lunes, 13 de octubre de 2014

Asuntos de familia

Asuntos de familia
Rick D. Stuart

-Hoy pareces un poco fatigado, padre. ¿Qué puedo hacer por ti?
-Brahle. Te estaba esperando. Pasa y cierra la puerta.
-¿Te importa si me sirvo un trago? Parece que a ti también te vendría bien uno.
-Lo que quiero, Brahle, es una explicación. Mira estas cifras que he recibido de nuestra oficina central.
-En serio, padre, ya sabes lo tediosas que encuentro las conversaciones sobre comercio interesterlar. ¡A tu salud!
-Me dicen que alguien ha estado desfalcando millones de créditos de nuestras cuentas corporativas. Alguien del interior. Alguien con acceso a información especial. No, no quiero nada...
-¿En serio? Sin duda es un asunto peliagudo. Pero, padre, realmente deberías preocuparte por ti mismo, ¿sabes? No tienes en absoluto buen aspecto. Toma, ten una pastilla anti-estrés.
-No necesito un trago, y no necesito una pastilla anti-estrés. Lo que necesito es una explicación.
-¿Una explicación?
-Sólo hay una persona que pueda haber manipulado esas cuentas. Sólo una persona que yo sepa tiene la habilidad y la información interna para llevar a cabo esta clase de cosas.
-Oh, eso. De hecho, fue todo un desafío. De verdad no tienes buen aspecto, ¿sabes? ¿Seguro que te encuentras bien?
-¡Lo admites! Admites haber robado a tu propio padre. ¿De qué te estás riendo?
-Admito mi propia genialidad, sí. Me río porque, del modo en que te agarras el estómago, diría que he vuelto a ser más listo que tú.
-¿Qué quieres decir?
-Veneno de contacto de acción retardada, querido padre.
-La bebida. La pastilla. Pero acabas de traerlas... y yo no he tomado ni una cosa ni otra. Las he rechazado. ¿Cómo...?
-Por favor, padre, yo nunca sería tan obvio. De hecho, ayer descubrí que te estabas acercando a mí, electrónicamente hablando. Decidí golpear primero. Anoche cubrí la superficie de tu ordenador con la preparación adecuada. El instrumento de tus pruebas contra mí se ha convertido en el instrumento de tu muerte. Simula bastante bien un ataque cardiaco, ¿no te parece?
-¿Pero por qué?
-¡Me aburría! Quería los créditos que tú tienes. Quería la libertad para gastarlos como quisiera. Y además, era un desafío. Vaya, que cara más pálida tienes.
-Antídoto...
-Oh, sí, casi lo olvido. Esto te encantará. Había un antídoto, padre. Parte del compuesto estaba en la bebida que te he ofrecido. Eso, combinado con los ingredientes de la pastilla anti-estrés que acabo de tomarme, era toda la protección que necesitaba. ¡Y has rechazado ambas cosas! ¿Padre? Oh, cielos, parece que te he arruinado el fin de semana, ¿verdad?

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