lunes, 13 de octubre de 2014

Una aplicación física de la ley

Una aplicación física de la ley
Rick D. Stuart

El círculo de luz verde que rodeaba su silla proporcionaba un brillo fantasmal a los inesperados sucesos. Una hora antes, el sub-prefecto Neris se encontraba a salvo y calentito en su cama. Y entonces, tres matones con el rostro oculto bajo unos cascos, volaron la puerta.
¿Cómo han conseguido superar todas esas carísimas medidas de seguridad?, se preguntó.
Entonces le inyectaron rápidamente un hipospray. Lo siguiente que el asustado administrador recordaba era haberse despertado en la oscuridad, atado a una silla metálica. Le pareció haber estado esperando ahí durante una eternidad. Podía escuchar a alguien moviéndose en la oscuridad. Alguien que prefería la oscuridad a la luz.
-Qué amable por su parte unirse a nosotros, sub-prefecto.
-¿Quién habla?
-¿Es que no reconoce la voz de su más leal defensor, Neris?
-¿Seron? ¿Gornt Seron?
-El mismo.
-¿Por qué me has traído aquí? ¡Exijo que me liberes de inmediato!
-Me temo, sub-prefecto, que no se encuentra en posición de exigir nada. Simplemente deseo hablar con usted. Tengo dificultades para concertar una cita a través de su secretaria privada.
-La única cita que te concertaré, Seron, será tu ejecución pública.
-Ya lo ven, caballeros. Siempre esa actitud desconsiderada y entrometida. Es por esa actitud suya por la que quiero hablar con usted, administrador. Ya lleva un tiempo emprendiendo una venganza personal contra mí. No puedo ni empezar a imaginar el por qué. Nunca le he hecho daño, nunca le he amenazado en ningún modo. Y aun así continúa persiguiéndome.
-¡Eres un hampón, Seron!
-Soy un hombre de negocios, sub-prefecto.
-¡Eres el mayor mafioso de este sistema!
-Encuentro trabajo a personas en tiempos de crisis económica.
-¡Has cometido más de una decena de asesinatos!
-Me ocupo de mis competidores de forma expeditiva.
-Has corrompido a docenas de oficiales por todo el sector. Pero no esta vez. ¡Haré que seas llevado ante la justicia, aunque sea lo último que haga!
-¡Por favor, sub-prefecto, ahórreme el melodrama! ¿Por qué la gente como usted es tan aficionada lo teatral? Yo esperaba que usted resultara ser un hombre razonable. De hecho, había preparado una proposición de lo más lucrativa para ofrecerle. Pero ahora puedo ver que estoy perdiendo el tiempo. Me decepciona usted, sub-prefecto. Qué triste, teniendo en cuenta que usted y yo somos en realidad muy parecidos. Como usted, yo creo en la firme aplicación de la ley. Sin embargo, prefiero la aplicación de las leyes “físicas” en lugar de las “judiciales”. Su antecesor descubrió lo firme que puede llegar a ser mi aplicación.
-¿Bregless? De algún modo, siempre supe que fuiste responsable de su muerte.
-En realidad, jamás le puse la mano encima al pobre hombre. Al igual que con usted, sub-prefecto, traté de razonar con él. Le pedí (muy amablemente, a decir verdad) que se abstuviera de esas molestas investigaciones sobre mis actividades. No sólo se negó, sino que lo hizo de forma realmente maleducada. Pero yo no soy responsable de su muerte. Su actitud le colocó en una situación en la que reaccionó de forma negativa a la aplicación física de la gravedad.
-No comprendo qué...
-Mire, sub-prefecto, permítame que se lo demuestre.
El suelo se abrió con el agudo siseo del aire al salir rápidamente. Neris fue brevemente consciente del pozo metálico por el que estaba cayendo. Segundos después, recibió con fuerte impresión la fría brisa de la noche, a 500 metros sobre la superficie de ferrocemento de la plaza. A esa hora temprana, había pocas personas cerca para escuchar el grito agónico del sub-prefecto. Los pocos que lo hicieron le prestaron poca atención. Después de todo, en esa parte de la ciudad era bien conocido que a esas horas los invitados de Seron generalmente reaccionaban negativamente a la aplicación súbita de la gravedad.

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