La captura de Luke Skywalker
Michael Stern
Esta es una historia que Luke
Skywalker contó a Voren Na’al después de la Batalla de Endor. Na’al escuchó
historias similares de las tropas imperiales capturadas, y aquí combina los
diversos relatos en su diario de datos.
En las profundidades de los bosques de Endor, Luke abandonó el poblado
ewok sin mirar atrás. Sabía que Leia, su recién descubierta hermana,
encontraría algún modo de continuar con la lucha si él no regresaba. Sin
embargo, sus pensamientos eran tan oscuros como el bosque que le envolvía. Los aullidos y los gritos de los depredadores de la jungla, a los que podía oír pero no ver, le recordaban lo que estaba a punto de afrontar. Iba
a confrontar a Lord Darth Vader, su padre.
Luke había asegurado a su hermana que el espíritu de su padre,
consumido desde hace tanto tiempo por el mal, podía ser alcanzado y traído de
vuelta a la luz. Pero acechando en el fondo de su mente estaba el conocimiento
de que incluso el gran Obi-Wan Kenobi había fracasado en la misma tarea.
Y Luke sabía que no habría segundas oportunidades. Redimiría a su
padre, o moriría.
La tarea que le ocupaba en ese momento tampoco era muy agradable. Luke
tenía que encontrar alguna fuerza imperial para rendirse a ellos; ellos le
llevarían ante Vader.
¡Rendirse! La mera palabra le resultaba extraña. Durante seis años,
como miembro de la Alianza Rebelde, había evitado morir o ser capturado a manos
del Imperio. Ahora estaba planeando caminar directamente a su campamento con
las manos en alto. Parecía una locura. Pero Luke sabía que era el único camino
hasta su padre... si algún soldado de asalto excesivamente ansioso no le
disparaba antes.
Caminando por el bosque, Luke vio que se aproximaba a un gran claro.
Podían verse luces, y escuchó voces que procedían de allí. Desde el borde del
claro, vio un enorme Transporte Acorazado Todo-Terreno; un caminante AT-AT.
Luke esbozó una sonrisa forzada. Los vehículos con aspecto de grandes
animales parecían duros, pero conocía sus debilidades. Una granada de plasma en
el lugar adecuado... meneó la cabeza, furioso consigo mismo.
-Tranquilidad –se dijo a sí mismo-. Este no es momento de luchar.
Cerró los ojos un instante y aclaró la mente. Respirando
profundamente, caminó hacia el claro.
Un reflector de búsqueda en la torreta del caminante escaneaba
lentamente el perímetro del claro. Cinco soldados de asalto estaban agrupados
junto a su base, hablando. Se suponía que estaban de guardia, pero obviamente
no estaban tomando demasiado en serio su trabajo. Después de todo, ¿qué había
que temer?
-Esperad a mañana, chicos –pensó Luke-. Vais a llevaros una gran
sorpresa.
Luke esperó a que la luz del reflector se acercara a él, y entonces
avanzó con las manos en alto.
-Estoy desarmado –dijo con claridad-. Me rindo. Me llevaréis ante
vuestro oficial al mando.
Por un instante, los soldados le miraron en aturdido silencio.
-Está desarmado –dijo el primero.
-Se rinde –añadió el segundo.
-Llevémosle ante nuestro oficial al mando –sugirió el tercer soldado
de asalto.
Luke se relajó ligeramente. Como Ben Kenobi le había dicho una vez, “la Fuerza
influye notablemente sobre las mentes débiles”. Y en toda la galaxia no había
mentes más débiles que los soldados de asalto. Era fácil darse cuenta de cómo alguien dominado por el lado oscuro, alguien como Palpatine o... su padre, podría abusar de esa habilidad.
Todos los demás soldados asintieron mientras Luke se acercaba a ellos. Luke dejó que tomaran su sable de luz y le esposaran las manos.
Todos los demás soldados asintieron mientras Luke se acercaba a ellos. Luke dejó que tomaran su sable de luz y le esposaran las manos.
-¿Qué es esta cosa? –preguntó el soldado que sostenía el arma Jedi de
Luke.
-Es alguna clase de granada –respondió otro.
-Es un sable de luz –replicó un soldado con voz aburrida-. ¿Es que no
sabéis nada de historia? Solían llevarla los guerreros místicos de la secta de
fanáticos Jedi... hasta que Lord Vader acabó con ellos.
El primer soldado se detuvo y miró a sus camaradas.
-¿Eso significa que este tipo es uno de ellos? No parece lo bastante
mayor.
El soldado aburrido comenzó a interesarse en el tema.
-Sí, ¿cómo conseguiste esta cosa, rebelde? ¿Y qué has venido a hacer
aquí?
En ese momento llegaron junto al oficial al mando, en la sección de
transporte del caminante. Los soldados se cuadraron y presentaron a Luke.
Dijeron a su comandante que apareció deambulando por el bosque y se rindió. Le
mostraron el sable de luz de Luke. El comandante Lesim miró intensamente a Luke
durante unos instantes sin decir nada.
-¿Sabéis quién es? –dijo finalmente-. Es Luke Skywalker. He visto su
cara en los archivos de inteligencia. Soldados, han realizado una captura
realmente afortunada. Me nombrarán general por esto.
-¿Luke Skywalker? –dijo uno de los soldados-. ¿No es ese el tipo
que...?
Luke sintió que los soldados de asalto se amilanaban ante él. Incluso
con sus blásters apuntándole, seguían teniendo miedo en presencia del rebelde
que había destruido la Estrella de la Muerte y había cruzado sus sables con
Darth Vader. El Imperio había tratado de reprimir las historias acerca de
cualquier rebelde particularmente famoso, pero los logros de Luke eran bastante
difíciles de ocultar.
-Arno –dijo Lesim-, ve a buscar mi tomavistas. Quiero sacarme un holo
con el prisionero.
-Deberíais llevarme ante Lord Vader de inmediato –dijo Luke, utilizando
la Fuerza una vez más.
-Lo llevaremos ante Lord Vader de inmediato –ordenó Lesim-. Preparadle
para el transporte. ¡Pero no os olvidéis de traer mi tomavistas!
Luke suspiró. Iba a ser una noche muy larga.
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