Ejercicio para estar en forma
Rick D. Stuart
Corre. Corre
más rápido. No te detengas ahora. Está justo detrás de ti. Escóndete en ese
callejón. Cuidado con esas cápsulas de basura. No hay tiempo para preguntarle
sus intenciones. Si te atrapa, se acabó todo para ti. Te rebanará el pescuezo y
te dejará morir ahí tirado.
Cuidado con
esa verja de seguridad, idiota. Maldito tobillo... ¡ahora sí que la has
fastidiado! Trata de andar, trata de arrastrarte. ¡Deja de sonreír como un
tonto y muévete! Te ha oído... arrástrate más rápido. ¡Maldita sea!
-Su cambio, señor.
-Por favor, no me mates, tengo esposa y... ¿qué has
dicho?
-He dicho “su cambio, señor”.
-Pero, pero me estabas persiguiendo...
-Correcto, señor.
-¿...todo el camino desde el restaurante?
-Cierto, señor.
-¿Sólo para darme esta apestosa bolsa de créditos?
-Yo no mencionaría la palabra “créditos” en voz muy
alta en este vecindario, si yo fuera usted, señor.
-¡Estabas armado! ¡Lo vi!
-Uno nunca puede ser demasiado precavido en esta
zona después de anochecer, señor.
-¿Quieres decir que me has estado persiguiendo por
estas calles miserables durante más de dos kilómetros para nada?
-Yo no diría eso exactamente, señor.
-¡Entonces, ¿por qué, especie de frezhin
thalassiano?!
-Me venía bien un poco de ejercicio.
-Fragmento de Mavin Cless,
Cenar
en el Lado Salvaje: Experiencias Culinarias Inolvidables en el Borde
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