Consejo
del mercader Pyrron Nox
Craig
Robert Carey, Pablo Hidalgo
Mantén
un ojo abierto cuando trates con bothanos, ese es mi consejo. No hace mucho,
preparé un vuelo privado para transportar a Morst Tayl’skar a un planeta
llamado Dressel. Dejaríamos allí un cargamento de algún tipo y luego saldríamos
disparados antes de que nadie reparara en nosotros.
Por
supuesto, no debía hacerse ninguna pregunta. Y, sí, me iba a pagar una suma
considerable.
Mantente
al tanto de los últimos acontecimientos. Ese también ese mi consejo. No sabía
lo que estaba pasando en Dressel, pero debería haberlo sabido. Después de un
descenso peliagudo esquivando algunas naves de un piquete imperial, Morsty y yo
nos encontramos abriéndonos camino por la superficie del bosque, buscando a
alguien.
Los
busques y yo no nos llevamos bien. Están llenos de bichos, y de cosas con
demasiados dientes. En mi paranoia, pierdo de vista a Morsty. Entonces algo me
golpea... con fuerza.
Ese
tipo de cabeza arrugada con un parche en el ojo me rodea con el brazo y sujeta
un cuchillo en mi garganta. Tiene una mirada enloquecida en su único ojo sano,
y susurra “humano” con tanto odio que comienzo a reconsiderar todo el negocio
del contrabando y a plantearme un trabajo como contable.
Antes
de que pueda pegarme un tajo, el vehículo repulsor de una patrulla de soldados
de asalto nos ilumina con su foco y ordena que nos quedemos inmóviles. Entonces
Cara-Ciruela lanza su cuchillo y se carga el foco. Saca un pequeño pero impresionante
lanzaproyectiles de doble cañón y acaba con ambos soldados exploradores de un
solo disparo.
Todo
eso fue en menos de cinco segundos. Yo aún estaba tratando de pensar en quién
nos había dicho que no nos moviéramos.
Entonces
escuché el temblor de unos pies gigantes, y vi uno de esos caminantes de
exploración acercándose a nosotros. Cara-Ciruela toma la palanca de control del
vehículo repulsor, toma un trozo de cuerda trenzada, y ata los controles.
Apunta el deslizador justo a la cabeza del caminante, y acelera a fondo. Me
agarra, y saltamos tras un árbol gigante mientras el caminante estalla
perdiéndose en el olvido.
Morsty
llega corriendo, al escuchar el estrépito. Habla en la lengua de Cara-Ciruela,
y le dice algo que le tranquiliza. Cara-Ciruela se presenta como Orrimaarko,
líder de una célula de resistencia en Dressel.
No
soy muy dado a apostar, pero si alguien me dijera que una especie desorganizada
con una tecnología de nivel industrial iba a enfrentarse a una base rebelde,
diría que lo seguro es apostar por los imperiales. Es decir, habría dicho eso
hasta que vi con mis propios ojos luchar a esos dresselianos. Ya no estoy tan
seguro.
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