Visión doble
Grant Boucher
Han
Solo conoció a las gemelas Tonnika por sus tratos con Jabba el hutt. Las
jóvenes le intrigaron, pero se aseguró de permanecer apartado de cualquier cosa
en la estuvieran involucradas. Después de todo, ya se la jugaba en suficientes
aspectos de su vida sin necesidad de enfrentarse a Brea y Senni. Las cartas de sabacc
siempre les iban bien dadas, por así decirlo.
Pero
Solo disfrutaba de su compañía... en dosis limitadas y con una mano sobre su
bolsa de créditos. Durante una de sus visitas a las hermanas, comenzaron a
hablar sobre las apuestas y el juego. Y, en lo que a Han concernía, ninguna
conversación sobre apuestas estaba completa si no incluía alguna mención a su
antiguo amigo, Lando Calrissian. Las historias sobre Calrissian hicieron que
Han recordara varias veces en las que el viejo sinvergüenza le había engañado,
y se le ocurrió una idea. ¿Por qué no dejar que las chicas timasen a Lando?,
pensó, y Brea y Senni sonrieron mostrando su aprobación.
Porque
Lando Calrissian es por su parte todo un maestro del engaño, un jugador, un
pícaro. Las hermanas Tonnika vieron en él un auténtico reto. Si eran capaces de
timarle, se sentirían seguras para tratar con casi cualquiera. Así que Han arregló
un encuentro “casual” entre Bresenni (el nombre que usaban las chicas cuando
fingían ser una única persona) y Lando, y luego se marchó antes de meterse en problemas.
Lando
Calrissian, que nunca daba la espalda a una hermosa dama, desplegó todo el
encanto del que era capaz cuando Bresenni cayó casi literalmente en su regazo
en el Casino Grandes Apuestas de Balfron. Desde entonces, los dos fueron
inseparables, pasando juntos cada momento. Bailaban en los clubs de gravedad
cero, cenaban en los restaurantes más exóticos, y jugaban en los salones de
apuestas más concurridos. Para Lando, que habitualmente se hacía el espléndido,
Bresenni era una compañera perfecta que mostraba rasgos que eran completamente
compatibles con sus propios gustos y hábitos. Pero entonces las cosas
comenzaron a cambiar. En un instante Bresenni era todo sonrisas y alegría, y al
siguiente estaba enfadada y susceptible, casi como si fueran dos personas
distintas que simplemente tenían el mismo aspecto y los mismos recuerdos.
Después de un mes estándar de esos cambios de personalidad, Calrissian estaba a
punto de volverse loco. ¡Creía estar enamorándose de ella, cuando parte de él
no la soportaba!
Dividido
por sus cambios de humos, que a veces ocurrían en medio de una conversación,
Lando decidió sin embargo que necesitaba a la joven en su vida. Decidió sugerir
algo más permanente en el transcurso de una velada especial. Su traje era de
corte impecable, el vino sullustano se había enfriado a la temperatura
perfecta, las rosas ithorianas tenían la tonalidad exacta de azul. Anillo en
mano, Lando templó su nerviosismo y llamó con valor a la puerta del hotel de Bresenni y entró al
interior. La noche se inició con un gran comienzo, ya que Calrissian decidió
ser devastadoramente encantador... incluso más de lo habitual. Pero entonces,
cuando se preparaba para "cerrar el trato", por así decirlo, inclinándose para proponer una asociación a largo plazo con la
inteligente belleza, su doble exacto salió de la habitación trasera. Con una
sonrisa maliciosamente sensual, tendió a Lando un holodisco.
Insertando
el disco en el holoproyector de la habitación, Lando quedó bastante molesto al
ver aparecer la sonriente imagen de Han Solo.
-Espero
que te lo hayas pasado bien, Lando, viejo amigo. ¿No es asombroso lo mucho que
se parecen? Pero hay algunas diferencias, como estoy seguro que habrás
descubierto. Espero que no estés muy decepcionado, viejo granuja.
La
imagen se desvaneció, pero la risa de Solo perduró en los oídos de Lando. Una
nube oscura cubrió el semblante de Calrissian, pero entonces relajó el rostro y
esbozó una sonrisa.
-Muy
buena, Han, viejo pirata –dijo, riendo-. ¡Muy buena!
En su interior, Lando pensó para sí mismo: Tiene mucho valor para hacerme una jugada así. Algún día, tendré que igualar el marcador...
En su interior, Lando pensó para sí mismo: Tiene mucho valor para hacerme una jugada así. Algún día, tendré que igualar el marcador...
No hay comentarios:
Publicar un comentario