Cruzando las ardientes arenas de
Tatooine
Grant Boucher
Extracto del diario de datos de
Voren Na’al.
En
realidad no fui al desierto. Lo admito. Después de escuchar lo que me aguardaba
ahí fuera, no me apetecía nada ir. Además, de todas formas ya había obtenido de
mis nuevos droides todo lo que necesitaba. Aunque debéis admitir que es un buen título. Pero
antes, dejad que empiece por el principio.
Mi primera prada en Tatooine fue la infame cantina de Mos Eisley. Tras varias entrevistas prolongadas bajo condiciones extremadamente peligrosas, salí
de la cantina y encontré extrañamente refrescante el aire rancio
y seco de las calles. Pero mi momento de soledad después de horas en la
abarrotada cantina duró poco.
Enseguida fui acosado por esas repulsivas criaturas jawa. Estaban ofreciendo dos droides, un astromecánico llamado R5-D4 y un droide de energía. Bueno, en un intento de establecer buenas relaciones con los jawas, ya que de todas formas tenía que dar mi informe sobre ellos, pedí más detalles acerca de las dos máquinas.
Enseguida fui acosado por esas repulsivas criaturas jawa. Estaban ofreciendo dos droides, un astromecánico llamado R5-D4 y un droide de energía. Bueno, en un intento de establecer buenas relaciones con los jawas, ya que de todas formas tenía que dar mi informe sobre ellos, pedí más detalles acerca de las dos máquinas.
Ese
fue mi primer y último error en Tatooine. Mi reticencia a comprar cayó por los
suelos y me encontré adquiriéndolos a ambos por lo que entonces consideré un
robo. ¡Un atraco a mano armada, más bien! Pronto descubrí que la unidad R5
tenía un motivador defectuoso y en realidad un droide de energía no me servía
para nada, especialmente uno tan anticuado como ese.
Incapaz
de encontrar a los jawas que me vendieron los droides –en realidad, todos me
parecen iguales-, busqué el taller de reparaciones más cercano. Allí, descubrí que ya
se sabía que el droide R5 había tenido problemas con el motivador antes, como
demostraban las capas de partículas de carbono quemadas en el interior de la “cabeza”.
Decidí reemplazarla entera y me convencí de que a la Alianza siempre le
vendrían bien dos droides más.
Después
de la limpieza, me siguieron ansiosos de vuelta a mi habitación y comencé a
descubrir un poco más acerca de cada uno de ellos. Rojo, como llamo ahora al
viejo R5, pudo comunicarse conmigo conectándose a mi tableta de datos. De esa
forma, Rojo también tradujo al droide de energía, aunque esta máquina en
particular realmente no tenía gran cosa que decir. Los resultados de mis
pesquisas fueron poco menos que asombrosos.
Sin
saberlo, los mezquinos y pequeños mercaderes de chatarra me habían ahorrado
semanas de investigación. Esos dos viejos droides estaban presentes cuando un
grupo de jawas capturó a los droides más famosos de la Alianza, Erredos-Dedós y
Ce-Trespeó, y también vieron como posteriormente eran adquiridos por el tío (ya
fallecido) de Luke Skywalker. Su destino después de eso es un relato sórdido y
aterrador, y conforma la mayoría de la información que reuní acerca de los
jawas y los moradores de las arenas de Tatooine.
Antes
de abandonar Tatooine, entregué el droide de energía a un granjero de humedad
necesitado y vendí a R5-D4 al ayudante administrador del prefecto imperial. La
Alianza Rebelde debería obtener gran provecho de la información que obtendrá el
droide. Por el momento, sólo Momaw Nadon conoce el nuevo papel de Rojo en la
rebelión.
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