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-En esta –dice Luke, abriendo la marcha hacia la nave en la que había entrado el calamariano. Pocos minutos después, Erredós se une a ellos en el interior de la barcaza. La agitación en el exterior comienza a apaciguarse mientras los técnicos imperiales corrigen el problema que Erredós había introducido en el programa de operaciones del hangar. Luke se adentra a inspeccionar la cavernosa cavidad de la barcaza, encontrando un centenar de contenedores asegurados para el viaje.
-Debe ser un cargamento de vuelta –especula Gideon.
Luke asiente. Ninguno de los otros contenedores está asegurado. Abre la marcha entre las filas de contenedores y toma asiento. Parece que tarda una eternidad hasta que que resuena el eco de las puertas de la barcaza al cerrarse. Los únicos objetos en el interior de la bodega de carga son los contenedores que él y sus compañeros han usado para esconderse.
Luke había esperado encontrar al calamariano en la zona de carga, pero o bien estaba en la zona de tripulación, u oculto en la seguridad del interior de uno de los contenedores. A pesar de su curiosidad de por qué un calamariano se mostraría tan amigable con un gobernador imperial, Luke se resistió a la tentación de buscar en el interior de los contenedores. Romper los sellos habría llamado demasiado la atención al final del viaje.
Varias horas más tarde, la barcaza aminora. Luke y los demás vuelven a sus escondites. Cuando la tripulación sube a bordo para descargar los contenedores, Luke y sus compañeros simplemente les siguen al exterior de la barcaza. El oficial a cargo de la barcaza ni siquiera alza la vista a su paso. Unos minutos después, desaparecen en la abarrotada instalación de transferencia y consiguen recuperar la nave minera de Gideon. ¡Han escapado de Tol Ado!
***
De vuelta en la base rebelde, el general Dodonna no parece complacido con la decisión de Luke de infiltrarse en Tol Ado, pero no puede quejarse demasiado enérgicamente. Mon Mothma en persona va a recibir su informe. Dos días más tarde, Dodonna convoca a Luke en su oficina. Dentro, Mon Mothma le espera... ¡junto con un calamariano de piel pálida! Los ojos del calamariano indican que ha reconocido a Luke. Luke deja caer su mano sobre el sable de luz, pero no lo activa... aún.
-Mon Mothma, este es el joven piloto que penetró en Tol Ado –dice el general Dodonna.
Mon Mothma se pone en pie.
-Encantada de saludarte, Luke –dice-. Este es mi ayudante, Oro. Una operación muy importante se ha visto recientemente comprometida en el sistema Sil’Lume. Quizá puedas ayudarnos a entender el motivo.
-Claro que puedo –dice Luke-. Dime, Oro, ¿qué te pareció Tol Ado?
El rostro de Mon Mothma muestra su confusión, pero Oro alcanza su bláster. Es demasiado lento. Luke ya ha activado su sable de luz y ahora apunta con la zumbante hoja a la garganta del calamariano.
-No me obligues a ensuciar la oficina del general –amenaza.
Los ojos de Mon Mothma brillan al comprender.
-¿Oro? –balbucea.
-Esto explicaría muchas cosas –dice Dodonna.
-En esta –dice Luke, abriendo la marcha hacia la nave en la que había entrado el calamariano. Pocos minutos después, Erredós se une a ellos en el interior de la barcaza. La agitación en el exterior comienza a apaciguarse mientras los técnicos imperiales corrigen el problema que Erredós había introducido en el programa de operaciones del hangar. Luke se adentra a inspeccionar la cavernosa cavidad de la barcaza, encontrando un centenar de contenedores asegurados para el viaje.
-Debe ser un cargamento de vuelta –especula Gideon.
Luke asiente. Ninguno de los otros contenedores está asegurado. Abre la marcha entre las filas de contenedores y toma asiento. Parece que tarda una eternidad hasta que que resuena el eco de las puertas de la barcaza al cerrarse. Los únicos objetos en el interior de la bodega de carga son los contenedores que él y sus compañeros han usado para esconderse.
Luke había esperado encontrar al calamariano en la zona de carga, pero o bien estaba en la zona de tripulación, u oculto en la seguridad del interior de uno de los contenedores. A pesar de su curiosidad de por qué un calamariano se mostraría tan amigable con un gobernador imperial, Luke se resistió a la tentación de buscar en el interior de los contenedores. Romper los sellos habría llamado demasiado la atención al final del viaje.
Varias horas más tarde, la barcaza aminora. Luke y los demás vuelven a sus escondites. Cuando la tripulación sube a bordo para descargar los contenedores, Luke y sus compañeros simplemente les siguen al exterior de la barcaza. El oficial a cargo de la barcaza ni siquiera alza la vista a su paso. Unos minutos después, desaparecen en la abarrotada instalación de transferencia y consiguen recuperar la nave minera de Gideon. ¡Han escapado de Tol Ado!
***
De vuelta en la base rebelde, el general Dodonna no parece complacido con la decisión de Luke de infiltrarse en Tol Ado, pero no puede quejarse demasiado enérgicamente. Mon Mothma en persona va a recibir su informe. Dos días más tarde, Dodonna convoca a Luke en su oficina. Dentro, Mon Mothma le espera... ¡junto con un calamariano de piel pálida! Los ojos del calamariano indican que ha reconocido a Luke. Luke deja caer su mano sobre el sable de luz, pero no lo activa... aún.
-Mon Mothma, este es el joven piloto que penetró en Tol Ado –dice el general Dodonna.
Mon Mothma se pone en pie.
-Encantada de saludarte, Luke –dice-. Este es mi ayudante, Oro. Una operación muy importante se ha visto recientemente comprometida en el sistema Sil’Lume. Quizá puedas ayudarnos a entender el motivo.
-Claro que puedo –dice Luke-. Dime, Oro, ¿qué te pareció Tol Ado?
El rostro de Mon Mothma muestra su confusión, pero Oro alcanza su bláster. Es demasiado lento. Luke ya ha activado su sable de luz y ahora apunta con la zumbante hoja a la garganta del calamariano.
-No me obligues a ensuciar la oficina del general –amenaza.
Los ojos de Mon Mothma brillan al comprender.
-¿Oro? –balbucea.
-Esto explicaría muchas cosas –dice Dodonna.
Un Fin.
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