¿Qué hay en un nombre?
Rick D. Stuart
Admito que Matagorn era un capullo, y que ninguno
de nosotros derramó muchas lágrimas por su súbita partida, pero, el modo en que
ocurrió, bueno... ¿Por qué no pudo limitarse a mantener cerrada su maldita boca?
Todos sabemos cómo era la prefecto Ursellis antes
de que Tremayne hiciera de los DALCAs un modo de vida. Esos versátiles billetes
de detención le dieron la carte blanche
que había estado buscando para ajustar algunas viejas cuentas y empaquetar
indefinidamente a algunos tipos. Y lo que también sabes es que, al ser el
sub-prefecto el encargado de toda la burocracia, Matagorn se dejó los ojos en
el trabajo, gimiéndose y quejándose del tiempo de descanso perdido, de las largas
jornadas de trabajo, ¡y de tener que tratar con ese cazarrecompensas srrors’tok
llamado Cex!
Pues bien, si tan sólo hubiera mantenido la boca
cerrada, finalmente habría podido disfrutar de esas vacaciones que tanto le
preocupaban. ¡Pero no, Mat no! En lugar de eso, no pudo resistirse a usar ese
legendario ingenio Matagorn suyo a costa de otra persona. El mes pasado,
Tyionsis Cex desciende al planeta y viene después de dejar su último grupo de “detenidos”
imperiales bajo los tiernos y amables cuidados de la prefecta. Con tal suerte
que se encuentra con Matagorn, y Mat está todo hecho polvo escribir un nuevo
montón más de DALCAs. Y entonces Mat decide que no va a dárselos sin hacer
algún comentario jocoso a costa de Cex. Así que entrega al cazador la última
lista de deseos de la prefecto –debía de haber un centenar de nombres en esa
lista-, y va y hace un comentario acerca de que, ya que esos documentos se
llaman “DALCAs”, ¡entonces Cex debía ser el “DALCAhuete” personal del Alto
Inquisidor Tremayne!
¡Y el idiota suelta después una gran carcajada! Y
entonces pude ver que a Cex, que nunca dice ni una palabra, que nunca mueve un
dedo, se le eriza el pelo de la espalda. Cex se limita a dar media vuelta,
despacio y tranquilo, y mira a Matagorn de arriba abajo un par de veces, ¡como
si estuviera tomándole las medidas para un nuevo ataúd! Entonces separó los
labios, mostrando esos enormes colmillos suyos; supongo que esa era su versión
de una sonrisa. Pude ver sus ojos cuando lo hizo; esos ojos felinos fríos y
amarillos. No me da reparo decirte que eso fue suficiente para helarme la
sangre. Lo siguiente que se sabe es que Cex apunta con la garra de un dedo a
Matagorn como diciendo “¡Has cometido un grave error!” Entonces, da media
vuelta y se va. En ese preciso instante supe que Matagorn era hombre muerto.
En todo caso, Cex se va, ¡y al día siguiente
Matagorn de pronto recibe la noticia de que le han concedido esas malditas
vacaciones que llevaba suplicando durante meses! Dos días después, desaparece.
Al día siguiente, un fragmento de él aparece en Ciudad Gevis, al siguiente otro
en Verdson, al siguiente... bueno, ya pillas la idea.
Pero, cuidado, ¡no estoy diciendo que Cex lo
hiciera! Mi madre no crio a ningún estúpido, ¡no señor! Al menos, nadie le ha
acusado nunca de la desaparición de Matagorn, y en cuanto a la prefecta, no
podría importarle menos la perdida de uno o dos de sus vasallos, pero lo que sé
es lo que sé. Matagorn por fin consiguió esas vacaciones que tanto quería –unas
vacaciones realmente largas-, y Cex, bueno, digamos que nadie volverá a
atreverse a bromear llamándole alcahuete...
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Fragmento, Helkson Vall,
Sub-prefecto, Kalandis IV, Sector Pallis
Reunión confidencial con el Agente de Inteligencia 438432
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