martes, 4 de noviembre de 2014

Donde las dan...

Donde las dan…
Rick D. Stuart

Toc, toc.
El primer indicio de que las cosas iban terriblemente mal fue una explosión de termita que arrancó la puerta del hotel de su marco, lanzándola hasta la siguiente habitación. El acto reflejo de echar mano al bláster que tenía en la mesilla de noche dio como resultado que un abrasador destello de fuego bláster alcanzase la muñeca izquierda de Brahle. A partir de entonces, las cosas dieron un definitivo giro a peor, cuando tropas acorazadas luciendo el emblema de tres estrellas de los Guardias del Sector rodearon el colchón de flotación.
Conforme más y más figuras se apiñaban en la habitación, Brahle pensó para sí mismo que la potencia de fuego total que se encontraba en ese reducido espacio era suficiente para mantener a raya a un pelotón de soldados de asalto.
Y todo por mí.
-Brahle Logris, quedas arrestado por los delitos de asesinato e intento de asesinato. Cualquier negativa a obedecer mis órdenes concretas será interpretada como un acto de resistencia armada. Si te resistes, se te disparará. ¿Lo has entendido?
Logris se derrumbó y dejó escapar un largo suspiro.
-¡Supongo que esto significa que esta noche no podré ver las eliminatorias de G-cero, después de todo!

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