pensó que iba dirigida hacia él, pero luego vio que tenía la mirada perdida más allá de él, a través de él, centrada en algo enorme y distante que la enfurecía y la aterrorizaba. Los músculos de su mandíbula estaban furiosamente tensos. Luego liberó esa tensión en un largo suspiro de cansancio.
-Oh, Mika. Hay tanto que me gustaría poder decirte. Confío en ti... pero no puedo.
Mika tocó suavemente su muñeca con unas manos que podían romper huesos con facilidad.
-Leda, ¿te pasó algo fuera del planeta? ¿Alguien te hizo algo...?
-¡Sí! -dijo Leda-. Pero nada malo... a menos que llames algo malo a madurar. Fuera del planeta conocí... a algunas personas, Mika. Me mostraron lo que estaba pasando en la galaxia. Me mostraron... -Su voz se convirtió en un susurro y miró a su alrededor con recelo, como si las curvas mamparas de la vieja nave se inclinaran para espiar-. Me mostraron que el Imperio es malvado.
Se hizo el silencio.
Mika ladeó la cabeza hacia un lado. No sabía qué decir. Leda bien podría haberle dicho que el aire era malvado, o el suelo de Rabaan era malvado. El Imperio era el Imperio; tan básico y fundamental para la vida como el aire o el suelo: a veces benigno, a veces molesto, pero siempre, siempre, fundamental para el orden natural de las cosas.
Al menos él siempre había pensado así, hasta que miró a los ojos a Leda mientras ella le rogaba que lo entendiera.
-El Imperio toma planetas por la fuerza. Destruyen gobiernos. Esclavizan poblaciones enteras...
-¡Ridículo! -resopló Mika-. Si eso sucediera, lo sabríamos...
-¿Cómo? -espetó Leda-. ¿Por las redes de noticias? ¿Quién controla las redes de noticias? ¡El Imperio!
-Sí, pero hay otras formas. Mercaderes. Turistas. Hay una gran cantidad de tráfico cruzando el hiperespacio. Las noticias se propagarían.
-Las noticias se propagan, Mika -dijo Leda-. Los rebeldes se aseguran de eso. Están organizados. Están contraatacando... y últimamente incluso han estado ganando.
-¿Rebeldes? -Mika se echó a reír-. ¿Organizados? ¿Te crees esas tonterías? La Alianza Rebelde no es más que un montón de forraje de bantha difundido por comerciantes chismosos y... -Hizo una pausa.
-¿Turistas? -terminó Leda.
Segura de haber ganado el debate, volvió a sus instrumentos.
Mika estudió a Leda por un momento, la estudió con ojos entrenados para evaluar las habilidades de un oponente digno. Vio un nuevo poder en su vieja amiga, un poder desconocido para él. Había visto a los guerreros ganar confianza conforme dominaban nuevas armas, pero esto era diferente. Leda Kyss no había entrado en una nueva fase de su vida militar. En algún lugar, en el cosmos, había entrado en un mundo más grande.

***

En el lado opuesto de la Luna de Combate, un crucero s'krrr trazaba órbita solitaria alrededor de la superficie gris del satélite. A bordo de la nave, Sh'shak de deslizó a través de la bodega de carga entre las filas de sus compañeros con aspecto de mantis. Nadie de ellos habló. No hubo palabras de despedida en S'krrr, ni buena suerte ni adiós. Sólo hubo el elegante aleteo de las alas de la memoria.
Sh'shak entró en la pequeña cápsula de escape y comprobó rápidamente sus instrumentos. La cápsula estaba diseñada para una sola reentrada atmosférica. Una vez que aterrizase, se convertiría en un montón inútil de cableado fundido y agrietadas entrañas de repulsores.
A continuación, Sh'shak comprobó con calma su única arma: una pica de energía telescópica de dos metros. Los combates entre s'krrr y humanos eran tradicionales y honorables, a la par que violentos. Ambas partes preferían usar armas tradicionales de lucha cuerpo a cuerpo.
Por supuesto, uno puede ser prudente al tiempo que honorable, pensó Sh'shak mientras palmeaba el pequeño bláster de mano escondido en su cinturón. Por último, Sh'shak comprobó el enlace portátil a la red de comunicaciones de su mochila... o más bien, la mitad del enlace que obraba en su poder. El humano tendría la otra mitad. Por separado, cada unidad era inútil. Cuando se instalaban juntos, el dispositivo podría enviar una señal lo suficientemente fuerte como para llegar tanto a Rabaan como a S'krrr, donde cada bando esperaba ansiosamente. La primera palabra triunfante que se dijera en ese canal de la red de comunicaciones enviaría rápidamente naves de rescate hacia la Luna... y anunciaría la victoria. Para los perdedores, sólo habría silencio.
Sh'shak activó un mecanismo y la escotilla se cerró. Sin ceremonia, apretó un interruptor y la cápsula de escape salió de la barriga de su nodriza como un recién nacido de acero saltando hacia sus primeros momentos de vida. A continuación, los ordenadores de a bordo arrancaron, y la cápsula se estabilizó en un vector de aterrizaje. Sh'shak miró por la ventana a la luna que crecía con rapidez. Sabía que, en algún lugar cercano, su oponente humano estaba haciendo lo mismo.

lunes, 27 de mayo de 2013

Droides rebeldes

Droides rebeldes
Thomas Bowling

Felben Cuplatt pulsó con nerviosismo el intercomunicador en el marco de la puerta. Mientras esperaba una respuesta, sus ojos se centraron en las letras negras impresas en la puerta: “Crizby Rumbo, Vicepresidente, Transportes Cosmocarga”. Una voz que sonaba bastante parecida a un gundark iracundo retumbó atronadora por el altavoz del intercomunicador.
-¿Quién es?
Cuplatt quiso escapar y esconderse. Se mordió el labio y permaneció firme en su lugar.
-Soy Cuplatt, señor. Tengo algunas mañas noticias sobre nuestro último envío.
La puerta se abrió deslizándose a un lado y pequeñas nubes de humo apestoso salieron flotando al pasillo. Cuplatt ahogó una tos y se deslizó al interior de la sala. Tras un escritorio se encontraba sentado un hombre grueso y rubicundo. Un cigarro puro, sujeto entre sus dientes amarillentos, era la fuente de todo el humo. Le recordaba a Cuplatt los cutres salones de sabacc que había visitado en sus últimas vacaciones.
El hombre gordo indicó a Cuplatt que se sentara y posó su cigarro sobre el escritorio.
-De acuerdo, Cuplatt, oigámoslo.
-Bueno, señor, otro de nuestros cargueros ha sufrido una emboscada de nuevo. Como los demás, fue abordado por corsarios que decían representar al Imperio. Un cargamento entero de seda llameante rodiana fue confiscado. El capitán del carguero se resistió, pero le pegaron un tiro por causar problemas. El copiloto ha traído la nave de vuelta.
“Señor, este es el tercer envío emboscado en lo que va de ciclo de producción. Los dos últimos no fueron molestados, pero iban escoltados por cazas ala-X. Los corsarios nunca atacan naves con escolta.
“He estado en comunicación con un representante de la Nueva República y ya no pueden proporcionarnos protección. Simpatizan con nuestra situación, pero ya no tienen ni los fondos ni los efectivos para continuar con las escoltas. Están teniendo suficientes problemas sólo para mantener unido su gobierno. Parece que tendremos que valernos por nosotros mismos.
Rumbo extrajo otro cigarro de su escritorio y lo encendió. Las volutas de humo añadieron un toque de fuego y azufre a sus palabras conforme salían de su boca.
-¡No puedo creerlo! ¡La Nueva República no puede permitirse ayudarnos, pero serán los primeros en saltarnos al cuello cuando sea uno de sus envíos el que no consiga llegar a su destino!
Cuplatt reflexionó por un instante.
-Bueno, podríamos emplear nuestras propias escoltas para proteger los cargueros.
Rumbo agitó su papada.
-No. Eso sería demasiado costoso. Además, no quiero simplemente asustar a esa escoria. Eso les dejaría libres de saltar sobre nosotros en otra ocasión. No, Cuplatt, quiero que se les atrape y se les castigue con todo el peso de la ley. El único modo de atraparles es tender una emboscada a esa escoria cuando estén abordando los cargueros. Podríamos contratar ayuda barata para hacerlo en los mismos muelles. ¡Cuplatt, encárgate de ponerlo en marcha!
-Señor –protestó Cuplatt-, realmente no creo que reclutar mercenarios sea una buena idea.
El rostro de Rumbo se volvió aún más rojo.
-¡Mercenarios no, Cuplatt! ¡"Mercenarios" es una palabra muy fea y no muy buena para las relaciones públicas! ¡Llamémosles marines independientes!

Naves estelares ligeramente usadas de Fizzi

Naves estelares ligeramente usadas de Fizzi
John J. Richardson III

Saludos, caballeros. Por favor, permítanme darles la bienvenida a Trevi. Me llamo Fiz Cor’gril, pero pueden llamarme Fizzi si así lo desean. Soy el propietario de este establecimiento que se dedica a la venta de naves estelares ligeramente usadas. Han demostrado un afilado sentido de los negocios al elegir este concesionario. Parece que tengan un órgano sensorial para detectar las gangas. Estoy completamente seguro de que serán capaces de encontrar un transporte adecuado para cualquier necesidad que requieran. Y todos están a precios bastante razonables. Por favor, síganme por aquí.
Aquí tenemos el Fortaleza de Karbarr. Este HT-2200 de la Corporación de Ingeniería Corelliana es ideal para salvaguardar esos cargamentos de gran tamaño y naturaleza variada. Tiene una capacidad de carga de 800 toneladas métricas divididas en cuatro bodegas de carga separadas. Cada bodega tiene la capacidad de soportar una gran variedad de condiciones ambientales, pudiendo de ese modo diversificar los cargamentos en un solo viaje y aumentar los beneficios. El casco del HT-2200 está compuesto, de serie, por chapas de trimantio, pero esta nave en particular tiene instalado un blindaje adicional, haciéndola poco menos que indestructible. Por si eso no fuera suficiente protección, esta nave ha sido equipada con escudos adicionales. Estoy seguro de que ustedes y sus cargamentos estarán perfectamente protegidos.
El motor subluz original ha sido sustituido por el motor iónico Boav SoroSuub, más rápido. E incluso con todas esas modificaciones, aún lleva un cañón de pulso láser para mayor protección todavía. Esta nave también es muy adaptable a cualquier modificación adicional que quieran efectuarle. Sí, esta nave ciertamente soportará cualquier castigo que le llegue. Me gustaría ver al corsario capaz de hacerle un agujero.
¿De modo que están más interesados en realizar sus propias modificaciones? Son realmente manitas, ¿eh? Entonces el Saltador del Crespúsculo es un perfecto ejemplo de carguero básico clase 720 de Industrias Ghtroc. Su diseño duradero se ha vuelto popular en los territorios del Borde Exterior. Tiene una capacidad de carga de 135 toneladas métricas. Viene sin ninguna modificación instalada, casi como recién salido de fábrica. Fácilmente podrían instalar un arma aquí o tal vez un escudo allá con los créditos que se ahorrarían. Está a precio de auténtica ganga.
Este carguero corto lantilliano, llamado Camino del Cortador, está en condiciones excepcionales. El anterior propietario decidió comenzar la conversión de yate de placer a carguero, mejorando los motores iónicos, el hipermotor y los escudos. La nave está capacitada para funcionar como yate de lujo, añadiendo algunas comodidades, o puede usarse como carguero. De ser necesario, la nave puede pasar fácilmente por cualquiera de las dos cosas. Está defendida por dos juegos de cañones láser montados en torretas. La capacidad de carga de 80 toneladas métricas puede aumentarse o disminuirse según se desee. La característica más única de esta nave es un dispositivo conocido como emisor de flujo de potencia. Ha sido cableado a los escudos y los cañones y puede usarse para aumentar la potencia de cualquier sistema más allá de sus especificaciones actuales. De este modo, se puede obtener mayor rendimiento donde y cuando sea necesario. Bastante ingenioso.
Pero si es armamento lo que buscan, pasen por aquí, por favor. El Asesino de Tormentas, este carguero ligero corelliano YT-1300 modificado, está bastante bien armado. Su arma ventral es un cañón láser pesado Tomral Arakyd modificado, montado en torreta, con potencia aumentada para producir mayores daños. El arma de la torreta dorsal es un impresionante turboláser Incom W-34t. Debido a las restricciones imperiales, no es probable que encuentre un arma semejante en una nave de este tamaño. ¿No es suficiente? Para potencia de fuego adicional, esta nave está equipada con un lanzatorpedos de protones Arakyd Hi-fex. Si necesita municiones para ese dispositivo, tal vez pueda conseguirle un arreglo para que las obtenga. Además, hay un par de cañones bláster ligeros Taim y Bak Kd-3 retráctiles, preparados para dispararse desde la cabina, por si se enfrentan con... ah, ¿cómo les diría?... problemas en tierra. La nave también ha sido equipada con escudos e impulsores laterales para obtener ventaja adicional en combate. Dudo que muchos quieran enfrentarse a ustedes e intentarles arrebatarles su carga en una nave de combate como esta.
Este carguero Gymsnor-3 de CorelliSpace es una elección robusta. El Corredor Pícaro tiene 75 toneladas métricas de capacidad de carga. Tiene escudos mejorados e impulsores laterales, y uno de los hipermotores más rápidos disponibles comercialmente en la galaxia. Está protegido por un cañón bláster pesado montado en una torreta. No es una de las naves más elegantes de las que dispongo actualmente, pero es mucho mejor que cualquier carguero de modelo  estándar y debería servir para cualquier trabajo con elevada competencia.
El Estrella Náutica es un exquisito ejemplo de construcción artesanal mon calamari. Como puede que sepan, cada nave mon calamari es una obra de arte única. Este carguero en particular no es una excepción. Bellamente manufacturado, ha sido modificado para acomodar pilotos de otras especies, incluidos humanos. Tiene una capacidad de carga de 75 toneladas métricas y está equipado con escudos e incluso con escudos de reserva en caso de que se pierdan los escudos principales. ¡Semejante lujo se encuentra habitualmente en los grandes cruceros mon calamari de la flota rebelde! Hay cañones láser gemelos montados en torretas, con control de fuego, en beneficio de una defensa adicional.
Esta nave es, como sus creadores, multi-ambiental, permitiéndole viajar bajo la superficie de océanos planetarios. Está especialmente diseñada para contrarrestar tanto el vacío del espacio como las presiones de las profundidades oceánicas. Esto es bastante práctico, y les ofrece una ventaja en viajes a mundos acuáticos, como el propio Calamari. Un hallazgo bastante inusual que tengo el honor de mostrar aquí en mi modesta exposición.
El Estrella Salvaje es realmente una de las naves más rápidas que encontrarán. Diseñado originalmente como yate estelar, el Explorador X-Profundo se ha vuelto popular entre los exploradores, que han convertido esta clase de nave estelar para la exploración del espacio profundo. Está equipado con dos hipermotores, convirtiéndolo en una de las naves más rápidas de la galaxia. Los motores iónicos originales ya rivalizaban con los que se pueden encontrar en cazas estelares. Pero sus motores han sido reemplazados por un motor iónico Boshaa-C’hi. Es más, ¡mi mecánico ha conseguido que ofrezca un rendimiento por encima de sus magníficas especificaciones! Dejarán a sus adversarios en una cegadora estela de polvo ionizado.

viernes, 24 de mayo de 2013

Matar dragones (y II)


-¡Por fin! ¡Pensé que no iba a terminar nunca! -dijo Boo mientras recibían la señal de que la última de las abrazaderas de enlace había asegurado el contenedor de carga en el transporte de la barcaza-. Kuat, al habla el transporte DeDé -dijo, silenciando el último tema prohibido por el Imperio de Billi B y la Banda del Paraíso y llamando a la estación-. Estoy enlazado a la barcaza, y me gustaría comprobar la carga antes de irme.
-Adelante, DeDé.
-Está bien, Deen -dijo Boo mientras cortaba la comunicación-. Es toda nuestra. Echemos un vistazo rápido y desaparezcamos antes de que aparezca la verdadera barcaza de transporte DeDé.
Deen entró en la esclusa de aire que conectaba la compuerta de acceso al contenedor de carga.
-¿El generador está bien? -preguntó Boo mientras Deen entraba en la bodega.
-El generador es enorme; realmente no querrás que me pase dos días inspeccionando... Espera un...
-¿Qué?
-He visto moverse algo...
-¡Hola, Deen! -dijo Shannon, apareciendo a la vista-. ¿Es este el generador que querías?
-¡Shannon!
-¿Quién es esta niña? -preguntó Boo.
-Mi prima... Shannon, ¿sabe tu madre que estás aquí?
-Por supuesto que no. Será mejor que nos pongamos en marcha.
-¿Nos pongamos? -dijo Deen-. ¿Qué quieres decir con “nos pongamos”?
-Me uno a la rebelión -respondió ella, arrastrando su ordenador portátil-. Ahora vamos, tenemos que irnos.
-Absolutamente no -dijo Deen-. Tú te vuelves directamente a tu casa.
-¿Cómo? -dijo Boo-. El muelle ha sido despresurizado, y no me emociona demasiado la idea de volver a llamar a los técnicos, hacer que nos desenlacen y vuelvan a presurizar el muelle, explicar el asunto de la niña a los de Seguridad y, a continuación, esperar a que nos enlacen de nuevo. No me gusta nada tener que arrastrar a una pobre niña al peligro, pero no tenemos otra opción. Tendrá que venir con nosotros.
-Tiene razón -dijo Shannon, subiendo a la cabina del transporte-. ¡Cerrad las escotillas y en marcha!
-Pero... -comenzó a decir Deen.
-El transporte imperial estará aquí en... menos de 30 minutos -dijo Shannon, comprobando su crono-. Establece nuestras coordenadas de hiperespacio, camarada -dijo a Boo.
-Me llamo Boo. Ahora guarda silencio, niña, tengo que hablar con la gente de tu madre.
Shannon asintió. Deen estaba en shock.
-Kuat, aquí la barcaza de transporte DeDé. Mi carga está asegurada y estoy listo para partir.
-Afirmativo, transporte DeDé -dijo el controlador-. Puede salir del puerto en cuanto esté listo, gracias por elegir Ingeniería Kuat y tenga cuidado con los drones de reparación al salir.
-No hay problema, Kuat -dijo Boo-, y gracias por todo. -Comenzó a pilotar la barcaza alejándose del muelle-. Esto es casi demasiado fácil –dijo-. Deen, tu tía es la mejor...
-¿Qué ha tenido que ver ella con esto? -preguntó Shannon-. ¡Yo lo organicé todo!
-¿Qué quieres decir con que tú lo organizaste? -preguntó Deen.
-Mamá estaba demasiado asustada para ayudaros; ya lo sabías, Deen -dijo Shannon-. Así que cambié la hora de recogida.
-Y la tía Nell...
-No sabe nada.
Boo estaba asombrado.
-¿La niña organizó esto? Estoy impresionado. Tienes una gran prima, Deen. Aunque habría estado bien si hubiera conseguido que los técnicos llegasen aquí antes.
-Lo siento, Boo, yo, uh, como que me olvidé de cambiar sus órdenes -dijo Shannon-. ¿Cuánto tiempo falta para que podamos saltar?
-Acabamos de superar el alcance del rayo tractor... Déjame que pase más allá de esa nave de transporte... ¡Ah, no, no puedo creerlo!
-¿Qué? -preguntó Shannon.
-¿Ver ahí delante? Esa es la verdadera barcaza de transporte 36DD, que viene a recoger el generador.
-¿Estás seguro? -preguntó Deen.
La luz del comunicador brilló.
-Transporte desconocido -dijo el controlador-, vuelva de inmediato al muelle.
Los tres rebeldes se miraron.
-Sigue adelante -dijo Deen.
-Repito -dijo el controlador-, transporte desconocido, regrese con su barcaza al muelle y no saldrá perjudicado.
-Sí, claro -murmuró Boo.
La nave de transporte imperial se posicionó entre los rebeldes y la salida al espacio.
-¡Rodéala! -dijo Shannon.
-¿Cómo? -dijo Boo-. El Largo Viaje no es ningún caza de combate: enlazado a una barcaza cargada, se mueve como un hutt borracho...
-¿Cuál es su tolerancia de escudos? -preguntó Deen, señalando por la ventanilla al exterior, donde al menos una docena de cazas TIE convergían sobre ellos.
-Oh, qué bonito -dijo Boo-. Ya sabía yo que esto era demasiado fácil.
La luz del comunicador parpadeó de nuevo.
-Transporte no identificado -dijo una voz femenina familiar-, al habla la Controladora Jefe Voorson con su última advertencia. Invierta su rumbo y regrese al muelle 42, o nuestras fuerzas de seguridad abrirán fuego.
-Genial -murmuró Boo-. Deen, ponte a manejar los cañones. Apunta a cualquier cosa que se interponga entre nosotros y la libertad.
-Espera -dijo Deen-, tengo una idea... Shannon, sígueme la corriente -dijo, activando el panel de comunicaciones-. Controladora Voorson –dijo-, suspendan el ataque. Tenemos a su hija. -Le dio un codazo a Shannon.
-¡Mamá, mamá, soy yo! ¡No disparéis! -dijo ella.
El panel de comunicaciones quedó en silencio.
-¿Crees que eso les detendrá? -preguntó Shannon.
Disparos láser rebotaron en los escudos del transporte.
-Ahí tienes tu respuesta -dijo Boo-. ¡Toma los cañones, Deen!
Deen pulsó los botones de disparo. Los pequeños turboláseres lograron golpear a dos TIEs que se acercaban, y tres más quedaron inutilizados por los escombros. Deen siguió disparando.
-Transporte rebelde -dijo Nell Voorson, con la voz afectada por el pánico-, dé media vuelta ahora. Seguridad no le permitirá escapar.
-¡No estamos pidiendo permiso! -gritó Boo, sin dejar de abrirse camino hacia adelante. El panel solar de in TIE rozó sus escudos; el TIE salió volando sin control, chocando con uno de sus compañeros.
-Boo, vamos a quedarnos sin escudos en cualquier momento -dijo Deen, todavía disparando a sus atacantes.
-Barcaza de transporte rebelde -dijo Nell Voorson-, esto no tiene sentido. Deténgase ahora o serán destruidos...
-¡Lo siento, tía, no hay vuelta atrás! -dijo Boo.
-Transporte... ¡Deen! –suplicó Nell-. Deen, piensa en lo que estás haciendo... piensa en Shannon... ¡Seguridad no va a escucharme! –gritó-. ¡No van a dejar que os vayáis!
-Lo siento, tía Nell -comenzó a decir Deen.
-¡Cuidado con los TIEs! -advirtió Boo; el flujo de diminutos cazas continuaba vertiéndose sobre ellos.
-¡Vamos a chocar contra ese transporte! –exclamó Shannon mientras la barcaza imperial 36DD se alzaba ante ellos.
-No si ellos son más inteligentes que nosotros -dijo Boo.
Deen se mordió el labio y Shannon se cubrió los ojos mientras los transportes se acercaban.
La voz de Nell Voorson continuaba pidiendo cordura por el panel de comunicaciones.
Una gota de sudor recorrió el rostro de Boo.
-No creo que ellos vayan a...
En el último momento, el transporte imperial se deslizo por debajo del Largo Viaje. Sus escudos se rozaron, temblaron y se derrumbaron mientras pasaban a toda velocidad junto a la otra nave, hacia el espacio despejado. Cuatro rayos láser de cuatro TIEs diferentes pasaron de largo junto al Largo Viaje mientras Boo tiraba de las palancas de salto; los tres rebeldes contuvieron la respiración cuando las líneas estelares se fusionaron en el borrón del hiperespacio.
-¿Estamos a salvo, Boo? ¿Estamos a salvo? -preguntó Shannon.
-Depende de dos cosas -dijo Boo-. En primer lugar, de si tu madre llamó a Venir o Renegg pidiendo Interdictores...
-Y de si no chocamos con nadie -finalizó Deen.
Shannon se deslizó en el regazo de su primo y apoyó la cabeza en su hombro. Los tres rebeldes permanecieron tensos, en silencio, esperando bien una colisión letal o ser sacados del hiperespacio para caer bajo custodia imperial.
Pasaron unos minutos eternos. Shannon se dio cuenta de que, tanto si vivía como si moría, ya no volvería a ver de nuevo a sus padres; se puso a llorar. Deen la abrazó, secándole las lágrimas y meciéndola.
-Hey -dijo Boo en voz baja-, ya han pasado 30 minutos. Estamos a salvo.
-¿Hemos escapado? -dijo Shannon.
Boo asintió.
-Libres y a salvo, niña. Bienvenida a la Alianza.
-Cosita -dijo Deen-, siento haberte metido en esto...
-Yo no -dijo Shannon, con una gran sonrisa-. Venga, vamos, Deen... Vayamos a matar algunos dragones...

jueves, 23 de mayo de 2013

Matar dragones (I)

Matar dragones
Angela Phillips

Código de acceso incorrecto - Acceso denegado...
Código de acceso incorrecto - Acceso denegado...
Código de acceso incorrecto - Acceso denegado...
Una columna de humo al otro extremo del cañón anunciaba la cercanía del dragón. Veni se acercó a su hermana mayor mientras Vici activaba su sable de luz.
Código de acceso incorrecto - Acceso denegado...
Código de acceso incorrecto - Acceso denegado...

Veni se estremeció ante el sonido de 20 poderosas patas de reptil golpeando el suelo para acercarse a él en mortal sincronización. Pero Vici no tenía miedo. Aunque sólo tenía 16 años de edad, poseía el gran poder de la Fuerza en sus manos firmes. El dragón se acercó más.
¡Bip! Acceso concedido...

Shannon Voorson dejó a un lado la plataforma de historias y se volvió hacia el monitor.
-Por fin -murmuró. Este código había tardado en descifrarse más tiempo de lo habitual. Sin embargo, reflexionó, cualquier código que un ordenador pueda generar, otro puede imitarlo. Primera Ley del Pirateo Informático. Ahora, se dijo, veamos si hemos encontrado algo interesante...
-Oh, qué asco -suspiró al ver el contenido del archivo en el que había entrado: un registro de seis nuevos Destructores Estelares a punto de finalizar su construcción en los cercanos Astilleros de Propulsores Kuat. Qué nombres tan estúpidos tienen, pensó: el Impenetrable, el Penetrador, el Inflexible, el Indomable, el Inexorable, y el Exterminador. Si yo tuviera que bautizar Destructores Estelares, pensó, les daría nombres como el Mano de Hierro, el Raptor, o el Titania. Sin embargo, ¿qué se puede esperar de personas con tan poca imaginación que dejan que los ordenadores generen sus códigos de acceso?
Shannon oyó voces a través de las delgadas paredes prefabricadas de su habitación; alguien había entrado en el apartamento, y sus padres estaban saludando al visitante. Decidiendo investigar, guardó los archivos de los Destructores Estelares con la contraseña "nombrestontos" y cerró el programa de códigos de su ordenador.
Los miembros de la familia Voorson habían sido técnicos en el Puerto de Carga de Kuat durante generaciones. La mayoría de ellos habían pasado toda su vida en la estación; nacieron en el Centro de Salud de la compañía, fueron educados en la escuela de la compañía, fueron aprendices y luego contratados en los Servicios de Apoyo del Puerto de Kuat. Se casaron con compañeros de trabajo, formaron sus familias en viviendas de la compañía, y rara vez salieron de la estación, aunque sólo fuera para ir al propio planeta Kuat.
No había ninguna razón para salir; las tiendas de la compañía en la estación proporcionaban todo lo que necesitaban, los salarios y beneficios para los trabajadores del PCK estaban entre los mejores del sistema, y tenían el orgullo y la satisfacción de saber que, como miembros del conglomerado Ingeniería Kuat, estaban ayudando a construir las mejores naves de la galaxia. Aún así, de vez en cuando un Voorson miraba más allá de las cómodas paredes de un apartamento de la estación para ver lo que el resto de los miles de millares de mundos tenían que ofrecer. El primo de Shannon, Deen, era uno de estos Voorsons errantes.
-¡Deen! -chilló emocionada al ver al joven abrazando a su padre-. ¡Oh, Deen, eres tú! ¡Por fin estás aquí! ¿Dónde has estado? ¿Qué has estado haciendo? -Shannon saltó sobre el invitado.
Su primo se volvió a atraparla.
-¡Hey, Cosita, te he echado de menos! ¡Uf! -gruñó, mientras trataba de levantarla del suelo-. Has crecido, Cosita. ¡Deja que te mire! Estás ya tan alta, y tu cabello está tan largo... ¡Cuando me fui eras un bebé, con trenzas que sólo te llegaban a las orejas, y la tía Nell te hacía dormir con un pañuelo puesto para evitar que por la mañana aparecieran de punta!
Nell Voorson asintió y sonrió con ironía.
-Ahora tengo que evitar que se muerda los extremos.
-Oh, Deen -dijo Shannon- te he echado tanto de menos... ¡Ven a ver mi habitación! ¡Todo es diferente ahora, y tengo mi propio ordenador y todo! -Tiró de su mano.
Deen sonrió con indulgencia a la niña.
-Yo también te he echado de menos, Cosita, pero ¿no crees que tus padres también quieren hablar conmigo?
-Oh, ve con ella, Deen -dijo Nell-. Podéis hablar mientras Johan y yo preparamos la cena.

***

-No puedo creer que estés aquí -dijo Shannon, saltando arriba y abajo en el centro de la habitación-. ¡Ya han pasado cuatro años enteros! ¿Qué has estado haciendo?
-Matar dragones.
Shannon se echó a reír.
-¡No, Deen, en serio!
-¡En serio! Bueno, más o menos. Ayudando a matar dragones artificiales... He estado trabajando como técnico. -Se sentó al lado del ordenador de Shannon.
-¿Dónde?
-Oh, en diferentes lugares -dijo. Sus ojos oscuros vagaron por la habitación-. ¿Sigues leyendo esas viejas historias que te dio la abuela? -preguntó cuando vio la plataforma de historias sobre su ordenador.
-Sí -dijo Shannon-, aunque Madre dice que debería dejarlas pasar, como las muñecas.
-No veo muchas muñecas por aquí -dijo Deen.
-Si. Ahora me gustan los ordenadores. Soy una hacker. Puedo hackear cualquier cosa.
-¿Cualquier cosa? -preguntó Deen, riendo.
-Cualquier cosa. Entonces, ¿para quién trabajas? ¿Qué tipo de trabajo haces? ¿Te pagan mucho? ¿Arreglas droides, o naves, o qué?
-¡Hey -dijo Deen-, una pregunta cada vez! Trabajo para unos amigos que hice, después de irme de aquí. Son buenos amigos. Yo no me pagan mucho, pero me gusta lo que estoy haciendo. Sobre todo trabajo en naves...
-¿De qué tipo?
-Pequeñas naves estelares, en su mayoría, pero algunas más grandes, y cualquier otra cosa que mis amigos necesiten arreglar. Tengo que ser flexible.
-¿Cuál es la cosa más difícil que has tenido que arreglar?
Deen hizo una pausa.
-Bueno -dijo, mirando a la puerta cerrada del dormitorio-, hace unos meses, tuve que adaptar algunos aerodeslizadores para que funcionasen a 20 grados bajo cero...
-¿Y funcionaron?
-Bastante bien... Eso es Vici de Alderaan, ¿verdad? -preguntó, señalando la plataforma de historias sobre el ordenador.
-Sí, sigue siendo mi favorita. Vici es tan valiente.
-Alguien que posee la Fuerza no debe temer -murmuró Deen.
-Eso es lo que el abuelo de Vici le decía. Dime -preguntó Shannon-, ¿tuviste la oportunidad de visitar Alderaan? Antes de...
Deen negó con la cabeza.
-No, nunca lo hice. Me gustaría haber podido. Pero nunca tuve la oportunidad.
-No es justo -dijo Shannon, sentándose en el suelo.
-¿Que nunca pudiera ir a Alderaan? -le preguntó su primo.
-Que lo hicieran estallar. Estúpido Imperio. ¿Por qué lo hicieron? La abuela siempre decía que Alderaan era un planeta de paz y belleza. No había armas allí. ¿Por qué lo hicieron?
-Por eso -dijo Deen, señalando.
-¿Por mi plataforma de historias?
-Por esa historia -dijo Deen-. Esa historia, y otras similares. Las historias de Alderaan eran más peligrosas para el Emperador que cualquier arma.
-¿Cómo puede una historia ser más peligrosa que un arma? -preguntó Shannon.
-Por las ideas que contienen. En Alderaan, la gente todavía creía en la Fuerza. En Alderaan, la gente recordaba a los Caballeros Jedi y a la Antigua República. Los habitantes de Alderaan recordaban cómo eran las cosas en la galaxia antes de la llegada del Imperio, antes de los días de odio y miedo. Y sus historias, bibliotecas y universidades contenían todas las ideas que pueden destruir al Emperador: que el amor es más fuerte que el odio, que la gente es más fuerte que las armas, que combinadas entre sí las personas de esta galaxia poseen una fuerza contra la que el Emperador nunca podría oponerse.
Los ojos de Deen brillaban.
-¿Así que el Emperador -dijo Shannon- destruyó Alderaan para destruir todas esas ideas?
-Lo intentó -dijo Deen-, pero no tuvo éxito. Nunca podrá tener éxito. El único modo del que podría controlar todas las ideas de la galaxia sería matar o esclavizar a todos los seres de la galaxia, y eso es imposible. No puede ganar. Cuantos más crímenes que cometa, más gente se pondrá en pie para luchar contra él...
-Deen -preguntó Shannon-, ¿eres un rebelde?
Deen se llevó una mano a la boca.
-No pasa nada -agregó Shannon-, no se lo diré a nadie. Ni siquiera a mamá y papá. Mira -dijo, encendiendo el ordenador-, mira lo que encontré hoy. Justo antes de que llegaras. Te daré una copia si quieres...
-¿Cómo accediste a esto? -preguntó Deen, mirando la lista de Destructores Estelares-. ¿Tienes alguna idea...?
-Es fácil piratear los archivos imperiales, tienen contraseñas generadas por ordenador. Yo me invento mis propios códigos. Generalmente nombres de animales, como “nerf” o “bhillen”, o incluso “perro”...
-No puedo creerlo -dijo Deen, sin dejar de leer la pantalla de datos-. ¿Sabes lo que puede costarte esto...? ¿Sabes lo que te pasará si alguien te atrapa con esto?
-Nadie ha logrado superar nunca mis códigos -dijo Shannon con orgullo.
-Tal vez nadie ha considerado nunca investigar los archivos de una niña de nueve años -dijo Deen-. Tienes que parar esto... ¡Vas a lograr que te maten!
Shannon se mordió el labio.
-¿Eso significa que no quieres copias de los archivos?
La señora Voorson los llamó a cenar, cortando la respuesta de Deen.

***

Reunidos alrededor de una olla de bhillen guisado, la familia habló de los últimos cuatro años: la educación de Shannon, el ascenso de Nell a supervisora jefe de los muelles del Puerto de Carga de Kuat, el trabajo de Johan y Deen como técnicos... Johan se quejó de los impacientes capitanes de naves que esperaban milagros. Deen contó terribles historias de la lucha contra el calor, el frío, la humedad, el polvo, el hielo, la flora, la fauna y los microbios agresivos, y cualquier otra amenaza a la maquinaria en mundos perdidos que no quiso nombrar.
-¿De verdad encontraste musgo creciendo en las bobinas de refrigeración de las naves? -preguntó Johan.
-Sí -dijo Deen-. Dos horas antes del lanzamiento.
-¿Conseguiste limpiarlas a tiempo?
Deen sonrió.
-Por los pelos.
-La Fuerza te acompañaba -dijo su tío.
Nell frunció el ceño ligeramente.
-Es bueno tenerte en casa, Deen, después de tanto tiempo. Estaba empezando a pensar que nos habías dejado para siempre. Y ahora –dijo-, aquí estás. ¿Estás en problemas, Deen? ¿Necesitas algo?
-Nell -protestó su marido-, ¿acaso el muchacho no puede visitarnos sin un motivo oculto?
Deen miró su plato.
-En realidad -dijo, golpeando la crema con una cuchara-, me preguntaba...
-Ah, aquí viene -dijo Nell.
-Mis amigos -continuó Deen-, con los que trabajo... Han tenido algunos problemas últimamente, han perdido gran cantidad de equipamiento...
-¿Perdido? -preguntó Nell.
-Uh, sí, dañado. Imposible de reparar.
-¿Cómo? -preguntó Johan.
-Bueno... había gran cantidad de asteroides, y... es una larga historia, pero la cuestión es que necesitamos un generador de energía Colonia Clase 23.669, y...
-¿Por qué no os ponéis en contacto con la fábrica, entonces? -preguntó Nell-. Si hacéis el pedido ahora, podríais tener el generador en seis meses o menos, salvo que haya pedidos urgentes de Contratación Imperial.
-Lo necesitamos antes que eso, y hemos escuchado que un generador va a enviarse de aquí a un puesto de avanzada imperial dentro de dos semanas.
-No veo qué tiene que ver eso contigo -dijo Johan.
-Bueno, a ver, tía Nell, tú controlas las estaciones de atraque, y pensamos que si podíamos conseguir un permiso de atraque, podrías deslizar el nuestra barcaza de transporte en lugar de la de los imperiales...
-No puedo creer -dijo Nell- que estés sentado a mi mesa hablando sobre el secuestro de un generador de energía por un valor de 25 millones de créditos como si estuvieras pidiéndome prestado un deslizador.
-Pero tía Nell...
-Estás hablando de robar el generador, ¿no es así?
-Pero... podríamos pagaros...
La boca de Nell se abrió. Johan habló por ella.
-Deen, ¿oyes lo que estás diciendo? Esto no es otra broma más, como aquella vez que pirateaste el sistema de comunicaciones de la escuela con simulacros de evacuación falsos...
-Esto es traición -finalizó Nell-. Deen, no quiero oír ni una palabra más sobre esos que tú llamas tus amigos. Ahora, porque eres mi sobrino, no voy denunciarte y todos vamos a pretender que esta conversación nunca ha tenido lugar. ¿Está perfectamente claro?
La comida terminó en silencio.

***

Shannon no pudo dormir esa noche. Escuchando las voces que salían de la habitación de sus padres, se deslizó hasta su puerta para escuchar.
-¡La Alianza necesita equipos desesperadamente, Nell!
-¿Crees que me importa? Johan, ¿esa Alianza va a alimentar a mi familia o dar a Shannon una educación que pueda sacarla de esta estación?
-Pero el Imperio...
-...Posee este sistema y todo lo que contiene. Incluidos nosotros. Y tienen sus maneras de deshacerse de los traidores. Accidentes. Johan, ¿de verdad crees que fue una coincidencia que tu hermano muriera en ese fallo de reactor menos de una semana después de que reparase la nave de esos rebeldes? Nada merece que juegue con la seguridad de mi familia, Johan, nada. Ni la Alianza, ni Alderaan...
-¿Ni siquiera Deen?
Shannon no se quedó a escuchar la respuesta de su madre.

***

Deen se marchó a la mañana siguiente tras un tenso desayuno en silencio.
-Si cambiáis de opinión... –comenzó él.
-No lo haremos -dijo su tía-. Ahora olvídate del tema.
-Pero si lo hacéis -insistió Deen-, estaré en el sistema durante unos días. Podéis utilizar este comunicador para poneros en contacto conmigo -dijo, dejando caer el dispositivo electrónico portátil en una mesa cerca de la puerta-. Que la Fuerza os acompañe.
-Destruid ese comunicador -dijo Nell en cuanto la puerta se cerró.
-Yo lo haré, mamá -dijo Shannon, agarrando el dispositivo y lanzándose a la unidad recicladora. El aparato dispuso de la basura de la mañana con un crujido satisfactorio... pero el comunicador permaneció oculto en el bolsillo de Shannon.

***

Los Voorsons mayores se comportaban como si Deen nunca hubiera estado allí; si Shannon mencionaba a sus "amigos" o su solicitud de ayuda, la enviaban a su habitación sin discusión.
-¡No lo entiendo! -se dijo en una de esas ocasiones. Como si la estación no mezclase cosas todo el tiempo, pensó. Madre siempre está quejándose de la desaparición de esto o de esto otro.
Errores en la red de la estación; eso es lo que siempre decía. Si ella entregaba a Deen ese generador, todo el mundo pensaría que era simplemente otro error informático...
Saltando fuera de la cama, Shannon encendió su ordenador. Pocos minutos y un algunos pirateos más tarde, tenía la lista de las próximas exportaciones deslizándose por su pantalla. Ahí está, pensó, un generador CC-23669, para ser recogido en el embarcadero 42, a las 14:30 horas, dentro de cinco días. Muy bien, pensó, si cambio la fecha de recogida, Madre seguramente lo notará y nos detendrá. No se puede cambiar el número del muelle tampoco, eso sería un gran lío. Pero si cambiase la hora... ¿Cuánto tiempo se tarda en enlazar un transporte a una barcaza? Papá dice que puede hacerlo en menos de una hora... ¿Dos horas serían suficientes?
Cambió el horario de recogida para las 12:30 y confió en que su madre no se diera cuenta. Luego sacó el comunicador de Deen de debajo de la almohada.

***

-¿Quién eres? -preguntó la guardia de seguridad.
Shannon tragó saliva y trató de parecer mona e inofensiva.
-Shannon Voorson, señora -dijo.
-Oh, Shannon -dijo la mujer, reconociendo a la niña-, ¿por qué no estás en la escuela todavía? ¿Qué estás haciendo aquí?
Shannon sabía que “estoy huyendo para unirme a la rebelión”, no sería una respuesta popular para esa pregunta.
Afortunadamente, había venido preparada con una mentira.
-Mi papá se olvidó de su almuerzo, así que voy a llevárselo antes de irme. Un sándwich de bhillen, ¿ve? -Dejó en el suelo su ordenador portátil abajo y abrió la termobolsa, acercándola a la cara de la guardia para asegurarse de que captara el aroma de la raíz aromática bestiniana.
-Oh, ah, sí, claro dijo la guardia, retrocediendo y parpadeando-. Ve a buscar a tu padre. Estoy segura de que le va a encantar.
-Gracias -dijo Shannon. Salió disparada, pensando que la raíz aromática cruda era bastante apestosa, pero de ese modo la guardia no buscaría debajo de ella ni encontraría el comunicador de Deen.
Siguió por el pasillo unos pasos más hacia el área de trabajo de su padre, se escondió en un hueco, se asomó para ver que la guardia se había ido, y luego deshizo sus pasos hacia el muelle 42.
Los técnicos aún no habían llegado al muelle esa mañana, así que Shannon no tuvo problemas para piratear su acceso al contenedor de carga desde su ordenador portátil con unos cuantos cables de conexión. Después de reptar durante un tiempo sorprendentemente largo por encima, por debajo y alrededor del generador hasta la parte delantera del contenedor, se instaló con sus libro-chips para esperar a Deen.

***

-¿Estás seguro de que esto va a funcionar, Deen? -dijo Boo Rawl, capitán de la barcaza de transporte rebelde Largo Viaje.
-Por milésima vez, Boo, ¡sí! Mi tía es la supervisora de atraque de este puerto. No nos habría indicado que viniéramos si no tuviera todo dispuesto en este extremo. No sobreviví a la evacuación de Base Eco sólo para que mi propia familia me vuele en pedazos.
-No estoy tan preocupado por tu familia como por lo que has hecho a mis motores subluz -dijo Boo.
-Yo no he hecho nada a tus preciosos motores, Boo -dijo Deen-, lo único que hice fue agregar un cuadro ST para que el puerto lea nuestra señal del transpondedor como la del transporte imperial. Procedimiento Operativo Estándar, sacado directamente de la Guía de Campo de Cracken... Lo hago constantemente.
-Sí, bueno, parecías estar bastante cerca de mis cobuladores con esa llave hidráulica...
-Oh, deja de quejarte y llama al puerto; estamos prácticamente encima de ellos.
Boo Rawl se encogió de hombros y abrió un canal.
-Puerto de Carga de Kuat, al habla la nave de transporte 36DD, solicitando permiso para enlazarse con la barcaza en el... -Boo hizo una pausa para comprobar un cuaderno de datos-... muelle de carga 42.
-Nave de transporte, su señal de transpondedor es confusa -dijo una voz fría desde la estación-. Por favor, transmita código de acceso para confirmar su identidad.
Boo lanzó Deen una mirada asesina mientras enviaba el código.
-Uh, lo siento por el transpondedor, Kuat –dijo-, el nuevo técnico de a bordo estuvo trasteando con los subluz, y obviamente se dejó llevar un poco.
-Identidad confirmada -respondió el controlador, no interesado en absoluto en las explicaciones de Boo-. Transporte DeDé, llegan pronto. Los técnicos de enlace estarán en el muelle 42 a las 14:30.
Boo se volvió de nuevo a Deen, que hizo un gesto de inocencia, pero no dijo nada.
-Ah, ¿está seguro de eso, Kuat? -preguntó Boo-. Mis órdenes dicen recogida a las 12:30.
-Voy a comprobarlo, DeDé -dijo el controlador.
Boo apagó el comunicador.
-¿No es uno de los hombres de su tía?
Deen asintió.
-¿Entonces cuál es el problema?
-No lo sé...
Kuat llamó al transporte:
-Me parece que tiene razón, transporte DeDé -dijo el controlador-. Está planificado para las 12:30...
Deen sonrió a Boo.
-Sin embargo, habrá un ligero retraso: las órdenes de los técnicos dicen a las 14:30. Volverán al servicio en una hora.
-No hay problema, Kuat, esperaremos -dijo Boo. Apagó el comunicador de nuevo-. -¿Y ahora qué? -preguntó a Deen.
-Esperamos a que los técnicos terminen el almuerzo, como has dicho.
Boo puso los ojos en blanco.
-¿Y qué pasa si los de Seguridad deciden visitarnos mientras esperamos?
-Boo, te preocupas tanto como mi amigo Voren -dijo Deen-. Los de Seguridad también estarán en su descanso.
-Sí, se habrán ido a jugar a Golpea al bothano o a Pesca al calamari. -Boo suspiró-. No me gusta esperar -dijo.