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Tu primer mandoble da en su objetivo. La hoja del
sable de luz parte en dos el cuerpo principal de la criatura. Mientras las
hojas exteriores tiemblan y un moco verduzco emana de sus fauces, los
tentáculos quedan inertes, liberando su agarre. Te agarras a uno y lentamente
desciendes al suelo del desfiladero.
Cuando llegas al fondo, una figura oscura y
encapuchada surge de las sombras del cañón.
-Lo has hecho bien, alumno –dice el Maestro
Ortraag-. Has demostrado tu pericia con el arma tradicional Jedi, aunque
necesitas trabajar tus otras habilidades. Tal vez estés listo para mayores
desafíos. Hay otros males infestando esta galaxia. Los colonos pueden resolver
sus propias disputas y protegerse a sí mismos. Estás listo para enfrentarte a
mayores maldades.
Fin.
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