lunes, 1 de septiembre de 2014

Enojar al Señor Oscuro


Enojar al Señor Oscuro
Grant Boucher

El siguiente relato es de común conocimiento entre los oficiales imperiales. Se cuenta casi como una historia de fantasmas para advertir a los jóvenes oficiales de los riesgos de enojar al Imperio, y del alto precio de la ambición inapropiada. Si los hechos que se describen son ciertos o no, sigue siendo objeto de debate. Voren Na’al habló con varios oficiales imperiales que se han unido a la Alianza desde entonces, y todos sus relatos resultaron coincidir bastante. Esto en realidad no prueba nada, ya que todos escucharon la historia de la misma fuente. Pero por lo poco que sabemos de Darth Vader, no resulta difícil creer cualquier cosa sobre él, y es enteramente posible que la historia esté basada en la verdad, sin importar lo descabellada que pueda parecer.

Un alto y negro caballero de oscuridad permanecía de pie en la cubierta de mando de un gigantesco Destructor Estelar. Había dado órdenes de que se atenuaran las luces y de que todo el personal de mando abandonara el lugar durante las próximas horas. Lord Darth Vader a veces sentía la necesidad de estar solo, de “tocar el universo sin distracciones mortales”.
Pero el capitán de la nave decidió observar desde lejos, usando las cámaras de seguridad del propio Destructor Estelar para contemplar a su superior de facto. Estaba nervioso, pero estaba seguro de estar a salvo en el otro extremo de la gigantesca nave.
Ahora el visor principal estaba activo y la nave cruzaba lentamente las estrellas, esperando que los múltiples espías y esbirros de Vader trajeran noticias de la presa rebelde. No importaba de dónde procediera la llamada. El Señor Oscuro podría ordenar en cualquier momento que el destructor saltara al hiperespacio, si había la menor oportunidad de encontrar a los rebeldes que destruyeron la Estrella de la Muerte.
Una ligera corriente de aire agitó la capa que le llegaba hasta el suelo, y el Señor Oscuro de los Sith extendió los brazos hacia fuera, como si esperara alzarse en vuelo con los vientos. Poco le importaba que los “vientos” realmente emanaran de las unidades ambientales del suelo, a sus pies.
Vader alzó su brazo derecho y apretó el puño metálico.
-¡Encontraré a los compañeros de Obi-Wan, porque esa es la voluntad del Emperador y el Lado Oscuro!
Pasaron algunos instantes más y el estremecimiento que se había sentido antes por la nave se desvaneció. El Señor Oscuro enderezó los hombros y su respiración se volvió lenta y deliberada.
-Sí, pronto la brillante llama de la rebelión se verá extinguida. Nadie debe subestimar los poderes de la Fuerza.
El capitán se recostó en su asiento y comenzó a reírse.
-¡Estúpido idealista! Una máscara aterradora y las maneras de un hechicero no son forma de conseguir hacer el trabajo.
Vader se estremeció, escuchando algún sonido inaudible. Alzó la mano derecha en el aire, abierta como una garra que esperase a su presa.
El comandante observó ansiosamente.
-¿Qué está haciendo ahora el Señor de la Muerte y las Sombras? –se preguntó.
-Capitán –dijo la profundamente omnisciente voz desde el interior del casco negro-. Estoy a punto de otorgarle un privilegio excepcional.
El capitán saltó de su asiento, dándose cuenta de pronto de que, de algún modo, de alguna forma, Vader había escuchado sus comentarios.
-Está a punto de experimentar los poderes de la Fuerza –anunció con confianza el caballero negro. La mano abierta, enfundada en un guante negro, comenzó a cerrarse, y el capitán sintió cómo se colapsaban los músculos de su cuello.
Mientras su víctima caía al suelo, el brazo del Señor Oscuro caía con él. Continuó observando la negrura del espacio, sin ser molestado esta vez por ninguna compañía mortal.

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