lunes, 8 de septiembre de 2014

La reunión operativa del Grupo Rojo


La reunión operativa del Grupo Rojo
Michael Stern

El siguiente texto es un relato de primera mano de la reunión de datos de misión previa al ataque sobre la segunda Estrella de la Muerte. Fue narrado a Voren Na’al por el comandante Antilles.

La sala era una extraña mezcla de susurros de excitación y conversaciones calmadas, como solía ser el caso cuando la inusual combinación de pilotos novatos y veteranos del Grupo Rojo iba a recibir datos de misión. El sonido rápidamente se apagó cuando entré yo, con un holodisco y un puntero electroiluminado.
Introduje el disco en el proyector, y una brillante imagen holográfica roja de la nueva Estrella de la Muerte apareció en el centro de la sala. Obviamente, seguía en construcción, rodeada de vigas y puntales estructurales y con muchos grandes huecos en su superestructura. Pero eso no hizo nada para reducir su asombroso tamaño ante los ojos de esos jóvenes pilotos.
En todo caso, el hecho de que un veterano superviviente del ataque a la primera Estrella de la Muerte estuviera dirigiendo su escuadrón parecía suavizar mucho de su miedo y aprensión. Sabedor de lo poco que tuve que ver con el milagroso disparo de Luke, yo mismo no estaba tan confiado en mis propias capacidades como parecían estarlo ellos.
Sin embargo, hablé con la seguridad en mí mismo que sabía que necesitaban.
-Muchos de vosotros habéis estudiado la Batalla de Yavin en vuestros programas de entrenamiento. Olvidaos de ella.
Me volví para mirar la holoimagen.
-Esta es una historia completamente distinta.
Usando el puntero, señalé la trinchera central que recorría el ecuador de la estación de combate incompleta, que contenía el fatídico puerto de ventilación, y continué hablando.
-En esa batalla, recorrimos esta trinchera ecuatorial para llegar a este pequeño puerto de ventilación. –Hice parpadear el puntero en un punto resaltado apenas perceptible-. Pero el Imperio ha solucionado ese pequeño fallo de diseño.
”Esta vez, no vamos a entrar en la trinchera, sino en la propia superestructura.
Un cuchicheo nervioso comenzó entre los pilotos.
-Entraremos aquí –continué, señalando una apertura circular en la estructura de la superficie de la estación-, y continuaremos por este camino hasta que lleguemos al núcleo del reactor.
Hobbie, el habitual escéptico del grupo, tomó la palabra.
-Me parece bastante estrecho, jefe.
Alcé una ceja con gesto inquisitivo. Hobbie siempre odia cuando hago eso.
-Te he visto pilotar un deslizador de nieve entre las patas de un caminante AT-AT en marcha, ¿y me dices que esto es demasiado estrecho?
El resto del grupo estalló en risitas.
Janson se volvió hacia Hobbie.
-Limítate a quedarte cerca de mí y yo te haré de niñera por el camino, figura.
Más risas. Continué con la exposición.
-En la parte de los pros, esperamos que sus baterías turboláser no estén activas, y no estamos seguros de qué complementos de cazas podrán desplegar si les tomamos por sorpresa.
Pulsé unos cuantos interruptores en el transmisor y la imagen de la Estrella de la Muerte encogió a un tercio de su tamaño previo, mientras la holoimagen de un gran mundo verde aparecía a su lado.
-En la parte negativa, toda la estación de batalla está protegida con un escudo de energía proyectado desde la luna boscosa de Endor.
Una brillante holoimagen amarilla del escudo de energía surgió de la luna para rodear la Estrella de la Muerte.
-Un equipo de asalto dirigido por el general Solo y el comandante Skywalker se encargará de desactivar el generador de escudo.
Entonces habló Randi, el piloto más joven y novato del grupo.
-¿Y si llegamos ahí y el escudo aún está activo? Nos quedaremos colgados para que nos frían.
Me limité a sonreír mientras apagaba el holotransmisor.
-No conoces demasiado a Han y Luke, ¿verdad?

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