Me lo estoy pasando muy bien, me alegro de que no
estés aquí
Rick D. Stuart
Desde el momento en que sales de la lanzadera de
conexión, notas el ruido. No sólo el bullicio normal de la mayoría de los
puertos estelares, sino una clase de ruido claramente distinta. Mezclados con
los sonidos de la confusión, están los sonidos de la miseria y la
desesperación: niños llorando porque no encuentran a sus padres, conductores de
deslizadores de servicios gritando airadamente a los pasajeros, los sonidos de
las peleas a puñetazos y alguien, en alguna parte, que recibe en la cabeza el
bastonazo de un miliciano.
Apenas sales de la zona de aduanas te encuentras
rodeado de droides de apuestas. Están completamente en todas partes. No hay
forma de librarte de ellos. Tuve que encerrar uno en el armario y llamar al
encargado del hotel para que fuera a retirarlo, cosa que hizo reticentemente
varias horas más tarde...
Igualmente inquietante es la gente que nos
encontramos de camino al hotel. En ninguna otra parte de la galaxia he
encontrado un grupo de gente más grosera, más vulgar. No es que se limiten a
ser maleducados. ¡Enseguida te da la impresión de que el objetivo en la vida de
los brinditas es inventarse el insulto perfecto!
Tal vez lo que más me perturba sean los niños. Los
hay donde quiera que vas, mendigando en las calles, los callejones, las tiendas.
Siento tanta lástima por ellos...
Bueno, Jondrix empieza mañana su nuevo trabajo como
técnico de droides en el Instituto Tecnológico Brandis. Estamos pensando en
buscarnos una casa en el campo una vez se haya asentado. Tal vez las cosas no sean
tan malas después de todo. Pero al menos por ahora, madre, supongo que podría
decirse que me lo estoy pasando de maravilla, pero me alegro muchísimo de que
no estés aquí.
-Fragmento de una comunicación personal:
Thalis Denirid,
inmigrante en Brindin Anchorage, Sector
Portmoak, Territorios del Borde Exterior
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