domingo, 29 de mayo de 2011

El honor de los Jedi (127)

127
Luke gira a la derecha y acelera por el pasillo. Las tuberías que se alinean en las paredes se difuminan en rayos amarillos. Luke permanece en el centro del oscuro pasillo, esperando encontrarse en cualquier momento con un callejón sin salida o un giro abrupto. En lugar de eso, tras avanzar 200 metros, el túnel se bifurca. Luke se detiene.
-¿Por qué lado, Erredós?
-¡Izquierda! -ordena Erling. Luke, aún enfadado por la muerte de Gideon, le ignora.
Antes de que el droide conteste, tres disparos bláster pasan rozando el carro. Un centenar de metros tras ellos, en el pasillo, dos juegos de lamparas de cabeza les persiguen.
-Olvídalo -dice Luke-. Lo haré lo mejor que pueda.
Rehusando por despecho a seguir la sugerencia de Tredway, toma el túnel de la derecha y entra en un laberinto con docenas de intersecciones. En cuestión de segundos, deja de tratar de recordar su ruta. Simplemente se concentra en dejar atrás a sus perseguidores.
Finalmente, Sidney anuncia que las luces de los perseguidores han desaparecido. Luke aminora la marcha a un paso más lento y luego llega a la siguiente intersección. A su izquierda, un tremendo ruido de golpes llena atronador por el pasaje. Un rayo de luz cae sobre el pasillo.
-¡Estamos de vuelta a dónde empezamos! -exclama Erling.
-¿Quieres conducir tú? -pregunta airado Luke.
Un disparo de bláster cruza delante de ellos, cortando la respuesta de Erling. Un único juego de luces se acerca desde la derecha. Otro disparo de bláster sale disparado desde la luz, golpeando esta vez más cerca del carro.
-Vuestro turno -dice Luke-. ¿Luchamos o escapamos?
Sidney grita “¡Escapamos!” al mismo tiempo que Erling grita “¡Luchamos!”.
-¿Por qué siempre tengo que tomar yo todas las decisiones? -murmura Luke.
Escapar decrementa las probabilidades de que les atrapen, pero promete una larga persecución. Luchar resolvería el asunto más rápidamente, pero podría ser más arriesgado.

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