lunes, 15 de junio de 2009

El honor de los Jedi (33)

33
Luke termina su ligero almuerzo y abandona la cafetería. No se detiene a pagar la cuenta, porque los escarabajos propietarios solicitaban el pago por anticipado. Usan la excusa de que los piratas del cinturón a menudo se van sin pagar, pero Luke reconoce la simple avaricia cuando la ve. Al final del un flexipasillo hecho polvo, entra a la exclusa y se pone su traje de vacío. Su ala-X está oculto en un profundo cráter a 600 metros de distancia.
Antes de salir de la esclusa, el piloto rebelde se toma un instante para estudiar el asteroide sobre el que se asienta el hostal. El hostal en sí es una colección de burbujas de plastiespuma conectadas por largos y ondulantes flexipasillos. Cada burbuja, y también cada flexipasillo, está anclada a las protuberancias de suelo rocoso que sobresalen de la superficie polvorienta y cubierta de cráteres. Esto es debido a que la atracción gravitacional del pequeño asteroide es tan débil que un niño puede lanzar una roca al espacio. Salta-asteroides y maquinaria minera quedaban en un disperso radio alrededor del hostal, anclados a los edificios del hostal, a rocas cercanas o entre sí.
Conocido formalmente como Henryson 400.324, el planetoide tiene poco más de un kilómetro de largo, y la mitad de ancho y de espesor. El numero de designación que sigue al nombre indica que Henryson es el planetoide número 400.324 del Cinturón Sil'Lume en ser catalogado como propiedad de un ser racional. El nombre se refiere a su dueño original. Cuando Luke estaba investigando los registros del sector, Erredós informó que los números de catálogo ascienden hasta 895.256, pero nadie sabe cuántos asteroides nunca han sido reclamados.
Henryson rota tan rápido que Luke se marea cuando aparta la mirada del suelo. Las estrellas parecen volar sobre el horizonte como meteoros. Para empeorar las cosas, el sol nunca se pone en Henryson. Su disco del tamaño de una uva oscila en el cielo como si colgase de un péndulo. Como punto de referencia más importante en el cielo, sirve como constante recordatorio de que Luke no está más que en un gigantesco tío-vivo.
Cuando está seguro de que ningún observador indeseado acecha en el exterior, Luke abre la esclusa y avanza con dificultad a cruzando la capa de polvo que le llega hasta la rodilla hacia su ala-X oculto. Erredós abre la carlinga del caza y transmite un mensaje urgente al comunicador de Luke mientras este se desliza por el cráter. Aunque no puede entender fácilmente el lenguaje de pitidos y silbidos de la unidad R2, Luke no necesita traducción para darse cuenta de que algo ha alarmado al pequeño droide.
Rápidamente trepa a la cabina y activa un traductor. Erredós visualiza su mensaje en una videopantalla.
Luke sonríe.
-Lo sé, Erredós. Un general imperial y seis soldados de asalto arrestaron a alguien mientras estaba comiendo.
Erredós silba una pregunta.
-No, no sé por qué. Y no me pareció buena idea preguntar.
Erredós permanece en silencio por un instante, y luego lanza una breve serie de pitidos.
-¿Ayudarle? -pregunta Luke-. Había seis soldados de asalto; ¿qué crees que soy, un mago?
El droide no responde.
-Además, tenemos que tener en cuenta nuestra misión -continúa impaciente Luke-. Vayamos a encontrar una nueva base.
Activa los motores repulsores del ala-X y ascienden al espacio.

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