jueves, 7 de junio de 2018

Luego Existo: El Relato de IG-88 (IX)


IX

En el interior de una cámara ultra refrigerada de inspección informática en Mechis III, las cuatro copias idénticas de IG-88 miraban fijamente a una gigantesca pantalla plana de ordenador. Volutas blancas de vapor frío se arremolinaban alrededor de sus piernas metálicas, ascendiendo hasta el techo donde la corriente de aire de refrigeración se absorbía a través de las rejillas de ventilación, llevándose consigo el exceso de calor generado por los potentes ordenadores procesando a toda capacidad.
IG-88B había descargado los datos obtenidos del núcleo principal del Ejecutor, y en ese momento los archivos estaban siendo asimilados, copiados y distribuidos a los homólogos idénticos de IG-88.
Con sus sensores ópticos ajustados a su rendimiento óptimo, los cuatro IG-88 estudiaron los relucientes planos secretos de la segunda Estrella de la Muerte. Las curvas perfectas de la esfera armilar indicaban dónde debían colocarse vigas de refuerzo, dónde se alinearía el super láser central... dónde encajaría el nuevo y preciso núcleo informático.
El núcleo informático de la Estrella de la Muerte aún no se había instalado. Ni siquiera había llegado a la luna santuario... pero ahora IG-88 tenía el calendario y el destino. De acuerdo con los planes de Vader robados del Ejecutor, IG-88 sabía qué vigilancia tendría el núcleo informático, y qué ruta seguiría para entrar y salir del hiperespacio. Era toda la información que necesitaba.
-La solución es obvia –dijo IG-88A. Los demás estuvieron de acuerdo.
-Debemos crear un duplicado del núcleo informático, en el que nos introduciremos.
-Haremos el cambio en secreto. Un núcleo idéntico será entregado en Endor.
-El núcleo original será destruido.
-El núcleo idéntico contendrá nuestra mente, nuestra personalidad... nuestros objetivos.
Al principio la Estrella de la Muerte sería un confinamiento pesado e inmóvil... pero una vez que la propia arma estuviera operativa, nada podría detener los planes de IG-88.
Totalmente de acuerdo, los cuatro droides asesinos salieron de la cámara de inspección informática por una pesada puerta de duracero que se cerró tras ellos con un golpe metálico. Al salir a las salas más cálidas y húmedas, sus exoesqueletos se cubrieron rápidamente de escarcha.
Transmitiendo instantáneamente los planos y especificaciones detalladas, IG-88 ordenó al droide administrativo Tresdé-Cuatroequis que dedicara las instalaciones a construir un nuevo núcleo informático que coincidiera exactamente con el diseño de la Estrella de la Muerte... y también otros objetos que IG-88 iba a necesitar.

***

Los cuatro droides asesinos caminaron por el permacemento hacia la plataforma de aterrizaje donde esperaban las lanzaderas imperiales bajo la luz del sol filtrada por la sucia niebla industrial: un transporte pesado de larga distancia y dos naves de escolta bien armadas. Los droides marchaban en fila india, con sus armas visibles y conducta amenazante.
Un destacamento completo de soldados de asalto con pulidas armaduras blancas permanecía en perfecta formación frente al transporte pesado y las naves de escolta. Sus rifles bláster descansaban sobre sus hombros. Un centenar de soldados esperaba en posición de firmes, listos para el combate, mientras los IG-88s se aproximaban.
IG-88 recorrió sus filas con sus sensores ópticos; la armadura de plastiacero, los cascos similares a calaveras, las protecciones oculares negras, las botas, las armas, los cinturones de accesorios. Los soldados de asalto no hacían ni un solo movimiento.
Cuando quedó satisfecho, IG-88A habló:
-Perfecto –dijo-. Réplicas exactas. Nadie se dará cuenta nunca de que sois droides.

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