martes, 12 de abril de 2016

La causa del mes

La causa del mes
Morrie Mullins

Un pintor rodiano afirmó una vez que “todo el mundo es famoso durante quince parsecs”. Cuando se le preguntó qué quería decir, dado que el parsec es una medida de distancia, el pintor soltó un bufido y le dio la espalda a su interlocutor, diciendo que “si no entiendes mi arte, no es problema mío”. El hecho de que cierta cantidad de fama puede recaer incluso en quien menos lo merezca, sin embargo, no ha pasado inadvertido en la galaxia.
Tomemos por ejemplo el caso de San Herrera y Nia Reston. Estos dos jóvenes humanos han conseguido, a lo largo de los cuatro últimos años, encontrarse repetidamente en el lugar y momento equivocados, han publicado un ensayo reflexivo acerca de la naturaleza de la muerte, fueron posteriormente entrevistados en directo en “El Ojo de Cularin” por Yara Grugara, y más recientemente han publicado un ensayo haciendo un llamamiento a la inmediata liberación de todos los droides de Cularin... de toda la galaxia, en realidad. Ahora han vuelto a ser invitados a una segunda entrevista por Yara. En su nuevo papel “serio”, Yara vuelve a tener algunas sorpresas para la joven pareja.
San y Nia no tienen el aspecto juvenil que solían tener. Parecen más cansados que antes, y ambos tienen cercos oscuros bajo los ojos. Sin embargo, lo más notable es el hecho de que han comenzado a vestirse como adultos. En lugar del atuendo de chaleco-camisa-pantalones-botas que siempre vestían en el pasado, ahora tanto San como Nia visten pulcramente con trajes que parecen haber sido hechos a medida... si no en una de las tiendas más caras de la galaxia, al menos sí en una lo bastante competente. Están sentados, con las manos sobre sus regazos, en un sofá negro de respaldo alto. Ambos se esfuerzan por evitar mirar a la holograbadora.
Yara entra desde la izquierda de la imagen, estrecha sus manos y toma asiento en una silla frente a ellos. Comienza hablando a la grabadora.

Yara: Bienvenidos a una edición especial de “El Ojo de Cularin”. Este ya no es el programa de Yara, y ella no tenía planeado regresar... nunca... pero supongo que Yara aceptó presentar esta entrevista, y la cadena la tiene obligada por contrato. Así que aquí estamos.
Nia: Gracias por recibirnos.

Yara asiente.

San: En realidad usted fue nuestra inspiración, ¿sabe?

Hasta este momento, Yara había estado bastante taciturna. Ahora su rostro se ilumina, remplazando la gris seriedad de su gesto de presentadora de noticias con una media sonrisa juguetona que parece mucho más acorde con el plató de “El Ojo de Cularin”.

Yara: ¿Yara? ¿Una inspiración? Sin duda está de broma.
San: En absoluto. Algo que usted dijo la última vez que hablamos fue lo que nos hizo pensar.
Yara: (Radiante de alegría) Bueno, para ser honesta, Yara realmente no ha tenido tiempo de revisar íntegramente nuestra última entrevista. Una especie de disputa con los productores se interpuso. Entonces, ¿qué fue eso tan brillante que dijo Yara?
Nia: No estoy segura de que “brillante” sea la palabra...
San: Nos preguntó si la Fuerza estaba en los droides.
Yara: Ah. Ahora lo recuerdo. Bueno, me alegro de que Yara pudiera serles de ayuda. ¡Santo cielo, Yara ha ayudado a mucha gente últimamente! Entonces, ¿qué tal si pasamos a las preguntas, no les parece?
San: Muy bien.

Nia parece ligeramente preocupada. Ha advertido el abrupto cambio en el humor de Yara, y no parece que confíe demasiado en la dirección que pueda tomar la entrevista.

Yara: Entonces, ¿qué pretenden esta vez ustedes dos? ¿Conspirar para derrocar el gobierno?
San: (Riendo entre dientes) No, Yara, En absoluto.
Nia: (Seria) Queremos que los droides sean liberados.
Yara: ¿Y de qué droides estaríamos hablando?
Nia: De todos.

Yara mira a Nia, luego a San, y luego a alguien fuera del rango de visión de la grabadora. Pasa una larga uña roja por una tableta de datos integrada en el brazo de su silla y asiente para sí misma.

Yara: Eso es interesante. Entonces díganos, San... la última vez que estuvieron aquí, la conversación giró en torno a ustedes dos y su relación. Había una tercera parte. Creo que su nombre era Philinda, ¿no es así? ¿La “caliente”? ¿Cómo van las cosas?
San: En realidad lleva bastante tiempo fuera del sistema. Estaba en Coruscant visitando a su familia cuando las cosas con Thaere comenzaron a ponerse feas, y no le ha sido posible regresar. En cuanto a mí y a Nia, realmente no ha cambiado nada entre nosotros. No lo creo.
Yara: ¿Entonces ustedes dos son pareja?
San: No.
Nia: Sí.

Se miran mutuamente.

San: Sí.
Nia: No.
Yara: Todo esto me resulta muy familiar.
Nia: ¿Podemos hablar acerca de los droides? Hemos venido aquí a hablar de eso. Es decir, usted dijo que nos entrevistaría cuando publicáramos nuestro ensayo acerca de los droides y la Fuerza, y eso hemos hecho. Más o menos.
Yara: Espere. ¿Hablaba en serio?
Nia: Desde luego. ¡Libertad para las personas sintéticas!
Yara: ¿Las qué?
Nia: Las personas sintéticas. Es como llamamos a los droides en nuestro ensayo. ¡Y deberían ser liberados!
Yara: Si han venido aquí para eso, ¿por qué San está aquí sentado hablando de cierta amiguita cuya compañía, si Yara recuerda correctamente, usted se quejaba de qué él frecuentaba demasiado a menudo? ¿Por qué se encuentran ustedes dos discutiendo de su conmovedora vida amorosa, ahora sí, ahora no, en un foro tan público como este?
Nia: ¡Porque usted lo preguntó!
Yara: Oh. Supongo que lo hice. Bueno, supongo que para eso estamos. Ahora, dejen que vea si Yara ha entendido correctamente el contexto. Lo que conocemos sobre ustedes y forma parte del dominio público es que trataron de proporcionar “ayuda” a los tarasin cuando en realidad no necesitaban ayuda alguna, que se quedaron atrapados en un bar de Tilnes cuando las minas se derrumbaron parcialmente -¿realmente tienen edad suficiente para estar en un bar de Tilnes?- y que mientras se encontraban visitando Uffel, consiguieron dejar que un droide loco les convenciera para atacar a un grupo de civiles inocentes que estaban dando caza a dicho droide loco. ¿Me he dejado algo?
San: Se ha dejado la parte donde los thaereianos nos secuestraron.
Yara: Ups. Error de Yara. Bueno, después de haber hecho todas esas cosas, de haber mostrado una capacidad de juicio bastante cuestionable tratando de ayudar a aquellos que no necesitaban o no querían ayuda, ¿qué demonios les ha poseído ahora para tratar de liberar a los droides?
Nia: “Personas sintéticas”. Llamarles “droides” es degradante. Es obligarles a ser cosas, en lugar de reconocer el hecho de que son simplemente personas que resulta que tienen cuerpos metálicos en lugar de órganos internos.
Yara: ¿Eso no los convierte en máquinas?
Nia: ¡Pero pueden pensar! Pueden sentir.
Yara: Yo puedo programar mi tostadora para que actúe exactamente como quiero que lo haga, y si comienza a quemar mi tostada, se da cuenta y se apaga. ¿Necesito liberar mi tostadora?
Nia: Eso es una tontería. Hay una diferencia entre un aparato de cocina y una persona sintética. Una persona sintética es un individuo que debería tener los mismos derechos que todos los demás tenemos. Yara, piense en ello: ¡las personas sintéticas no son sino esclavos!
San: En eso ella tiene razón. Discutimos mucho acerca de esto después de la última vez que estuvimos en su programa. Sí están vivos, no lo están, la Fuerza está en ellos, no lo está, una y otra vez. Pero lo que importa es esto: ¿Las personas sintéticas tienen sentimientos? ¿Tienen sus propias aspiraciones, más allá de “debo complacer a mi amo”? Si es así, no podemos justificar mantenerlos como nuestra servidumbre. Tenemos que liberarlos.
Yara: Una vez, mis productores enviaron a Daveed con una cámara nueva para seguir a Yara en un reportaje. La cámara simplemente no podía capturar el tono natural de piel de Yara. Siempre hacía que Yara pareciera un poco anaranjada. Al principio, pensamos que era algo atmosférico, pero luego, después de un rato, alguien sacó la cámara de repuesto. ¿Y saben qué? Capturó la auténtica esencia de Yara. Pero la primera cámara simplemente se negaba a hacerlo.
San: Creo que no le sigo.
Nia: Ni yo. Está volviendo a mezclar todas las máquinas. Las personas sintéticas no son tostadoras, y no son cámaras. Son seres racionales que merecen nuestro respeto. La cámara que le hacía parecer naranja no era racional. No se estaba negando a hacer nada. Simplemente funcionaba de manera incorrecta.
Yara: Algunas personas podían sugerir que un droide que piense que tiene aspiraciones más allá de “debo complacer a mi amo” también funciona de manera incorrecta.
Nia: Hmff. No me esperaba del “Ojo de Cularin” esa clase de comentario especista. Sabe, ese es precisamente el modo en que los hutts hablan sobre sus esclavos.
Yara: ¿Qué funcionan incorrectamente?
Nia: No. Como su fueran cosas, en lugar de personas. Tenemos que romper ese círculo vicioso, Yara. Tenemos que ayudar a que los demás vean que las personas sintéticas no son sólo cosas. Son individuos. Merecen ser protegidos igual que el resto de nosotros.

Yara sonríe. Pasa los dedos por el brazo de la silla y asiente con la cabeza a alguien que no podemos ver.

Yara: Bueno, niños, ha sido un placer. Yara siempre encuentra refrescante ver a qué se dedica la juventud de Cularin, cuál es la causa del mes. Derechos de los droides. Fascinante. Nia... ¿quiere añadir algo más?
Nia: Sí. ¡Libertad para las personas sintéticas! ¡Entreguémosles Uffel! ¡Prohibamos los borrados de memoria!
Yara: Ah, bien. Ahora les estamos cediendo territorio. San... ¿pensamientos finales?
San: Nia tiene razón. Debemos contemplar largo y tendido el modo en que tratamos a los droides...

Nia le pega un codazo. He hace una mueca de dolor.

San: A las personas sintéticas, quiero decir. Trabajan duro para nosotros, y merecen respeto y la oportunidad de trabajar duro para sí mismos.
Yara: Bien dicho. ¿Algo más?
San: (Sonrojándose) ¿Estará viéndonos? ¡Hola, Philinda!

Nia le da un manotazo en la nuca. Fundido a negro.

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