VIII
Meses más tarde, IG-88 encontró su oportunidad
tanto para estudiar a Darth Vader más detenidamente... como para subir a bordo
del magnífico Ejecutor.
Multiprocesando, IG-88C monitorizaba transmisiones
de los miles de droides sondas dispersos, recibiendo novedades de los progresos
de sus droides con programación especial infiltrados por todas las
civilizaciones galácticas. En el momento en que fue testigo de la
autodestrucción de un probot Arakyd Víbora en el lejano mundo helado de Hoth,
IG-88 dirigió instantáneamente toda su atención a la situación en ese lugar.
El super destructor estelar de Vader había estado
patrullando las rutas espaciales, esperando una señal que anunciara el
descubrimiento de la base rebelde. Sin duda Vader reaccionaría inmediatamente.
El probot había entregado su información de reconocimiento... como Vader
esperaba. Y ante la primera amenaza de posible captura y descubrimiento de su
reprogramación droide, el probot se había autodestruido... como esperaba IG-88.
***
IG-88B, con su experiencia directa como cazador de
recompensas, tomó la elegante nave IG-2000
y permaneció en las inmediaciones de la flota imperial, dispuesto a actuar
espontáneamente con la esperanza de ser detectado por Darth Vader, la negra
síntesis de hombre y máquina...
IG-88B no participó en la batalla de Hoth. No
deseaba involucrarse en esa insignificante disputa política entre alimañas
biológicas. Observó cómo se marchaban las naves rebeldes en fuga, algunas
dañadas, otras sobrecargadas de equipo y refugiados.
Pensó en rastrearlas, porque las ubicaciones de
nuevos escondites rebeldes sin duda serían de valor para el Imperio. Pero
efectuó un análisis de probabilidades y finalmente decidió que ninguno de esos
objetivos tendría suficiente interés para Lord Vader como para hacerle cambiar
sus prioridades. En el sistema Hoth, IG-88 esperó y observó, su nave un
diminuto parpadeo en los límites del alcance de los sensores, demasiado pequeño
para ser distinguido de la estática espacial.
Acechó tras la flota imperial en su persecución de
otra pequeña nave insignificante por el cinturón de asteroides. Así pues, IG-88
estaba esperando cuando Darth Vader puso un anuncio pidiendo cazarrecompensas
para encontrar a Han Solo.
***
IG-88 permanecía de pie y sin hablar en la cubierta
del puente del super destructor estelar Ejecutor.
Observó en silencio, almacenando detalles para su posterior consideración. Las
luces de su cápsula craneal parpadearon en rojo mientras se embebía de los
datos de sus sensores ópticos. La cubierta del puente era un hervidero de
oficiales imperiales de diversos rangos a los que no prestó atención, ya que
eran simples humanos.
-Cazadores de recompensas –murmuró el humano
conocido como almirante Piett, suponiendo que se encontraba lo bastante lejos
para que los cazarrecompensas reunidos no pudieran escucharle-. ¡No necesitamos
esa porquería!
-Desde luego, señor –dijo su compañero.
IG-88 sabía que los imperiales estaban doblemente
intranquilos debido a la bien conocida orden de destruir al droide asesino en
cuanto lo vieran. Pero Vader la había ignorado descaradamente, con la esperanza
de asegurarse sus preciados cautivos.
-Esos rebeldes no escaparán.
Bossk, un trandoshano con aspecto de reptil y
garras en sus manos y pies provistos de escamas, le dijo algo desde arriba al
almirante Piett con una mezcla de gruñido, gorgoteo y siseo. Él también había
escuchado el comentario despectivo del humano. Piett, temeroso, dio un paso
hacia atrás.
-Señor, tenemos una llamada de prioridad del
destructor estelar Vengador –dijo
otro de los biológicos uniformados.
-Bien –respondió Piett, alejándose de allí.
Los demás cazadores de recompensas estaban allí,
cada uno manteniendo su propia postura. El más cercano era Dengar, un humanoide
encorvado y de rostro huraño con la cabeza envuelta en vendajes que sostenía un
arma pesada. Zuckuss y 4-LOM estaban el uno junto al otro. Zuckuss era un gand,
una especie de criatura orgánica que no respiraba la misma atmósfera que esos
humanos, y por tanto llevaba una máscara respiratoria con tubos e inyectores de
gas dirigidos a sus pulmones. Su traje protector le hacía parecer corpulento y
poco ágil.
Por el contrario, su compañero droide 4-LOM tenía
el aspecto de un insecto, esbelto, independiente y eficiente. IG-88 estudió al
droide negro, considerando la posibilidad de reclutarlo para la revolución
venidera... pero decidió no hacerlo. I-88 no se atrevía a correr el riesgo de
que un gatillo fácil como 4-LOM desvelara sus planes tan cuidadosamente
trazados.
El último de ellos era Boba Fett, con su maltrecha
armadura mandaloriana y su impenetrable casco. Parecía un droide, pero se movía
como un humano... para su desventaja.
Sin embargo, lo que reclamaba toda la atención de
IG-88 era la silueta envuelta en una capa negra de Darth Vader, que caminó con
paso firme por la cubierta superior, inspeccionando a los cazarrecompensas.
-Habrá una sustanciosa recompensa para el que
encuentre al Halcón Milenario –dijo
Vader-. Pueden utilizar los métodos que crean convenientes... pero los quiero
vivos. –Señaló a Boba Fett como si el humano de la armadura fuera la mayor
amenaza-. Nada de desintegraciones.
-Como desee –dijo Boba Fett con voz rasposa.
IG-88 escuchó la información, pero dedicaba su
atención a analizar el modo en que Darth Vader se movía, estudiando las
inflexiones de tono entre los siseos de su respirador. Vader era mucho más
interesante que cualquier cazarrecompensas... pero IG-88 debía mantener la
farsa.
-¡Lord Vader! –exclamó el almirante Piett-.
¡Milord, los tenemos!
El Ejecutor
se lanzó a la persecución, y los cazadores de recompensas reunidos mostraron un
visible gesto de decepción... pero los imperiales eran estúpidos orgánicos con
exceso de confianza, y sin duda volverían a perder su presa en cuestión de
instantes.
IG-88 tenía otras preocupaciones. No le importaba
Han Solo, ni el Halcón Milenario, ni
la rebelión, ni el Imperio. Pronto todo eso sería... borrado. Pero tenía su
floreciente reputación como cazarrecompensas, y había aceptado esa misión,
aunque sólo fuera una tapadera. Una vez que aceptaba encargarse de una misión,
IG-88 no tenía otra elección que terminarla, de acuerdo a su programación
principal como droide asesino... incluso aunque no le otorgara total prioridad.
Mientras los demás cazarrecompensas se apresuraban
a ir donde les proporcionarían información adicional sobre su presa, IG-88
retrocedió a uno de los pasillos del Ejecutor.
Detuvo a un pequeño droide correo que pasó rodando a su lado cumpliendo sus
urgentes tareas. IG-88 envió un pequeño pulso binario y descubrió –como
sospechaba- que ese droide correo había sido manufacturado en Mechis III
después de la toma de poder de los droides. Su programación especial permitía
que IG-88 soslayara lar órdenes dadas por los humanos para que siguiera los
deseos de su señor.
IG-88 extrajo un conjunto de micro-trazadores ultra
pequeños, diminutos rastreadores inteligentes que podían colocarse de forma
invisible en cualquier nave. Con una ráfaga de programación de control, IG-88
dirigió al desapercibido droide correo en dirección a las bahías de atraque.
Plantaría los micro-rastreadores en la nave de cada cazador de recompensas.
Mientras IG-88B estaba ocupado con su más
importante misión de conquista galáctica, los otros podrían encontrar a Han
Solo... y entonces IG-88 se apropiaría de su cautivo. Dejaría que Boba Fett,
Dengar, Bossk, Zuckuss y 4-LOM salieran a la carrera en su frenética búsqueda,
e IG-88 cosecharía los beneficios. El plan mostraba la superioridad de una
inteligencia droide.
En un pasillo vacío del vasto super destructor
estelar, IG-88 finalmente obtuvo lo que quería. Encontró un terminal sin
atender y se conectó al núcleo informático central del Ejecutor. Normalmente, las defensas de programación del destructor
estelar habrían bloqueado una intrusión similar, pero IG-88 era más rápido y
muy superior al torpe ordenador de cualquier nave estelar. Además, sus droides
infiltrados ya habían plantado gran parte de los caminos electrónicos para
proporcionarle acceso.
IG-88 permaneció inmóvil como un monolito, con los
láseres de las puntas de sus dedos activados y listos para disparar a
cualquiera que pudiera tropezarse con sus actividades clandestinas. IG-88B
necesitó varios minutos para descargar y condensar toda la base de datos del
núcleo informático del Ejecutor: un
pantagruélico festín de información que digeriría lentamente en la intimidad de
la IG-2000.
Satisfecho, con los circuitos rebosantes de
información imperial secreta, IG-88 trotó por el pasillo, sin prestar atención
a los atareados soldados de asalto –humanos intentando parecer droides-
mientras su flota se preparaba a entrar en el hiperespacio.
IG-88 introdujo su mole en la cabina de su rápida
nave y dejó atrás el Ejecutor, con la
mente bullendo con información nueva y todavía sin asimilar...
Mientras la IG-2000
volaba en piloto automático siguiendo un curso aleatorio para despistar
cualquier intento de rastreo, se recostó en el asiento y repasó mentalmente los
millones de archivos que había robado del Imperio. La mayor parte eran basura
irrelevante, y los borró para liberar más capacidad en su cerebro.
Pero fueron los archivos secretos, las entradas de
los registros personales de Darth Vader con codificación privada, los que
proporcionaron la mayor sorpresa de todas. Vader no sólo estaba ocupado con su
nave insignia y la flota imperial bajo su férreo mandato; también conocía el
nuevo proyecto favorito del Emperador, una segunda Estrella de la Muerte, más
grande que la anterior, que se estaba construyendo en la órbita de la luna
santuario de Endor.
Mientras IG-88 digería la información, tuvo otro
destello de intuición. Algunos lo habrían considerado delirios de grandeza,
pero IG-88 –que ya se había copiado en tres homólogos idénticos, con su
personalidad distribuida en cuerpos droides separados- no vio ninguna razón por
la que no pudiera descargarse a sí mismo
en el gigantesco núcleo informático de la nueva Estrella de la Muerte.
Si lo lograba, IG-88 podría ser la mente regidora
de una estación de combate invencible, en lugar de estar confinado en una forma
bípeda... ¡Una forma basada en los despreciables biológicos! Podría convertirse en un titán de proporciones inimaginables.
Su poder de cálculo se vio forzado hasta sus límites al tratar de efectuar
simulaciones de todo lo que podría lograr si estuviera armado con un super laser
capaz de destruir planetas.
Podría lanzar su rebelión droide mucho antes. Nadie
podría enfrentarse a él. Flotas militares enteras podrían ser barridas con el
poder de sus sistemas de armamento.
Definitivamente merecía la pena intentarlo.
IG-88B voló rápidamente hacia Mechis III para unir
su cerebro al de sus homólogos y compartir sus nuevos planes.