-Allá
van –informó con voz tensa el general Tasse, señalando una de las pantallas-.
Saliendo de sus escondites: deben ser casi dos mil.
-La
línea defensiva también está avanzando –dijo uno de los otros-. Otros mil
quinientos como mínimo. Parece que parte de las tropas personales de Nuso Esva
están ahí con ellos.
Tasse
gruñó.
-Parece
que Nuso Esva ha decidido que no nos queda nada en los transportes que podamos
usar contra él, así que ha redirigido su línea de defensa –dijo-. Se imagina
que cuantos más cuerpos lance contra los juggernauts, antes podrá abrirse paso
a golpes.
Parck
hizo una mueca. Nuso Esva estaba realmente en lo cierto en ese aspecto. Ni
siquiera la escotilla acorazada de un juggernaut podría aguantar mucho contra
tres mil quinientos Soldados con mazas.
-Almirante,
dos de los paraguas de escudo han caído –dijo un teniente desde el tablero
técnico-. Sector sudoeste.
Así
que el contingente de tropas de asalto del teniente Sanjin había logrado pasar.
-¿Los
TIEs pueden atravesar la brecha? –preguntó Parck.
-No,
señor –dijo el teniente-. Los escudos adyacentes están orientados hacia abajo
como los de los bordes externos de la ciudad. Están demasiado bajos para
permitir la entrada de cualquier vehículo.
-Como
era de esperar –dijo Thrawn con calma-. Si algo es Nuso Esva, es concienzudo.
¿Cuál es el estado de Sanjin?
-Comunica
dos bajas –informó el comandante Balkin-. El resto aguanta de momento.
-Ordéneles
que continúen presionando en el emplazamiento del cañón láser –dijo Thrawn-.
Cuanto más tiempo piense Nuso Esva que estamos siguiendo su guión, más tardará
en reaccionar ante la auténtica brecha.
Parck
frunció el ceño.
-¿Siguiendo
su guión?
-Por
supuesto –dijo Thrawn, alzando una ceja como si fuera obvio-. ¿Por qué si no
cree que le permití que dispusiera las obras de arte en la Morada de los
Huéspedes y luego hice que pareciera que necesitaba verlas? Quería que él
pensara que había manipulado nuestra operación y que la tenía bajo su control.
Parck
sintió que una sonrisa asomaba a sus labios. Debería haber sabido que se
trataba de algo así. Tal y como Thrawn había dicho, Nuso Esva le entendía. O
pensaba que lo hacía.
-¿Cuándo
planea abandonar su guión?
-Justo
ahora. –Thrawn señaló el panel táctico-. Acaba de ser localizado el
decimocuarto altavoz. –Pulsó su comunicador-. Comandante Fel, puede comenzar su
avance. Buena suerte.
***
-Recibido
–dijo Fel, mostrando sus dientes en una fina sonrisa. Por fin-. Escuadrón Gris,
a sus posiciones. Stent, sígueme.
Hizo
dar la vuelta a si TIE, escuchando de fondo el coro de confirmaciones de sus
pilotos mientras observaba la silueta de la ciudad bajo él. Teniendo en cuenta
algunas de las trampas que Nuso Esva había tendido en el pasado, pensó, ésta
casi era simple. Una única apertura en la cobertura de los paraguas de escudo,
que se encontraba allí de forma aparentemente accidental, lo bastante grande
para que un caza TIE pudiera deslizarse por ella si entraba justo en el vector
adecuado. Y en el mismo vector, un potente cañón laser doble acechando en su
escondite, listo para volar en pedazos a un piloto incauto
Pero,
como también era típico en Nuso Esva, el cañón láser no era lo único que había
allí para cerrar la trampa. Los pilotos de TIE habían tenido tiempo de sobra
para mapear las ubicaciones de escudos y armas de la zona, y Fel había
localizado al menos otras ocho aperturas más pequeñas en la barrera cercana por
las que podían dispararse los lásers. Incluso si un piloto que se acercara
saliera del camino de la trampa a tiempo para sobrevivir al primer disparo de
los artilleros, tendrían muchas otras oportunidades de terminar el trabajo
mientras este huía. Suponiendo, claro está, que los artilleros fueran lo
bastante rápidos y lo bastante buenos.
Era
hora de averiguar lo rápidos y buenos que eran.
Para
cuando Fel había llevado su TIE al vector de la trampa, Stent estaba en
posición, formando a cincuenta metros de Fel, ligeramente a estribor. Stent era
un chiss, un miembro de la especie de Thrawn, que había cortado sus lazos con
su planeta natal para ir allí y servir al gran almirante. También era uno de
los mejores pilotos de Fel, motivo por el cual Fel lo había elegido para ese
trabajo.
Y
ambos dos sólo iban a tener un intento para hacerlo. Lanzando su TIE a plena
potencia, oscilando de un lado a otro tanto como pudo mientras seguía
manteniendo su vector de inserción, Fel comenzó el avance.
Se
encontraba a menos de un centenar de metros de la apertura de la trampa cuando
advirtió el temblor delator de los cañones láser cuando quedaron finalmente
inmóviles apuntando a su objetivo. Instantáneamente, realizo por su parte una última
sacudida, haciendo virar su caza bruscamente a estribor. Los láseres brillaron,
y los disparos gemelos pasaron silbando junto a su cabina.
Con
un estallido de fuego y metal destrozado, su ala de babor estalló en llamas.
Tirando
con fuerza de la palanca, Fel volvió a girar a estribor. La inercia le estaba
llevando directamente hacia el firme entramado de los paraguas de escudo que
había bajo él; volviendo a girar la nave, remontó torpemente el rumbo saliendo
de su caída en picado.
Y
al hacerlo, voló directamente hacia una de las otras aperturas de disparo del
cañón láser.
Sus
músculos se tensaron con expectación. Pero Thrawn había estado en lo cierto. El
ala trucada y el fuego de sus falsos daños hicieron que Fel pareciera herido de
muerte, y los artilleros de Nuso Esva no iban a molestarse por un caza que en
cualquier caso iba a estrellarse en cuestión de segundos. Ciertamente no cuando
tenían un objetivo mucho más interesante acercándose hacia ellos.
Porque
mientras Fel había estado luchando con su nave en llamas, Stent se había
alineado con el vector de la trampa y estaba dirigiéndose a la entrada.
Fel
continuó con su giro, perdiendo altitud y luchando por evitar que su bamboleo
quedara fuera de control, al tiempo que trazaba un retorcido rumbo hacia la
apertura de la trampa. Finalmente se enderezó en un rumbo más o menos nivelado
sobre la ciudad y perpendicular al vector actual del propio Stent. Desde el
nuevo ángulo de Fel, podía ver que Stent estaba avanzando a plena potencia, con
la misma maniobra evasiva que Fel había estado intentando cuando los cañones
abrieron fuego sobre él. Alternando su atención entre Stent, la apertura de la
trampa, y la superficie, Fel levantó la cubierta protectora en la sección
añadida a su panel de control y se agarró con fuerza.
Por
un instante creyó que Stent se apartaría demasiado tarde, y que los artilleros
de Nuso Esva iban a freírlo de verdad. Pero en el ultimísimo segundo el chiss
se elevó, apartándose de su vector de aproximación justo cuando el cañón láser
disparó. Los disparos pasaron chamuscando la panza de su TIE mientras se
retorcía alejándose hacia arriba, buscando altitud mientras pasaba junto a uno
de los otros huecos de disparo del cañón. El cañón giró, disparando por el
hueco, fallando una vez más por cuestión de milésimas de segundo, y entonces
giró buscando otro ángulo mientras Stent pasaba de largo el emplazamiento y
cruzaba delante de otro de los huecos de disparo.
Y
durante los tres o cuatro segundos siguientes, mientras los artilleros seguían
con fiereza la retirada aparentemente aleatoria de Stent, disparándole una vez
tras otra a través de un hueco tras otro, la apertura de la trampa quedó
completamente desprotegida.
Como
de costumbre, Nuso Esva había sido astuto. El tamaño de la trampa había sido diseñado
cuidadosamente para que sólo permitiera entrar desde una dirección.
Pero,
también como de costumbre, no había sido lo bastante astuto: porque había supuesto
que el intruso sería un caza TIE completo, una cabina equipada con la pareja
estándar de grandes alas solares hexagonales sobresaliendo a ambos lados.
Con
una sonrisa siniestra, Fel pulsó el botón bajo la cubierta de seguridad
abierta.
Y
mientras los pernos explosivos estallaban en los conectores de las alas,
expulsando ambas alas que cayeron hacia su destrucción contra los paraguas de
escudo bajo él, Fel diestramente hizo que la sección de la cabina de su TIE se
deslizara de lado a través de la apertura de la trampa.
Los
artilleros de Nuso Esva sin duda advirtieron instantáneamente su error fatal.
Pero ya era demasiado tarde. Mientras trataban de hacer girar de nuevo el
cañón, Fel giró con sus elevadores de repulsión y disparó una doble andanada a
quemarropa con sus propios cañones láser. Los disparos sacudieron la plataforma
giratoria del emplazamiento, dejando las armas inmóviles donde estaban,
apuntando inútilmente al cielo.
Luego,
volando bajo sobre las casas, descendiendo y esquivando cuando era necesario
para evitar los bordes de los paraguas de escudo, Fel abrió fuego contra las
casas donde se encontraban los generadores de esos escudos. El resto del
Escuadrón Gris estaba justo tras él, entrando a través del agujero que cada vez
se hacía más grande y uniéndose a él en la tarea de despellejar
sistemáticamente la bonita guarida segura que Nuso Esva se había construido.
Y
mientras el resto de su escuadrón continuaba con la destrucción de los
generadores de escudo, Fel pasó a su propia tarea especial asignada. Volando
por el borde de la ciudad, comenzó a eliminar los altavoces de comunicación de
la Reina.
Todos
ellos, claro está, salvo uno. Porque el gran almirante Thrawn tenía planeado
algo especial para ése.
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