martes, 3 de marzo de 2015

Abatidos en Coruscant


Abatidos en Coruscant
Michael Allen Horne

Se acabó la unidad imperial. El modo en que se lanzaron al amotinamiento hacía que te dieras cuenta de que habían estado queriendo matarse entre ellos durante décadas; sólo que habían estado demasiado ocupados matando a todos los demás para darse cuenta.
Eso es lo que trajo a los rebeldes a Coruscant. Habían estado recibiendo algunas malas noticias desde el Núcleo. Aparentemente, la Ciudad Imperial estaba bajo ataque; una facción del Imperio contra otra. Esa podría ser una gran oportunidad para la rebelión. Podría ser capaz de conseguir algo más de información sobre la zona de la batalla y tal vez Lando y los suyos podrían obtener algo acerca de los códigos del Núcleo Profundo que aún no habían conseguido. Lo mejor de todo es que, al hacerlo, podrían sacudir un nido de cucarachas aturdidoras.
Ni siquiera Lando tenía idea de lo mal que se habían puesto las cosas. Cuando el Liberador salió al espacio real, parecía como si se hubieran destruido flotas enteras. Acto seguido, tres vagones de batalla comenzaron a escupir códigos de identificación que nunca antes habían escuchado. Lando supuso que él mismo se lo había buscado cuando él y Wedge decidieron que un Destructor Estelar solitario sería menos sospechoso. Segundos más tarde, el plasma comenzó a volar, ardiente y pesado; para cuando vieron siquiera el cañón de iones ya estaban cayendo en la atmósfera. De algún modo, Luke posó la nave con bajas mínimas y trataron de aprovechar la situación.
Enviaron equipos para contactar con los supervivientes, obtener información; lo habitual. Lando había realizado un buen trabajo manteniendo unidas las tropas y ubicándolas en un punto relativamente seguro. Tuvieron que enfrentarse a tropas imperiales, pero al menos fueron capaces de evitar el corazón de la batalla.
Mientras tanto, Luke estaba investigando un rumor muy desagradable que había escuchado.
Esperaron varios días antes de que apareciera un equipo de rescate. Para el quinto día, su suerte finalmente les abandonó. Unos imperiales encontraron a la tripulación del Liberador y decidieron usarlos para prácticas de tiro. Con los rebeldes armados únicamente con blásters de mano contra AT-AT’s, droides de combate y tanques TIE, no era un desafío muy grande. Lo único que los salvó fue la llegada de Han Solo y Leia con los tan necesitados refuerzos. Coruscant se había perdido, pero al menos lograron escapar.

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