miércoles, 10 de septiembre de 2014

La captura de Luke Skywalker


La captura de Luke Skywalker
Michael Stern

Esta es una historia que Luke Skywalker contó a Voren Na’al después de la Batalla de Endor. Na’al escuchó historias similares de las tropas imperiales capturadas, y aquí combina los diversos relatos en su diario de datos.

En las profundidades de los bosques de Endor, Luke abandonó el poblado ewok sin mirar atrás. Sabía que Leia, su recién descubierta hermana, encontraría algún modo de continuar con la lucha si él no regresaba. Sin embargo, sus pensamientos eran tan oscuros como el bosque que le envolvía. Los aullidos y los gritos de los depredadores de la jungla, a los que podía oír pero no ver, le recordaban lo que estaba a punto de afrontar. Iba a confrontar a Lord Darth Vader, su padre.
Luke había asegurado a su hermana que el espíritu de su padre, consumido desde hace tanto tiempo por el mal, podía ser alcanzado y traído de vuelta a la luz. Pero acechando en el fondo de su mente estaba el conocimiento de que incluso el gran Obi-Wan Kenobi había fracasado en la misma tarea.
Y Luke sabía que no habría segundas oportunidades. Redimiría a su padre, o moriría.
La tarea que le ocupaba en ese momento tampoco era muy agradable. Luke tenía que encontrar alguna fuerza imperial para rendirse a ellos; ellos le llevarían ante Vader.
¡Rendirse! La mera palabra le resultaba extraña. Durante seis años, como miembro de la Alianza Rebelde, había evitado morir o ser capturado a manos del Imperio. Ahora estaba planeando caminar directamente a su campamento con las manos en alto. Parecía una locura. Pero Luke sabía que era el único camino hasta su padre... si algún soldado de asalto excesivamente ansioso no le disparaba antes.
Caminando por el bosque, Luke vio que se aproximaba a un gran claro. Podían verse luces, y escuchó voces que procedían de allí. Desde el borde del claro, vio un enorme Transporte Acorazado Todo-Terreno; un caminante AT-AT.
Luke esbozó una sonrisa forzada. Los vehículos con aspecto de grandes animales parecían duros, pero conocía sus debilidades. Una granada de plasma en el lugar adecuado... meneó la cabeza, furioso consigo mismo.
-Tranquilidad –se dijo a sí mismo-. Este no es momento de luchar.
Cerró los ojos un instante y aclaró la mente. Respirando profundamente, caminó hacia el claro.
Un reflector de búsqueda en la torreta del caminante escaneaba lentamente el perímetro del claro. Cinco soldados de asalto estaban agrupados junto a su base, hablando. Se suponía que estaban de guardia, pero obviamente no estaban tomando demasiado en serio su trabajo. Después de todo, ¿qué había que temer?
-Esperad a mañana, chicos –pensó Luke-. Vais a llevaros una gran sorpresa.
Luke esperó a que la luz del reflector se acercara a él, y entonces avanzó con las manos en alto.
-Estoy desarmado –dijo con claridad-. Me rindo. Me llevaréis ante vuestro oficial al mando.
Por un instante, los soldados le miraron en aturdido silencio.
-Está desarmado –dijo el primero.
-Se rinde –añadió el segundo.
-Llevémosle ante nuestro oficial al mando –sugirió el tercer soldado de asalto.
Luke se relajó ligeramente. Como Ben Kenobi le había dicho una vez, “la Fuerza influye notablemente sobre las mentes débiles”. Y en toda la galaxia no había mentes más débiles que los soldados de asalto. Era fácil darse cuenta de cómo alguien dominado por el lado oscuro, alguien como Palpatine o... su padre, podría abusar de esa habilidad.
Todos los demás soldados asintieron mientras Luke se acercaba a ellos. Luke dejó que tomaran su sable de luz y le esposaran las manos.
-¿Qué es esta cosa? –preguntó el soldado que sostenía el arma Jedi de Luke.
-Es alguna clase de granada –respondió otro.
-Es un sable de luz –replicó un soldado con voz aburrida-. ¿Es que no sabéis nada de historia? Solían llevarla los guerreros místicos de la secta de fanáticos Jedi... hasta que Lord Vader acabó con ellos.
El primer soldado se detuvo y miró a sus camaradas.
-¿Eso significa que este tipo es uno de ellos? No parece lo bastante mayor.
El soldado aburrido comenzó a interesarse en el tema.
-Sí, ¿cómo conseguiste esta cosa, rebelde? ¿Y qué has venido a hacer aquí?
En ese momento llegaron junto al oficial al mando, en la sección de transporte del caminante. Los soldados se cuadraron y presentaron a Luke. Dijeron a su comandante que apareció deambulando por el bosque y se rindió. Le mostraron el sable de luz de Luke. El comandante Lesim miró intensamente a Luke durante unos instantes sin decir nada.
-¿Sabéis quién es? –dijo finalmente-. Es Luke Skywalker. He visto su cara en los archivos de inteligencia. Soldados, han realizado una captura realmente afortunada. Me nombrarán general por esto.
-¿Luke Skywalker? –dijo uno de los soldados-. ¿No es ese el tipo que...?
Luke sintió que los soldados de asalto se amilanaban ante él. Incluso con sus blásters apuntándole, seguían teniendo miedo en presencia del rebelde que había destruido la Estrella de la Muerte y había cruzado sus sables con Darth Vader. El Imperio había tratado de reprimir las historias acerca de cualquier rebelde particularmente famoso, pero los logros de Luke eran bastante difíciles de ocultar.
-Arno –dijo Lesim-, ve a buscar mi tomavistas. Quiero sacarme un holo con el prisionero.
-Deberíais llevarme ante Lord Vader de inmediato –dijo Luke, utilizando la Fuerza una vez más.
-Lo llevaremos ante Lord Vader de inmediato –ordenó Lesim-. Preparadle para el transporte. ¡Pero no os olvidéis de traer mi tomavistas!
Luke suspiró. Iba a ser una noche muy larga.

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