Abatidos en
Coruscant
Michael Allen
Horne
Se acabó la unidad imperial. El modo en que se
lanzaron al amotinamiento hacía que te dieras cuenta de que habían estado
queriendo matarse entre ellos durante décadas; sólo que habían estado demasiado
ocupados matando a todos los demás para darse cuenta.
Eso es lo que trajo a los rebeldes a Coruscant.
Habían estado recibiendo algunas malas noticias desde el Núcleo. Aparentemente,
la Ciudad Imperial estaba bajo ataque; una facción del Imperio contra otra. Esa
podría ser una gran oportunidad para la rebelión. Podría ser capaz de conseguir
algo más de información sobre la zona de la batalla y tal vez Lando y los suyos
podrían obtener algo acerca de los códigos del Núcleo Profundo que aún no
habían conseguido. Lo mejor de todo es que, al hacerlo, podrían sacudir un nido
de cucarachas aturdidoras.
Ni siquiera Lando tenía idea de lo mal que se
habían puesto las cosas. Cuando el Liberador
salió al espacio real, parecía como si se hubieran destruido flotas enteras.
Acto seguido, tres vagones de batalla comenzaron a escupir códigos de
identificación que nunca antes habían escuchado. Lando supuso que él mismo se
lo había buscado cuando él y Wedge decidieron que un Destructor Estelar
solitario sería menos sospechoso. Segundos más tarde, el plasma comenzó a
volar, ardiente y pesado; para cuando vieron siquiera el cañón de iones ya
estaban cayendo en la atmósfera. De algún modo, Luke posó la nave con bajas
mínimas y trataron de aprovechar la situación.
Enviaron equipos para contactar con los
supervivientes, obtener información; lo habitual. Lando había realizado un buen
trabajo manteniendo unidas las tropas y ubicándolas en un punto relativamente
seguro. Tuvieron que enfrentarse a tropas imperiales, pero al menos fueron capaces
de evitar el corazón de la batalla.
Mientras tanto, Luke estaba investigando un rumor
muy desagradable que había escuchado.
Esperaron varios días antes de que apareciera un
equipo de rescate. Para el quinto día, su suerte finalmente les abandonó. Unos
imperiales encontraron a la tripulación del Liberador
y decidieron usarlos para prácticas de tiro. Con los rebeldes armados
únicamente con blásters de mano contra AT-AT’s, droides de combate y tanques
TIE, no era un desafío muy grande. Lo único que los salvó fue la llegada de Han
Solo y Leia con los tan necesitados refuerzos. Coruscant se había perdido, pero
al menos lograron escapar.
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