martes, 19 de agosto de 2014

Escuadrón Bastardo (y V)



Stramm vio cómo la nave de Líder Bastardo se apartaba en espiral del ataque, obviamente tratando de mantener el control; Hasta aquí ha llegado Fox, pensó. No había tiempo para pensar si su líder sobreviviría o no. Sólo era un factor más en el caos de la batalla mientras trataba de iniciar un ataque en medio del combate espacial. Pero los gritos histéricos en su auricular no ayudaban.
-¡Demasiados cazas TIE! ¡Tenemos que salir de aquí!
-Negativo, Bastardo Cuatro –dijo Stramm-. ¡Mantened los comunicadores libres de cháchara!
Su ordenador de ataque le dijo que Bastardo Tres y Cuatro estaban con él dentro de la cobertura de defensa del Destructor... y sabía que las naves estarían sincronizando sus sistemas de control de disparo, coordinando automáticamente un ataque conjunto con fuego láser y munición de protones.
-Supongo que tienes los datos de ataque listos, ¿verdad, Bastardo Tres?

***

-¡Lo hago tan rápido como puedo! –dijo Moonsong. Se enfrentaba a una distracción considerable. A pesar de la muerte de su comandante de ala, los interceptores TIE estaban redoblando la furia de su ataque; podía ver sus luces brillantes mientras maniobraban para colocarse tras los cazas rebeldes. Entonces Stramm se separó de la formación de ataque y dio media vuelta a su nave para enfrentarse a los cazas que les pisaban la cola.
-Consigue los datos de ataque; yo los retendré.
Moonsong se mordió el labio. No podía preocuparse por Stramm. Él sabía lo que estaba haciendo.
O eso esperaba.

***

La pantalla táctica ocupaba todo el sistema y era una red de luces e indicadores multicolores parpadeantes que mostraban desde la órbita superior de Endor hasta la titánica batalla que estaba teniendo lugar entre las dos flotas y la nueva Estrella de la Muerte.
Era un lugar adecuado para el final de la rebelión.
Y aun así –a pesar de su satisfacción-, Montferrat se sentía avergonzado de que su propia contribución a ello no hubiera sido absolutamente perfecta. Sólo podía sorprenderse por el nivel de incompetencia que había demostrado Gradd. No sólo su arrogancia había conseguido que le mataran, sino que de hecho había acrecentado la anteriormente minúscula amenaza que los cazas rebeldes suponían para el Devastador. Pero no estaba preocupado... aún no, al menos.
-Control de cazas, informe.
Un oficial inferior de rostro ceniciento se acercó un paso.
-El número de rebeldes se ha reducido a menos de media docena de naves, señor.
-¿Y nuestra pantalla de cazas?
-Nuestra cubierta de vuelo ha recibido grandes daños y no podemos lanzar o recuperar ningún interceptor más. ¿Debo comunicarme con alguna otra nave para pedir apoyo de cazas?
Montferrat ofreció al oficial una gélida mirada.
-Todos los demás están un poco ocupados. Configuren todas las baterías de armamento para fuego a corta distancia y abran fuego a discreción.

***

Moonsong tenía un plan. No era gran cosa, pero era lo mejor que el ordenador de su nave podía hacer en un tiempo tan limitado. Sus sistemas de navegación calcularon los ángulos, encontrando la ruta a través de la parrilla de defensa electrónica del Devastador. Tecleó rápidamente el nuevo vector de ataque y pulsó el botón para transmitirlo mientras simultáneamente alineaba los puntos de mira proyectados en el visor integrado en su casco. Su panel se iluminó en verde, indicando que Bastardo Dos y Cuatro habían recibido los datos... pero luego súbitamente parpadearon y volvió a ponerse en amarillo. El sistema de puntería de Bastardo Cuatro debía de haberse dañado y no podía fijar el objetivo.
-¡Reinicia tu ordenador de objetivo, Fanty! –exclamó Moonsong por el comunicador.
-No puedo hacerlo, todo el sistema está destrozado. Tendréis que ir sin mí.
El escáner de Moonsong mostraba un interceptor TIE maniobrando para apuntar a Bastardo Cuatro mientras salía de la formación. Moonsong maldijo entre dientes; no había nada que pudiera hacer... la pareja de interceptores TIE a su cola la tendrían a tiro en cuestión de segundos. Moonsong estaba convencida de que su breve carrera como piloto rebelde acabaría con los siguientes disparos... pero en lugar de ello ambos interceptores estallaron cuando Bastardo Dos apareció tras ellos y los eliminó con disparos limpios y certeros que sólo un experto podría haber conseguido. Los disparos que los TIEs acababan de lanzar pasaron rozando a Moonsong, fallaron por poco y golpearon al Destructor Estelar, impactando inocuamente en su blindaje. Moonsong sabía que no debía perder tiempo dando las gracias a Stramm; en lugar de eso igualó su rumbo de vuelo con el de él. Ambos tiraron de sus palancas, hicieron girar sus alas ciento ochenta grados, y activaron sus cañones iónicos, descargando sus torpedos de protones y obteniendo impactos directos en los puntos débiles del escudo navegacional del Devastador. El hipermotor de la nave estalló, causando una reacción en cadena de explosiones que llevó la ola de fuego hasta los generadores primarios del Destructor Estelar.

***

Montferrat desenfundó su pistola y disparó al oficial que estaba siendo presa del pánico. Se acabó la insubordinación. Mientras las sirenas aullaban y las luces de emergencia parpadeaban a su alrededor, Montferrat se abrió camino por el puente en llamas hasta una estación de ingeniería y apartó al oficial muerto que la había estado manejando para poder ver por qué la sección de motores había dejado de responder a sus frenéticas peticiones de más potencia. La respuesta era tan simple como definitiva: una sobrecarga iónica había destruido los colectores de refrigeración y había creado una brecha en la burbuja de contención magnética del hipermotor, lo que significaba que todo el personal en la cubierta de energía estaba muerto o moribundo, y que la nave estaba condenada a una destrucción sistemática.
-¡Señor! –exclamó un oficial con serias quemaduras-. ¡El escudo de la Estrella de la Muerte ha caído!
Montferrat miró a las pantallas moribundas que le rodeaban. Toda la situación parecía una especie de sueño. ¿Cómo era esto posible? ¿Cómo la fuerza espacial más poderosa jamás reunida había sido superada por un puñado de inadaptados, renegados y descontentos? Echó una última mirada al puente mientras se quitaba lentamente los guantes negros y los posaba sobre la consola destrozada. Pudo sentir cómo las planchas del suelo temblaban y por un instante pareció alzarse en el aire cuando la gravedad artificial de la nave se apagó. Se sintió ligero como una pluma, y por alguna razón desconocida esa sensación le pareció justa y adecuada.

***

Mientras los alas-B de Moonsong y Stramm aceleraban a su velocidad máxima, el Devastador ardía en su estela. Stramm abrió el canal de comunicaciones.
-Bastardo Dos al almirante Ackbar; camino despejado. Diga al general Calrissian que no tiene más que espacio vacío entre él y la Estrella de la Muerte.
-Recibido, Bastardo Dos. Buen trabajo.
Stramm volvió a cambiar a la frecuencia del escuadrón.
-Bastardo Dos a todas las unidades supervivientes, formad a mi alrededor. Esta lucha aún no ha terminado.
Pero todo lo que Moonsong pudo escuchar fue el eco de la estática... estática que nunca la había hecho sentir tan vacía.
-Aquí Bastardo Cuatro. –La maltrecha nave de Fanty se unió a la formación-. Creo que somos los únicos supervivientes.
-No lo creas –dijo una voz.
Moonsong y Stramm levantaron la morada para ver el ala-A de Fox dirigiéndose hacia ellos. En ese mismo instante, el Devastador comenzó a explotar tras él, iluminando las naves, una pequeña estrella diurna en los cielos sobre Endor. Pero el júbilo de Moonsong pronto se apagó cuando sus sensores le dijeron que la nave de Fox estaba sufriendo múltiples fallos críticos en sus sistemas.
-Eyecte, Líder Bastardo –dijo-. Recuperaremos su cápsula de escape. Salga de ahí ahora mismo.
Pero la voz de Fox estaba resignada a lo inevitable.
-Ya lo he intentado. Los cierres principales están fundidos. No me permiten desengancharme.
-Mantenga el curso; le interceptaré y...
-Negativo, Moonsong. Reagrúpese y mantenga la formación para ayudar a la flota. Nadie ha cancelado la guerra por mi culpa.
Moonsong dudó.
-Ya le has oído –dijo Stramm. ¿Su voz flaqueaba? Moonsong no estaba segura.
Mantuvo firme su nave e igualó su curso con el de Stramm y Fanty; los tres alas-B viraron hacia el resto de la flota rebelde. La lucha estaba ahora en su apogeo alrededor de la Estrella de la Muerte. El escudo había caído y las alas de cazas rebeldes pedían ayuda mientras se lanzaban al ataque de la estación inacabada. Aún quedaban varios Destructores Estelares tratando de contener la aparentemente inacabable marea de interceptores rebeldes. Moonsong observó cómo la nave de Fox se desvanecía en sus pantallas traseras.
Ante ella se encontraba la Estrella de la Muerte.

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