viernes, 12 de septiembre de 2014

Una inspección típica


Una inspección típica
Bill Smith

Deeve alcanzó finalmente la cima del risco. Con un suspiro, miró por encima del borde... al corazón del planeta. Durante una fracción de segundo, se olvidó de sus doloridos brazos y piernas, mientras observaba cómo se arremolinaban las nieblas miles de metros más abajo. Parecían nubes, pero sabía que esos vapores estaban tan calientes que respirar una sola bocanada le mataría al instante.
Volvió a ajustarse el respirador en la cara, asegurándose de que estuviera bien ceñido. Trató de quitarse parte del sudor que se había concentrado junto a sus ojos, pero una gruesa pieza de vidrio transparente detuvo su mano.
-Nunca me acostumbro a ver cosas como estas –murmuró para sí mismo-. Qué vista tan maravillosa, y soy la primera persona que jamás la haya visto. –Buscó en el suelo de rocas sueltas un lugar cómodo donde sentarse. Hace mucho tiempo que había superado el miedo a las alturas, y se sentó a menos de un metro del borde del precipicio-. Aquí fuera hay otras cosas de las que merece la pena preocuparse.
Pequeños pedazos de tierra púrpura-azulada cayeron al abismo.
Tomó su tableta de datos de los ganchos moleculares en su cintura y pulsó el botón de encendido. Mientras esperaba que los programas operativos básicos de la tableta de datos comenzaran a funcionar, pasó la lengua por las almohadillas de diagnóstico en el interior de su máscara respiratoria. Mientras el ordenador de análisis integrado en el respirador ejecutaba un diagnóstico rápido, iba mostrando los resultados en su placa facial:

2:14:48 de aire restante
Respiración aceptable
Potencial energético aceptable
Clima exterior hostil pero dentro de las especificaciones del traje sellado
Recomendaciones: Sin precauciones adicionales. Proceda

-Bien. Estoy preparado.
Activó su comunicador con un movimiento de la lengua.
-Nave Fundador del SENR1, aquí Deeve. Estoy en el borde del cañón, con unos cinco minutos de adelanto sobre el horario previsto. ¿Algo nuevo que deba saber?
Una voz electrónica pero claramente femenina le respondió.
-Adelante, Deeve, cielo. Nada nuevo que informar. La temperatura te freirá sin ese traje, y la atmósfera es asesina. Unas pocas décadas de terraformación y este lugar será un buen hogar para... algo.
-Efecé... ¿dónde está Jarsa? –Deeve reprimió un comentario acerca del comportamiento de la droide. Creía haberla reprogramado para que no fuera tan insufriblemente cariñosa.
-Jarsa ha salido a trabajar en la aleta solar. Hemos tenido más mynocks; esta vez han roído los condensadores de campo de la aleta, y una mota de polvo la hizo añicos antes de que descubriéramos que el escudo de partículas estaba desactivado.
-Genial. Asegúrate de que regresa ahí pronto. Si llamo pidiendo ayuda, que sea ella quien pilote hasta aquí abajo; no quiero que trates de aterrizar esa cosa. Acabarías enterrando el Fundador en una montaña, o algo así.
-Cariño, eso me hace querer intentarlo. Sólo para demostrar que te equivocas...
¡CLICK!
-Deeve fuera –murmuró para sí mismo mientras apagaba el comunicador con un movimiento de la lengua. Esto ya iba a ser bastante duro sin un montón de circuitos enamorados parloteándole al oído.
Devolviendo su atención a la tableta de datos, se quitó la mochila de su hombro dolorido y abrió uno de los grandes bolsillos. Sacó un dispositivo grande, más o menos rectangular, y pulsó el botón de encendido. Espectrómetros, detectores de radiación, buscadores de mineral, monitores de temperatura y una docena más de sondas y chismes cobraron vida con un zumbido cuando el analizador ambiental se activó. Tomando un enlace de datos, introdujo un conector en el analizador ambiental y conectó el otro en su tableta de datos. Con un movimiento de la lengua, pasó su comunicador al modo de grabación de audio.
-Escaneo remoto de recursos: comenzado –anunció en voz alta.
Diales, medidores y otros monitores comenzaron a emitir sonidos mientras el analizador ambiental recopilaba todos los datos que podía acerca de esa remota ubicación. Echó otro vistazo a su alrededor.
El cañón se extendía hacia el horizonte por el norte y por el sur, y desde ese punto elevado parecía tener más o menos forma de media luna. Probablemente mediría unos diez kilómetros de ancho, y quién sabe cuánto de profundidad. En el costado del cañón que estaba a la vista, pudo ver siete tipos distintos de suelo; primero, esa capa superior de roca azulada; luego una roca aparentemente más sólida, de un azul más fuerte; conforme el cañón iba descendiendo más, el color de los estratos se iba haciendo cada vez más oscuro, hasta que los vapores de los flujos de hirviente lava en las profundidades ocultaban su visión.
-Tiene que haber algún buen depósito de mineral ahí abajo –pensó para sí mismo-. De lo contrario, este será el quinto planeta seguido desolado y sin valor.
Tres sistemas más y regresarían a la Base de Exploración Foxar de las Regiones Exteriores, y hasta ese momento iban a regresar con las manos vacías. Apenas habían obtenido lo suficiente para cubrir sus gastos de operación, pero una gran veta de mineral... y entonces ese viaje habría merecido la pena.
Abrió el compartimento más grande de su mochila y sacó una caja cuadrada de aproximadamente medio metro de lado. Examinó los pequeños nódulos repulsores en la superficie inferior.
-¿ErreeEme-CeroDós, qué tal estás? ¿Preparado para hacer tu trabajo?
Una serie de alegres trinos surgió de un altavoz lateral. REM-02 ahorraba un montón de problemas en esas inspecciones planetarias. Podía descender flotando, más cerca de la lava de lo que Deeve se atrevía a ir. El pequeño e intrépido droide podía efectuar un análisis completo del suelo y el aire y transmitirlo de vuelta al sensor receptor del analizador ambiental. Por descontado, la unidad no era lo bastante lista como para sacar nada en claro por su cuenta (para eso estaba el analizador ambiental), debido a que la mayor parte de su programación se concentraba en la auto conservación. Había un límite en los que los técnicos de Industrial Automaton podían integrar en ese pequeño cuerpo.
-¡Ahí vas!
Con un empujón, lanzó el pequeño droide por encima del borde del precipicio y los repulsores se activaron con un zumbido uniforme. Pronto el zumbido dejó de oírse, pero los datos comenzaron a cruzar a toda velocidad la pantalla de su tableta de datos. Supuso que en diez o quince minutos podría hacer el rápido descenso de vuelta a su saltacielos y pasar al siguiente punto de inspección.
Entonces, escuchó un sordo rugido mezclado con varios crujidos amortiguados que parecían... pasos. Dándose la vuelta, vio lo que parecía una criatura cuadrúpeda, de cuatro metros de altura, cubierta con esa roca azulada. De la parte inferior de su cuerpo, un tentáculo bajó hasta el suelo y reptó por la roca hacia él.
Deeve extrajo instintivamente su pistola bláster y trató de retroceder para ganar distancia. Cuando su pie izquierdo notó el borde del precipicio, recordó las circunstancias en las que se encontraba.
-Algo delante, nada detrás. Este es un mal lugar.
Conforme el tentáculo se acercaba deslizándose, disparó al suelo, más por miedo que por otra cosa. El tentáculo se detuvo cuando llegó al borde del impacto. Inmediatamente, Deeve sacó su tableta de datos, ordenando al programa que detuviera su lectura de sensores remotos y diciéndole que examinara esa cosa que estaba frente a él a menos de cinco metros de distancia.
La cosa retrocedió uno o dos metros, haciendo lo que los humanos podrían interpretar como un “movimiento relajado”; se reclinó, descansando sobre sus patas traseras. Por supuesto, la cosa también podía estar preparándose para saltar sobre él.
Se sentó ahí, sin hacer nada. El tentáculo volvió a meterse bajo una placa de roca que pareció apartarse a su paso.
-Ojalá tuviera cabeza. Al menos sería capaz de saber si me está mirando.
Deeve supuso que, por el momento, no estaba interesada en enfrentarse a él. Siempre era buena señal.
-¡Efecé, bajad aquí AHORA MISMO! Tenemos algo que merece la pena investigar.
Sólo era un día como cualquier otro en el servicio de exploración.


[1] Servicio de Exploración de la Nueva República. En el original, NRSS, New Republic Scout Service (N. del T.)

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