miércoles, 27 de mayo de 2009

El honor de los Jedi (115)

115
Luke estudia cuidadosamente el hangar, buscando un modo de causar una pequeña distracción sin ser visto. Un pequeño centro de mando domina toda la zona del muelle. Varias cámaras de seguridad cuelgan del elevado techo monitorizando todas las operaciones de la bahía. No importa lo que haga para distraer a los soldados de asalto y a los oficiales de intendencia, las cámaras les verán al entrar en las barcazas. De cara a hacer que la distracción funcione, deben cegar las cámaras de seguridad, y sólo Erredós puede hacerlo.
A Luke se le ocurre un plan. Le da instrucciones a Erredós, luego deja el carro elevador cera de la salida y conduce a Sydney y Gideon hacia los oscuros huecos junto al borde del hangar. Erredós-Dedós avanza rodando hacia el centro de control sin que nadie repare en su presencia. A través del transmuro que domina los muelles, Luke ve cómo el droide desaparece detrás de una fila de ordenadores.
Un minuto después de que se fuera el general, el hangar estalla en una cacofonía de timbres y sirenas de alarma. El campo de fuerza que separa el interior de la bahía de la atmósfera de Tol Ado parpadea y chisporrotea. Comienza a colarse gas negro a través de la esquina superior derecha. Cuando ven el motivo de la alarma, todos los soldados de asalto, trabajadores y oficiales de intendencia se precipitan hacia las salidas. Sólo los droides permanecen ajenos a la amenaza de una brecha catastrófica en el sistema.
Luke empuja a Sydney y Gideon para que avancen.
-Tenemos permiso para embarcar.
-Buen plan -dice Gideon-. ¿En cuál de las barcazas?
Es una pregunta difícil. Dado que las barcazas se usan para llevar cargas a Tol Ado, sus bodegas de carga probablemente estarán vacías y por tanto desprovistas de lugares para esconderse. Parece obvio que el calamariano está embarcando en una barcaza para evitar ser observado en las rutas normales de viaje hacia y desde Tol Ado. Por tanto, puede que haya cobertura en la barcaza en la que entró. Por otra parte, si les ve, el calamariano podría hacer sonar la alarma.

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