Habla Thurm Loogg
Morrie Mullins
Thurm Loogg y el Cártel
Metatherano no han disfrutado de mucha popularidad en Cularin durante los
últimos años. Después de la debacle de la arboleda Ch’hala (considerada públicamente
por el Cártel como una “pesadilla”, aunque no queda claro si usan esta palabra
en términos de relaciones públicas o por los efectos reales de sus acciones),
Loogg ascendió al mando del Cártel en Cularin. Su predecesor, el difunto Velin
Wir, hizo mucho para dañar la imagen del Cártel... y, por algún motivo, Loogg
aún tiene que deshacer el daño causado. Si creía que la transmisión simultánea
del siguiente mensaje en cada dispositivo receptor del sistema podría ayudar a
la imagen del Cártel, sigue siendo (como muchas de las cosas que rodean al
Cártel) un misterio.
¡Hola, Cularin! Soy yo, el caritativo
Thurm Loogg, representante del
omnibenevolente Cártel Metatherano, y estoy aquí para hablaros.
Bueno, ya sé lo que estaréis
diciendo. “¿Por qué Thurm Loogg ha aparecido tan de repente en mi tableta de
datos, o en mi holovídeo? ¿Es posible que este rostro amable se encuentre donde
no creía que pudiera estar?”
¡Anímate, Cularin, porque el
Cártel está en todas partes! Esta transmisión es nuestro modo de agradeceros todo
lo que habéis hecho por el Cártel, y de recordaros lo mucho, mucho que el
Cártel ama Cularin.
¿Cuánto os amamos? Os lo diré.
Escuchad. Hace algún tiempo, descubrimos que se había desarrollado cierto
problema en la holored de Cularin. Hay, por así decirlo, una brecha de
seguridad. ¡Oh, es cierto, es cierto! Algo de lo más temible, una brecha de
seguridad, especialmente una que permite que alguien con el equipamiento
adecuado acceda a tantos flujos de datos. Cuando el Cártel descubrió la
situación, hablamos acerca de qué hacer, y se decidió que no podíamos permitir
que Cularin continuara de ese modo. Sería malo para todos nosotros si alguien
llegara a descubrir demasiado o a ver demasiado. Muy malo.
Así que, para mostrar cuánto os
amamos y cuánto nos preocupamos, hoy explotamos la debilidad del sistema simplemente
para demostrar lo imperfecto que es. ¡En efecto, os queremos tanto como para
explotar debilidades en vuestras defensas!
Pero sólo para ayudar, por
supuesto. Nunca, nunca usaríamos ninguna información que obtuviéramos de las
políticas financieras de la administración del gobernador Chistor en nuestro propio
beneficio. ¡Cielos, no! Y ciertamente nunca pensaríamos en capturar datos
encriptados enviados desde la academia Jedi al Consejo Jedi de Coruscant,
desencriptarlos, y venderlos a un tercero. ¡No, el Cártel no! Y huelga decir
que ni siquiera consideraríamos prestar atención a las transmisiones de las
naves del clemente Lord Nirama a su líder, en las que describen debilidades en
el perímetro thaereiano alrededor del sistema. ¡Sería de mala educación!
Le debemos demasiado a Cularin y
a sus héroes. ¡Todo lo que habéis hecho por el Cártel no se olvida! Vaya,
algunos de vosotros habéis visitado Caarimon, y pocos en la galaxia pueden
afirmar tal cosa. Caarimon, hermoso Caarimon. Entendemos que algunos de
vosotros incluso queráis casaros con la sociedad caarita, volveros más como
nosotros.
No puedo culparos. Ser un
caarita es casi ser parte del Cártel, y debe de ser realmente muy difícil ver
cómo el Cártel, en su benevolencia, trabaja en Cularin, y saber que no puedes
formar parte de él.
Me entristece que la galaxia se
encuentre en tal torbellino que nuestro plan de permitiros invertir en el Cártel
nunca pudo llegar a buen término. Habríais ganado tantas créditos, ¡que no
sabríais qué hacer con ellos! Habríais tenido el capital incluso para ir a un
cirujano y así comenzar a pareceros más a un miembro del Cártel. Habrían
mejorado tantas cosas, pero no pudo ser. Una lástima.
Al menos algunos de vosotros
habéis comenzado a realizar contratas para nosotros. Eso es bueno. Nos inquieta
que no habléis de ello con vuestros compañeros de nave o vuestros vecinos, pero
no pasa nada. Comprendemos que todavía hay mucho rencor por los árboles que mi
muy poco sabio predecesor arrancó de Cularin, y que sintáis que debéis ocultar
vuestra lealtad al Cártel, aunque os duela en el corazón.
Estoy seguro de que os decís a
vosotros mismos: “¿Esto es todo lo que el magnánimo Thurm Loogg tiene que
decirme? ¿Sólo va a hablar y a hablar sin decir nada sobre los asuntos
actuales?”
¡Por supuesto que diré algo!
Muchas cosas no están bien ahora mismo, pero el Cártel desea mejorarlas. Por
eso hemos comenzado otra celebración. El Cártel disfruta de las celebraciones,
y hemos visto lo catárticas que son para vosotros. Vaya, hace tan sólo un año que
muchos de vosotros disfrutasteis disparando a un droide a mi imagen y
semejanza.
Me siento muy halagado.
Significa mucho para mí que dediquéis parte del tiempo de vuestro ajetreado
horario de cazar Sith y luchar contra amenazas del otro lado de la galaxia para
disparar una efigie de mi humilde figura. Es una señal de vuestro afecto hacia
mí, lo sé, y es algo que os devuelvo con todo mi corazón.
Os devuelvo el afecto, por
supuesto. No el deseo de dispararos. Nunca querría dispararos... ¡Ni siquiera
sé disparar, así que no serviría de nada! No soy más capaz de disparar un
bláster que la adorable senadora Wren o el honorable gobernador Chistor o el
respetado Maestro Lanius. Aquellos de nosotros que nos encontramos con tantas
vidas bajo nuestro control nunca pensaríamos en blandir un bláster contra
aquellos que tanto nos necesitan. Sería una estupidez. No nos querríais tanto
si os disparásemos.
Ha quedado claro para el Cártel
que muchos de vosotros deseáis un objetivo para vuestra hostilidad. Cularin es
un lugar bastante hostil, ¿no es cierto? Pero bueno, la galaxia es un lugar
bastante hostil. Pero la galaxia es la galaxia, y esto es vuestro hogar. Desde
luego, uno siempre debería defender su propio hogar. ¿Pero de quién lo
defendéis?
Yo, Thurm Loogg, ofreceré
sugerencias. Primero, deberíais defender vuestro hogar de cualquier Sith al que
se le ocurra venir a Cularin.
Los Sith son malos. No deberíais
quererlos aquí. Deberían ser vuestra primera prioridad a la hora de eliminar
amenazas. ¡Cuidado con los Sith, porque son escurridizos! Podrían encontrarse
ya entre nosotros, así que deberíais buscarlos. Gastad gran cantidad de tiempo
buscándolos, y cuanto más busquéis, más pensará cualquier Sith: “Oye, en
Cularin no aprecian a los Sith. Tal vez debería irme”. Y entonces se irán, y
estaréis a salvo.
¿No os parece buena idea?
Oh, ¿puedo mencionar que jamás
ha existido un Señor del Sith caarita?
Creo que también deberíais
defenderos de los ejércitos droide de los separatistas. ¡Malvados separatistas!
El maligno conde Dooku ha dividido la galaxia. ¡Es un hombre malo! Si el
maligno conde Dooku viene a Cularin, ¡deberíais darle caza! Si los ejércitos
droide de los separatistas vienen a Cularin, ¡deberíais destruirlos!
Después de todo, ya hemos visto
que los valientes ciudadanos de Cularin destacan disparando contra droides.
En realidad, no hay muchas cosas
contra las que los ciudadanos de Cularin no destaquen disparando, ¿verdad?
¡Es una broma! Sólo os estoy
provocando. Hay cosas contra las que sois muy malos disparando. Árboles. Rocas.
Pequeñas criaturas peludas.
Por cierto, ¿he mencionado que
el Cártel apoya firmemente al canciller supremo Palpatine? ¡Los separatistas
son malos! ¡Abajo los separatistas! Los clones son nuestros amigos. ¡El Cártel
ama a los clones!
También merece mucho la pena que
dediquéis vuestro tiempo a defender Cularin de los gundarks furiosos. Ahora
puedo escucharos diciendo: “Pero Thurm Loogg, hemos visto muy pocos gundarks en
Cularin. ¿Por qué deberíamos preocuparnos por ellos?” Yo os pregunto esto,
Cularin: ¿Habéis visto alguna vez la devastación que puede provocar un gundark
furioso? Si no lo habéis hecho, tendréis que aceptar mi palabra. No queréis un
gundark furioso suelto en Cularin. ¡Evitad los gundarks rabiosos, defended
vuestras fronteras contra su entrada!
Me siento obligado a señalar que
el Cártel jamás ha traficado con gundarks, ni ahora ni nunca.
Puede que a estas alturas ya
hayáis comprendido lo que quiero decir. Espero que lo hayáis hecho. ¡El Cártel
no es una amenaza para Cularin! ¡Los rumores que hayáis podido escuchar sobre
el Cártel trabajando con los thaereianos son simplemente inciertos! Debemos
pasar nuestros bienes a través de su perímetro, pero lo hacemos igual que
cualquier otro negocio legítimo. Con sobornos y contrabando.
¡Es una broma! El Cártel nunca
será atrapado sobornando o contrabandeando. Aparte de esa ocasión con los
árboles ch’hala, pero eso no fue realmente el Cártel propiamente dicho. Sólo un
pobre y equivocado individuo enloquecido por demasiado tiempo en el
hiperespacio.
Bueno, por mucho que me duela
decirlo, mis expertos técnicos del Cártel me dicen que varios individuos del
sistema han accedido a nuestra transmisión y, mientras hablo, están tratando de
cerrar los problemas de seguridad que han permitido que esta transmisión fuera
posible. Así que os deseo buenas noches. Que la Fuer...