La aqualish
llamada Myinyar esperaba en el parking de deslizadores elevado, viendo cómo los
minutos se esfumaban en el crono de su deslizador. Una brisa salada soplaba
desde el océano, llevando consigo un fuerte olor sulfuroso. El origen de ese
olor, la Plataforma de Pesca de Ando Yinn-x34, apenas era visible. Conforme el
sol se hundía en el horizonte, las llamas naranjas que manaban de los crisoles
de fundición de mineral fueron bañando el cielo nocturno, ofreciendo un
fantasmal crepúsculo a la silueta de la ciudad. Un par de cazas TIE salió
volando sobre el océano como parte de su patrulla regular por la bahía.
Myinyar se
revolvió nerviosamente en su asiento, comprobando de nuevo el crono. Se suponía
que su contacto debía llegar en dos minutos, y cuando antes se hiciera el
trato, antes podría volver a casa en el sector Quara de la ciudad. Desde el
principio, ese trato no le había gustado, pero había una buena cantidad de
créditos en juego... demasiado buena. Todo lo que necesitaba hacer era dar el
sedrelio a la mujer, tomar el dinero, y luego largarse.
Observó a la
multitud, buscando la delatora bufanda roja que señalaría a su clienta. Una
extraña mezcla de humanos, sullustanos y aqualish aquala paseaba por allí; al
ser la única aqualish quara, o “con dedos”, allí presente, se veía claramente
que era una extranjera. Permanecer en el deslizador le ayudaría a asegurarse de
que nadie la reconocía como un quara.
Finalmente, la
humana con la bufanda salió del turboascensor. Era una mujer adulta, con
gruesas pinturas cosméticas en los labios y cerca de los ojos. Tenía cabello
amarillo. Aunque parecía bastante inofensiva, la aqualish había aprendido
tiempo atrás que ningún humano era nunca inofensivo.
La humana caminó
directamente al deslizador y Myinyar bajó lentamente la ventanilla.
-Entra –murmuró
Myinyar en aqualish.
La humana se
acomodó en el asiento del pasajero. Myinyar observó su lenguaje corporal y
advirtió signos de aprensión. Débil.
Todos los humanos parecen débiles, como esta.
-¿Tienes los créditos, humana?
La mujer mostró los dientes,
algo que sus camaradas humanos llamaban “sonrisa”. Habló en básico, el lenguaje
de los humanos.
-Lo tengo. ¿Tienes el sedrelio?
¿Tres kilos?
Myinyar buscó detrás de su
asiento y extrajo un pequeño saco.
-Aquí está.
La humana tendió a la aqualish
la barra de créditos. Myinyar captó movimiento por el rabillo del ojo: tres
humanos, todos con idéntica vestimenta. Se acercaban al deslizador rápida y
deliberadamente. Echando un vistazo, la mujer tomó aliento bruscamente.
-Esos hombres... deben ser
agentes de la OSI. Arranca.
Myinyar soltó un bufido y empujó
a la mujer.
-¡Fuera!
La mujer se acercó a ella y sacó
un bláster de mano.
-No tenemos tiempo para esto.
Arranca o ambas acabaremos en un centro de interrogación.
Myinyar pensó en ello y entonces
empujó la palanca del acelerador. El generador repulsoelevador gimió conforme
el motor impulsaba el deslizador desde el punto donde estaba aparcado y le
hacía descender el carril de salida. Los tres humanos echaron mano al interior
de sus abrigos, extrayendo pistolas bláster. Myinyar aceleró descendiendo la
rampa y dobló la esquina antes de que pudieran tener un disparo limpio.
Mientras Myinyar conducía el
deslizador al nivel de la calle, miró fijamente a la mujer.
-¿Por qué eres tan importante
para ellos?
La humana se recostó en el
asiento.
-Soy alguien a quien el Imperio
necesita detener a toda costa... alguien que odia al Imperio tanto como tú.
Sigue mis instrucciones y tengo amigos que pueden ayudar a ponerte a salvo.
Myinyar condujo el deslizador a
través del denso tráfico, dirigiéndose hacia las afueras de la ciudad.
-De momento, soy toda oídos. Pero
no confundas necesidad por... alianza.
Y ahora, ¿adónde vamos?
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