lunes, 27 de octubre de 2014

Trabajando el mercado


Trabajando el mercado
Rick D. Stuart

I

...Como cazador de recompensas profesional, Suroc sabía desenvolverse en muchos planetas. La mayoría no tenía ningún atractivo, y muchos eran directamente hostiles. Pero Andasala era diferente. En la mayoría de planetas, podías confiar en algunas personas, algunas veces. Andasala era todo lo contrario.
Sin embargo, Suroc quería una mercancía especial... un nashtah. Los créditos no eran un problema, pero conseguir un animal semejante en Midani, su próxima escala, sí lo sería. Y necesitaría el nashtah para una caza muy especial. Era mejor tratar de conseguir la bestia de ataque aquí primero.
El propietario de la Guarida del Rancor parecía haber perdido una pelea con alguien. Al igual que la mayoría de los parroquianos. Justo la clase de lugar que estoy buscando, pensó Suroc para sí mismo mientras se acercaba a la barra.
-Ron corvani. Gracias. ¿Dirige usted solo este sitio? ¿No tiene ningún hijo que le ayude? Sí, una lástima. Yo tampoco. Aunque tengo un sobrino[1]. Y es todo un coleccionista. Le encantan los animales exóticos... los animales realmente exóticos[2].
”¿Esos pretzels de pimienta son para alguien? Sí, se acerca su cumpleaños. Creo que este año le conseguiré algo especial, si entiende a qué me refiero[3]. Lléveme otra copa a ese reservado. Gracias...


II

...Tres copas y dos cuencos de pretzels de pimienta más tarde, Suroc escucha que alguien se desliza en el reservado detrás de él.
-Tengo entendido que está buscando un regalo de cumpleaños. Busca algo especial, ¿no es así?
El interlocutor habló en huttés. Suroc tuvo problemas para distinguir el acento... ¿Rodiano, tal vez?
-Es para mi sobrino. Me gustaría conseguirle algo antes de marcharme[4].
-¿Adónde se dirige?
-A un lugar donde no hacen un montón de preguntas innecesarias.
-Necesito saber dónde va para saber lo que quiere. De otro modo, no sé si tengo lo que necesita.
-Como dije, es para mi sobrino. Colecciona animales exóticos. Muy peligrosos[5]. Creo que le gustaría un nashtah... son animales guardianes perfectos. ¿Tiene algo así?
-Yo no, pero conozco a un tipo...
-Suena prometedor. ¿Cuánto?
-Creo que podríamos arreglarlo por, digamos, 15.000.
-Qué lástima. No quiero tanto a mi sobrino[6].
-¿Tal vez él se conforme con otra cosa?
-Lo dudo. Creo que lo quiero lo bastante como para gastarme 9.000[7].
-Por mí está bien. Veré qué puedo hacer.
-Dejaré el nombre de mi hotel y mi código de videocomunicador en esta servilleta. Cuando contacte con su amigo me dejaré caer.
-Aquí no[8].
-¿Dónde y cuándo?
-Espaciopuerto de Andasala, muelle de atraque 127. Tardará un tiempo[9].
-Me marcho dentro de dos días. De otro modo, mi sobrino no habrá tenido suerte[10].
-Esta noche, entonces.


III

Poca gente iba al espaciopuerto de Andasala por la noche. Aquellos que lo hacían iban con cautela. No era una gran sorpresa que el muelle de atraque 127 estuviera desierto a esa hora.
Por suerte, Suroc no tuvo que esperar mucho. El claro golpeteo del sintocuero con las placas de metal del suelo le alertó de la llegada de su antagonista. El intermediario se detuvo nada más entrar en la zona iluminada por una farola de flujo cercana. Suroc veía ahora por primera vez al operador cara a cara. Su piel verde, su hocico y sus ojos multifacetados lo identificaban como rodiano, tal y como Suroc había sospechado. Incluso a esa distancia, la abultada chaqueta indicaba la presencia de un arma oculta.
Maldición.
-Me alegro de que pudieras llegar aquí, cazador[11].
-¿Tienes la mercancía?
-Aquí mismo.
El rodiano acercó a la luz una gran jaula repulsora. Un grito penetrante resonó por encima del zumbido del generador de campo de fuerza. Suroc sonrió con su característica sangre fría.
-Entonces vayamos al grano, ¿de acuerdo? Usted manda[12].
-Camine hacia mí, sin trucos. Deténgase a unos cinco metros delante de mí. Lentamente.
Suroc nunca disfrutaba con la sensación de tener una diana pintada en el pecho, pero no tenía elección.
-Así está bien. Bueno, ¿tiene el dinero?
Suroc, muy lentamente, metió la mano en la chaqueta y extrajo un gran sobre. El rodiano arrugó el hocico; una sonrisa engreída en el lenguaje corporal rodiano.
-Déjeme ver el nashtah.
-Aquí mismo. Deje que eche un vistazo a esos créditos mientras usted examina el animal.
Suroc le entregó el sobre sellado y examinó el animal del interior de la jaula con ojo experto. Su suave piel verde se ondulaba cuando la bestia flexionaba sus músculos; un largo gruñido escapó de la criatura cuando ésta se percató de la presencia del cazarrecompensas. El sonido de pasos a ambos lados sugería que los dos tenían compañía[13].
-¿Qué gfersh es esto? ¿Un chip de código? ¿Dónde están mis créditos?
-Los tiene en la mano. Ese chip desbloquea una caja de seguridad en la caja fuerte de mi hotel. Dentro están los créditos que pidió, todos en monedas y billetes pequeños. ¿No esperaba realmente que viniera hasta aquí a estas horas de la noche con todo ese efectivo, verdad? Quiero decir, no es seguro, ¿no es cierto?[14]
-No, supongo que no. Pero, dígame, ¿qué le hace pensar que está a salvo ahora? Quiero decir; ¿y si yo fuera un hombre de negocios sin escrúpulos? ¿Y si decidiera jugársela? Vaya, podría limitarme a tomar su dinero y dejarle a usted aquí, bastante muerto.
-Tal vez, pero si lo hiciera nunca conseguiría sus créditos.
-No me venga con ese cuento. Tengo su chip aquí mismo, en mi mano.
-Sí –dijo Suroc, sonriendo ante el chiste involuntario del rodiano-, pero no tiene mi mano. Antes de venir aquí esta noche, hice que el gerente del hotel instalara una cerradura adicional con reconocimiento de la palma de la mano en la caja de seguridad que contiene su dinero. Puede que tenga el chip que necesita, pero sigue necesitando la huella de mi mano. Además, la cerradura es sensible a la temperatura: tengo que estar vivo para que funcione[15].


IV

Suroc sabía que llevaba ventaja. Por desgracia, el rodiano también lo sabía. A los rodianos no les gusta que les lleven ventaja. Tenía que hacer algo para calmar la situación.
-Me ha sorprendido. Es difícil conseguir por aquí un nashtah en buena forma. Debe conocer a gente muy importante para conseguir una bestia de ataque de esta calidad[16].
-Basta de cháchara. Volvamos a mis créditos.
-No hay problema. Están todos allí, esperándole. Dejaré a mi nuevo compañero en un lugar seguro y luego puede volver conmigo y recogerlos ahora si desea. O, si lo prefiere, volveré y retiraré la cerradura de huella. Me marcharé de Andasala a primera hora de la mañana. Puede retirar sus créditos en cualquier momento que desee[17].
-¿Con quién cree que está tratando? Si retira esa cerradura de palma, retirará también mis créditos. No soy ningún estúpido. Iré con usted ahora mismo. No voy a darle la oportunidad de engañarme[18].
-Comprendo su punto de vista. De acuerdo, cuanto antes mejor, entonces. Usted primero[19].


[1] Suroc no se refiere a sí mismo como la parte interesada. Sabe que el tabernero podría ser un informante o un agente de la ley encubierto.

[2] Suroc acaba de identificarse como un comprador con una necesidad muy inusual.

[3] Llegado a este punto, probablemente quiera adquirir un animal extremadamente peligroso y cuidadosamente regulado. Si ha recibido el mensaje, el tabernero hará el resto. Nótese que no se han intercambiado créditos (aparte del coste de las bebidas). No ha sido necesario; Suroc sabe que el tabernero probablemente obtenga una comisión de la venta una vez el trato se haya completado.

[4] Mantener la ficción de comprar un regalo no es sólo para mantener las formas: Suroc necesita impresionar a este extraño para que vea que no es un aficionado. Al no admitir que quiere el nashtah para su propio uso, muestra cierto grado de control profesional.

[5] Leyendo entre líneas, lo que Suroc está diciendo realmente es que le gustan las cosas exóticas y, por implicación, que es un sujeto peligroso, a quien no conviene jugársela.

[6] Suroc sabe que aceptar la primera oferta arruinaría el trato. Como normal, la primera cifra siempre es alta; aceptar la primera cifra casi garantiza que se añadirán algunos “gastos de manipulación” de última hora cuando vaya a cerrarse el trato.

[7] Suroc básicamente está diciendo: “Esta es mi contra-oferta. O la acepta o me voy a hacer negocios a otra parte.”

[8] El intermediario sospecha que Suroc va a hacer negocios en otra parte. Aunque no quiere que el trato se le escape, está irritado de todas formas. Quería conseguir al menos 12.000. Para compensar las pérdidas en este aspecto, el intermediario se recupera asegurándose de que se haga en un lugar de su elección.

[9] ¡No lo creo! ¡Esto es Andasala! El intermediario no debería tener problemas en conseguir algo aunque sea tan peligroso y exótico como un nashtah. Si quiere tiempo extra debe ser por otros motivos.

[10] Ahora es el turno de Suroc de retomar el control de la situación. No le gusta el lugar convenido, pero teniendo todo en cuenta, el precio es adecuado. Imponiendo un límite de tiempo al intermediario, Suroc recupera una apariencia de control de los acontecimientos. Esto también refuerza la idea de que está dispuesto a ir a otro sitio si es necesario.

[11] El rodiano revela que sabe que Suroc es un cazarrecompensas. Con toda seguridad ha investigado a fondo acerca de él.

[12] No hay normas estrictas que regulen el intercambio físico de bienes en un trato del mercado negro. Suroc sabe que su mejor opción es dejar que el intermediario lleve la iniciativa y seguir sus indicaciones lo más cuidadosamente posible.

[13] El intermediario había llevado consigo su propio seguro de vida. ¡Sin embargo, había cometido el error de mostrar sus cartas demasiado pronto! Al revelarle su presencia, los matones del rodiano no hicieron sino terminar de convencer a Suroc de que el intermediario pretendía jugársela.

[14] Suroc sabe que nunca debe llevar efectivo, ¡o al menos nunca la cantidad completa!

[15] ¡Suroc tuvo la previsión de llevar su propio seguro de vida!

[16] El cumplido pretendía insinuar que el rodiano es un comerciante del mercado negro con talento y recursos suficientes para conseguir mercancía de calidad en poco tiempo. Un pequeño gesto que no haría ningún daño dado el inestable temperamento del rodiano.

[17] Suroc deja que el rodiano crea que la elección es realmente suya cuando, en realidad, no tiene demasiada elección. Algunos llamarían a esto “salvar las apariencias”. ¡Suroc lo llama “salvarse el pellejo”!

[18] Como suponía, el rodiano estaba dispuesto a creer que Suroc planeaba engañarle.


[19] Mostrando esa aparente deferencia al rodiano, Suroc hace que su adversario crea que vuelve a tener el control de la situación. La escena se ha calmado, pero Suroc recuerda en el último instante mantener al rodiano delante de él en todo momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario