IX
En el interior de una cámara ultra refrigerada de
inspección informática en Mechis III, las cuatro copias idénticas de IG-88 miraban
fijamente a una gigantesca pantalla plana de ordenador. Volutas blancas de
vapor frío se arremolinaban alrededor de sus piernas metálicas, ascendiendo
hasta el techo donde la corriente de aire de refrigeración se absorbía a través
de las rejillas de ventilación, llevándose consigo el exceso de calor generado
por los potentes ordenadores procesando a toda capacidad.
IG-88B había descargado los datos obtenidos del
núcleo principal del Ejecutor, y en
ese momento los archivos estaban siendo asimilados, copiados y distribuidos a
los homólogos idénticos de IG-88.
Con sus sensores ópticos ajustados a su rendimiento
óptimo, los cuatro IG-88 estudiaron los relucientes planos secretos de la
segunda Estrella de la Muerte. Las curvas perfectas de la esfera armilar
indicaban dónde debían colocarse vigas de refuerzo, dónde se alinearía el super
láser central... dónde encajaría el nuevo y preciso núcleo informático.
El núcleo informático de la Estrella de la Muerte
aún no se había instalado. Ni siquiera había llegado a la luna santuario...
pero ahora IG-88 tenía el calendario y el destino. De acuerdo con los planes de
Vader robados del Ejecutor, IG-88 sabía
qué vigilancia tendría el núcleo informático, y qué ruta seguiría para entrar y
salir del hiperespacio. Era toda la información que necesitaba.
-La solución es obvia –dijo IG-88A. Los demás
estuvieron de acuerdo.
-Debemos crear un duplicado del núcleo informático,
en el que nos introduciremos.
-Haremos el cambio en secreto. Un núcleo idéntico
será entregado en Endor.
-El núcleo original será destruido.
-El núcleo idéntico contendrá nuestra mente,
nuestra personalidad... nuestros objetivos.
Al principio la Estrella de la Muerte sería un
confinamiento pesado e inmóvil... pero una vez que la propia arma estuviera
operativa, nada podría detener los planes de IG-88.
Totalmente de acuerdo, los cuatro droides asesinos
salieron de la cámara de inspección informática por una pesada puerta de duracero
que se cerró tras ellos con un golpe metálico. Al salir a las salas más cálidas
y húmedas, sus exoesqueletos se cubrieron rápidamente de escarcha.
Transmitiendo instantáneamente los planos y
especificaciones detalladas, IG-88 ordenó al droide administrativo
Tresdé-Cuatroequis que dedicara las instalaciones a construir un nuevo núcleo
informático que coincidiera exactamente con el diseño de la Estrella de la
Muerte... y también otros objetos que IG-88 iba a necesitar.
***
Los cuatro droides asesinos caminaron por el
permacemento hacia la plataforma de aterrizaje donde esperaban las lanzaderas
imperiales bajo la luz del sol filtrada por la sucia niebla industrial: un
transporte pesado de larga distancia y dos naves de escolta bien armadas. Los
droides marchaban en fila india, con sus armas visibles y conducta amenazante.
Un destacamento completo de soldados de asalto con
pulidas armaduras blancas permanecía en perfecta formación frente al transporte
pesado y las naves de escolta. Sus rifles bláster descansaban sobre sus
hombros. Un centenar de soldados esperaba en posición de firmes, listos para el
combate, mientras los IG-88s se aproximaban.
IG-88 recorrió sus filas con sus sensores ópticos;
la armadura de plastiacero, los cascos similares a calaveras, las protecciones
oculares negras, las botas, las armas, los cinturones de accesorios. Los
soldados de asalto no hacían ni un solo movimiento.
Cuando quedó satisfecho, IG-88A habló:
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