Informe al Consejo Provisional de la Alianza de
Planetas Libres
Eric S. Trautmann
-Historiador Na’al, es la obligación de este
consejo notificarle de que esta reunión está siendo grabada –dijo Mon Mothma
mirando de frente al joven.
-Lo entiendo –asintió gravemente el joven-. Soy
consciente de la naturaleza sensible de la información acerca de la que se va a
hablar hoy, y quisiera aprovechar esta oportunidad para remitir al consejo a mi
juramento de seguridad firmado en la página 2.348,283 de la tableta de datos.
–Voren Na’al se tomó un instante para poner en orden sus pensamientos mientras
los miembros del consejo confirmaban sus palabras. Vamos, pensó el joven historiador. Este es tu gran momento. Trata de no balbucear incoherentemente.
-Damas y caballeros –comenzó,
mostrando sólo ligeramente nerviosismo en su voz-, las últimas semanas han
visto una actividad militar sin precedentes, y por petición suya he preparado
un informe detallado señalando los hechos tal y como los conocemos.
”Como seguramente ya sabrán,
habitualmente obtengo mi información de entrevistas y observación personal,
pero en este caso no siempre ha sido posible hacerlo. Inteligencia de la
Alianza ha sido de lo más cooperadora proporcionando acceso sin precedentes a
la información que necesitaba para completar el informe. Además, la ayuda del
personal del general Rieekan ha sido inestimable al formular un análisis de los
datos tácticos y estratégicos, que debo admitir que no son mi especialidad.
Na’al hizo una pausa,
sopesando sus palabras con cuidado.
-En pocas palabras, podría
decirse que los eventos de Bakura, conocidos ahora como el Incidente de Bakura,
podrían tener efectos a largo plazo que afecten negativamente a la seguridad de
la Alianza y nuestros planes de crear una nueva República.
Un torbellino de murmullos
estalló entre los miembros del comité, hasta que Mon Mothma hizo un gesto
pidiendo silencio.
-Sr. Na’al –dijo-, esa es
una afirmación vaga y provocativa. Por favor, explíquese.
-Dicho sencillamente –dijo
Na’al sin perder la compostura-, si se corriera la noticia de lo que son
capaces de hacer exactamente los Ssi-ruuk, y de lo que casi hicieron al
comandante Skywalker, el pánico que se extendería podría causar, y
probablemente causaría, daños irreparables en cualquier alianza que tratemos de
efectuar. Es probable que cualquiera con el que podamos contactar y haya sabido
de los Ssi-ruuk esté convencido de que estamos luchando una guerra en dos
frentes. Obviamente, parecerá que estamos en una situación muy precaria, y como
le suele gustar indicar al general Calrissian, “no es buena forma de apoyar una
mala mano”.
Tras detenerse para
respirar profundamente, Na’al continuó.
-Mi recomendación es que
Inteligencia de la Alianza entierre todo el asunto lo más profundamente
posible. La contención es nuestra única alternativa y, como tal, nuestro
aparato de inteligencia debería darle la máxima prioridad.
-Tonterías –exclamó el
bothano Borsk Fey’lya-. Los Ssi-ruuk son una amenaza, pero ciertamente no del
nivel que usted sugiere. Nuestros datos indican que los Ssi-ruuk permanecerán
en su propio rincón de la galaxia. Si no lo hacen, tendrán que luchar contra
nosotros y contra el Imperio.
-Permítame disentir
–replicó Na’al, como si sermoneara a un alumno particularmente agudo que
hubiera cometido un error crucial y obvio-. Si el Emperador, que en absoluto
sentía reparos a la hora de demostrar su poder, mantuvo los Ssi-ruuk en
secreto, probablemente nosotros también debamos. Dudo que la ciudadanía
imperial hubiera aceptado demasiado bien una alianza con una fuerza tan
potencialmente destructiva. Estoy seguro de que los aliados de la Alianza se
sentirán inquietos si descubren que los Ssi-ruuk están ahí fuera.
¿Acabo de levantarle la voz a un delegado del consejo? Tal vez
finalmente le esté pillando el tranquillo a esto, pensó Na’al para sí
mismo, suprimiendo una sonrisa.
-Además –continuó Na’al,
suavizando ligeramente su tono-, si se corriera la voz acerca de la tecnología
de “tecnificación” Ssi-ruuvi, cada gobernador imperial con deseos de obtener el
poder probablemente intentaría hacerse con ella. Estoy seguro de que la flota
Ssi-ruuvi haría adelgazar un poco las filas imperiales, pero su relativamente
pequeña flota nunca podría soportar todo el poderío de la Armada Imperial. –El
joven historiador hizo una pausa antes de concluir-. En última instancia, la
tecnología de tecnificación caería en manos del Imperio. Por tanto, es vital
para nuestra supervivencia que mantengamos el Incidente de Bakura bajo el velo
del más absoluto secreto. Ahora, si pasan a la página 928.391,2 de la tableta
de datos, podemos comenzar a profundizar en la sesión informativa...
***
-Para comprender los
eventos de Bakura, es necesario que se familiaricen con los principales
individuos involucrados –explicó Voren Na’al a los miembros del consejo, que
seguían estudiando sus tabletas de datos, inmersos en las notas que el joven
historiador había preparado-. No debería ser ninguna sorpresa que los llamados
“Héroes de Yavin” aparezcan de nuevo en el centro de la actividad.
-Ya estamos bastante
familiarizados con esas personas, historiador Na’al –dijo Mon Mothma en voz
baja.
-Sin duda, señora –convino
Na’al-, aunque puede que alguno de los demás participantes les sea desconocido.
En concreto, la difunta capitana Manchisco y su tripulación jugaron papeles
cruciales en los eventos de Bakura. Dado que se unieron a la Alianza justo
antes de la Batalla de Endor, puede que no estén familiarizados con ellos.
”Además –continuó Na’al-,
he entrevistado a los “Héroes de Yavin” y, más que volver a contar sus, en
efecto, más que sabidas hazañas, he proporcionado sólo la información más
reciente disponible. Además, sus visiones acerca de los Ssi-ruuk, los bakuranos
y los imperiales en lo concerniente al Incidente de Bakura son muy
esclarecedoras.
-Excelente –dijo Mon Mothma
con una sonrisa-. Por favor, continúe, historiador Na’al.
***
Voren Na’al se aclaró la
garganta, reclamando atención.
-Como pueden ver, esta
escaramuza “menor” tiene ramificaciones de largo alcance. Creo que hay
suficientes argumentos para mantener este incidente en secreto. Los Ssi-ruuk
siguen ahí fuera, y debemos encontrar un modo de combatirlos.
Mon Mothma asintió con
seriedad.
-Historiador Na’al, ¿puede
ofrecer usted algún plan de contingencia?
-Así es, señora. –Na’al
hizo una pausa, antes de continuar, dubitativo-. No soy un militar, señora.
Creo que debo indicar mi inexperiencia en tales asuntos antes de continuar.
-Tomamos nota –respondió Mothma,
asintiendo lentamente con la cabeza.
-En primer lugar –comenzó Na’al-,
podemos tratarlos como una amenaza directa, y tratar de destruir sus naves en
cuanto las veamos. Esa es la solución más obvia, aunque personalmente no creo
que sea el curso de acción más adecuado.
-Yo tampoco. –Mothma sonrió-.
Enfrentamientos militares contra culturas recién descubiertas no es exactamente
lo que tenía en mente cuando creamos la Alianza.
-Exactamente. Si los
tratamos como hostiles, puede que preservemos nuestras propias vidas, pero
habremos adoptado políticas muy similares a las del Imperio.
”Lo que me lleva a mi
segunda opción: negociaciones.
-¿Negociar con los
Ssi-ruuk? Historiador Na’al, si todo esto –el delegado bothano Fey’lya señaló
la pila de hojas de plastifino y tarjetas de datos sobre la mesa- es cierto, ¡no
podemos darnos el lujo de acercarnos sin más a la primera nave que encontremos
y comenzar conversaciones de paz!
-Eso es cierto –replicó Na’al-.
Sin embargo, no digo que debamos negociar desde una posición de debilidad.
Ahora sabemos dónde está su sistema natal. Una fuerza de trabajo, como la que
enviamos a Bakura, podría debilitar las defensas del sistema y establecer una
presencia militar antes de comenzar las negociaciones.
”De hecho, sugiero enviar
al comandante Skywalker para negociar con los Ssi-ruuk. Dado que los Ssi-ruuk
son “ciegos a la Fuerza”, el comandante tendrá una ventaja innegable sobre
ellos. Eso, unido al temor que les causan sus habilidades, le convierte en una
poderosa herramienta de negociación. En Bakura, casi captura él solo su crucero
de batalla principal. Sin duda le temerán y le respetarán.
-Probablemente le odien,
también –dijo Mon Mothma en voz baja-. ¿Se da cuenta de que está sugiriendo que
enviemos a uno de nuestros mejores soldados y el último de los Caballeros Jedi
a una situación donde se verá irremediablemente superado en número por un
pueblo que le despreciará rotundamente?
-Sí, señora, me doy cuenta –replicó
Na’al-. Sin embargo, el comandante Skywalker y sus socios han demostrado ser
bastante solventes al enfrentarse a probabilidades imposibles. ¿Quién mejor que
los “Héroes de Yavin” para acabar con la amenaza de los Ssi-ruuk?
-¿Y cómo propone usted que
lo hagan –bufó Fey’lya- cuando ni siquiera sabemos por qué esos malditos
lagartos están entrando de pronto en nuestro espacio?
-Sabemos exactamente por
qué están viniendo aquí –espetó Na’al-. Necesitan una fuente de energía. Parece
que si les encontramos una fuente de energía alternativa, podemos aplacar a la
facción militante del gobierno Ssi-ruuvi y establecer una paz. Sin duda, en los
tiempos venideros persistirán algunos conflictos culturales, será una paz inestable,
pero podemos paliar la excusa principal del conflicto.
Después de una breve pausa,
Mon Mothma indicó el final de la reunión.
-Su informe ha sido de lo
más ilustrativo, historiador Na’al –dijo con serenidad-. Tomaremos en
consideración sus planes. Se da por concluida esta reunión del Consejo
Provisional de la Alianza de Planetas Libres.
Epílogo: El Imperio
Extracto del diario de la tableta de datos del capitán Dren Jamer,
Armada Imperial
Los últimos días han sido
confusos: el interrogatorio por las tropas rebeldes tras la traición de Thanas,
y el posterior interrogatorio por los agentes de la COMPNOR cuando volvimos.
Estos días han sido increíblemente ajetreados.
Es difícil aceptar que el
Emperador esté muerto. Su ideal de un Nuevo Orden mantenía junta nuestra
fragmentada galaxia. Realmente es un día aciago cuando la Alianza Rebelde pasa
de ser una heterogénea mezcla de matones a convertirse en un “órgano de
gobierno”, sin importar lo débiles y poco capacitados que sean los miembros de
la Alianza. Y la amenaza de los Ssi-ruuk todavía existe.
Extrañamente, los agentes
de la COMPNOR no aceptaron mi opinión de que los Ssi-ruuk suponen para el
Imperio una amenaza tan grande como la Alianza. Aunque los indicios muestran
que los Ssi-ruuk poseen una flota pequeña, es aterrador imaginar naves rebeldes
equipadas con droides de batalla y equipo de tecnificación. Los que parecen
estar al mando sólo contemplan a los Ssi-ruuk como poco más que una amenaza
menor y distante. No se han desarrollado ninguna clase de planes para entrar al
espacio Ssi-ruuvi y neutralizar el peligro.
Encuentro particularmente
inquietante que la estructura de mando de la Armada se encuentra actualmente
desorganizada. Al faltar Palpatine como una fuerza unificadora, los líderes imperiales
están siguiendo sus agendas personales en apuestas por el poder con las miras
muy cortas. Órdenes contradictorias de distintas fuentes de mando están
reduciendo la efectividad de la flota que se está reagrupando en Annaj. Los
rumores de luchas internas y ansias de poder en los sistemas del Núcleo y otras
zonas me dejan intranquilo. Si comenzamos a golpearnos a nosotros mismos, en
lugar de atacar a nuestro auténtico enemigo –la Alianza-, estamos condenados.
La desconfianza ha
florecido entre los agentes de la COMPNOR... aún más de lo habitual para la
COMPNOR, si eso es imaginable. Aquellos de nosotros que huimos de Bakura hemos
sido tratados como poco más que traidores debido a la rendición de Thanas. Un
operativo de la COMPNOR sugirió que aquellos de nosotros que no desertamos
somos simpatizantes rebeldes en una misión de sabotaje. Afortunadamente, un
exabrupto particularmente indignado por mi parte pareció convencerles de que no
albergo ninguna simpatía hacia los rebeldes, pero al menos otros tres han sido
ejecutados por traición. No sé si eran realmente rebeldes o no.
Un sentimiento de
intranquilidad está impregnando la flota. Muchos tripulantes murmuran en voz
baja acerca de la muerte del Imperio. Por supuesto, también están los rumores
habituales: que el Emperador, de hecho, sigue vivo; o que un señor de la guerra
imperial está en el Borde reagrupando las fuerzas de Palpatine. Hay otras
historias, aún más descabelladas. Es difícil saber cuál es la verdad, o a dónde
ir. Después de mi interrogatorio, se me ha dado el mando del Alcaudón, un crucero de ataque Loronar.
Después de revisar los
informes de Endor, pretendo localizar a Gilad Pellaeon, que ahora es capitán a
bordo del Destructor Estelar Quimera.
Estaba en mi clase en la Academia Imperial, y no puedo imaginar un soldado más
leal que Gilad. Tal vez juntos podamos ayudar a reunir a algunos de los demás
lealistas que estén interesados en preservar los ideales de Palpatine, y a
eliminar a aquellos que fragmentarían el Imperio para satisfacer su propia sed
de poder.
Creo que puedo convencer a
otros oficiales –particularmente a aquellos con los que serví en Bakura- de que
los Ssi-ruuk deben ser destruidos. Si es necesario, entraré al espacio
Ssi-ruuvi para destruir tantas de sus naves como me sea posible, aunque no es
una tarea que me entusiasme.
Estos son tiempos
inciertos... tiempos que jamás pude imaginar. Antes, veía el Imperio como algo
eterno, pero los rebeldes han cambiado eso. Sólo los fuertes sobrevivirán a los
eventos que se avecinan...