lunes, 15 de junio de 2009

El honor de los Jedi (11)

11
Luke se gira con reparos hacia la salida.
-Lo siento -dice-. Tengo asuntos más importantes que atender.
-¿Qué asunto es más importante que la libertad? -pregunta en bípedo de pelaje amarillo, agarrando el hombro de Luke con una mano con uñas como garras. Aunque Luke quiere explicar que es un piloto de la Alianza, se lo piensa mejor. Admitir tal cosa ya había causado la muerte de más de un rebelde, y no ve ninguna necesidad de revelar su verdadera identidad a esos mineros.
Gideon retira suavemente la garra amarilla del hombro de Luke.
-Sidney, si tanto quieres rescatar a Erling Tredway, hazlo tú. Lo primero que debes aprender de la libertad es que tienes que luchar por ella tú mismo.
Sidney estudia a Gideon con una expresión mezcla de desconcierto y rabia. Tras una pausa, habla de nuevo.
-El pada no lucha; está mal.
Gideon agita la cabeza con impaciencia.
-¿Cuál es la diferencia entre que él luche o que tú luches? Luchar es luchar.
Las inmensas orejas redondas de Sidney se plegaron hacia delante, traicionando su decepción.
-Sí, luchar es luchar. Por supuesto. -Se dirigió a Luke-. Perdóname, por favor; no tenía derecho a pedirte eso.
Luke sonríe y asiente con la cabeza.
-Ya está olvidado. Buena suerte, hagáis lo que hagáis.
-Igualmente, hijo -responde Gideon.
Luke avanza por un ondulante flexipasillo hasta la esclusa. Tras ponerse su traje de vacío, se detiene en el portal de la esclusa para estudiar el asteroide sobre el que se asienta el hostal.
El hostal en sí es una colección de burbujas de plastiespuma conectadas por largos y ondulantes flexipasillos. Robustos cables metálicos anclan cada burbuja y flexipasillo a protuberancias de suelo rocoso que sobresalen de la superficie polvorienta y cubierta de cráteres. Los cables son necesarios porque la atracción gravitacional del pequeño asteroide es tan débil que un niño puede lanzar una roca al espacio. Salta-asteroides y maquinaria minera quedaban en un disperso radio alrededor del hostal, anclados a los edificios del hostal, a rocas cercanas o entre sí.
Conocido formalmente como Henryson 400.324, el planetoide tiene poco más de un kilómetro de largo, y la mitad de ancho y de espesor. El numero de designación que sigue al nombre indica que Henryson es el planetoide número 400.324 del Cinturón Sil'Lume en ser catalogado como propiedad de un ser racional. El nombre se refiere a su dueño original. Cuando Luke estaba investigando los registros del sector, Erredós informó que los números de catálogo ascienden hasta 895.256, pero nadie sabe cuántos asteroides nunca han sido reclamados.
Henryson rota tan rápido que Luke se marea cuando aparta la mirada del suelo. Las estrellas parecen volar sobre el horizonte como meteoros. Para empeorar las cosas, el sol nunca se pone en Henryson. Su disco del tamaño de una uva oscila en el cielo como si colgase de un péndulo. Como punto de referencia más importante en el cielo, sirve como constante recordatorio de que Luke no está más que en un gigantesco tío-vivo.
Cuando está seguro de que ningún observador indeseado acecha en el exterior, Luke abre la esclusa y avanza con dificultad a cruzando la capa de polvo que le llega hasta la rodilla hacia su ala-X oculto. Erredós abre la carlinga del caza y transmite un mensaje urgente al comunicador de Luke mientras este se comienza a descender por la pared del cráter. Aunque la mayoría de las personas no pueden entender el lenguaje de pitidos y silbidos de la unidad R2, Luke no necesita traducción para saber que algo ha alarmado al pequeño droide.
Rápidamente trepa a la cabina y activa un traductor. Erredós visualiza un mensaje en la videopantalla.
Luke sonríe.
-Lo sé, Erredós. Vi al general y a soldados de asalto.
Erredós silba una pregunta.
-Arrestaron a un líder de la resistencia local y lo llevaron a la prisión del sector
Erredós permanece en silencio por un instante, y luego lanza una breve serie de pitidos.
-¿Rescatarle? -exclama Luke-. Eso es un planeta prisión; ¡todo un planeta! ¿Qué crees que soy, un mago?
El pequeño droide no responde.
-Además, tenemos que tener en cuenta nuestra misión -añade a la defensiva Luke-. No creo que al general Dodonna le gustase que decidiéramos rescatar a un extraño en lugar de buscar una nueva base.
Luke activa los motores repulsores del ala-X. Un instante después el caza asciende al espacio.

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