martes, 19 de mayo de 2009

Ascensión y caída de Darth Vader (XXVI)

Capítulo 21
El Proyecto Endor era una nueva Estrella de la Muerte, que estaba suspendida en una órbita sincrónica alrededor de la selvática Luna Santuario del gigante gaseoso Endor. Cuando la construcción hubiera terminado, la nueva Estrella de la Muerte sería incluso más grande que la original. Su arma principal, el superláser destructor de planetas, había sido rediseñado para que pudiera recargarse en cuestión de minutos y ajustarse con precisión para apuntar a objetivos en movimiento como naves capitales. Los técnicos imperiales la consideraban la invención más letal de todos los tiempos.
Cuando la lanzadera de Vader le llevaba desde el Ejecutor a la incompleta estructura de la nueva estación de combate, observó el gigante superláser con desdén. Incluso si triunfa ahí donde la primera Estrella de la Muerte fracasó, pensó, es un juguete infantil comparado con el poder de la Fuerza.
Tras aterrizar, Vader informó al moff Jerjerrod, el oficial al mando de la Estrella de la Muerte, que el Emperador estaba descontento por que la estación aún no estuviera operativa. Tras saber que el Emperador en persona pronto llegaría al sistema Endor, Jerjerrod ordenó a sus hombres que redoblasen sus esfuerzos.


Para cuando el Emperador llegó en su lanzadera a una gran recepción imperial en la bahía de atraque de la Estrella de la Muerte, Vader había recibido un informe de Tatooine indicando que Jabba el Hutt había muerto. Evidentemente, Luke y sus aliados habían liberado con éxito a Han solo de las garras del hutt. Vader informó al Emperador de que la Estrella de la Muerte estaría completa en el tiempo previsto.
-Buen trabajo, Lord Vader -dijo el Emperador-. Y ahora, presiento que tú desearás continuar la búsqueda del joven Skywalker.
-Sí, mi señor.
-Paciencia, amigo mío -dijo ásperamente el Emperador-. Con el tiempo, será él quien te busque a ti. Y cuando lo haga, deberás traerlo a mi presencia. Se ha hecho muy fuerte. Sólo los dos unidos podremos atraerlo hacia el lado oscuro de la Fuerza.
-Como deseéis -dijo Vader. No había olvidado como Anakin Skywalker obedeció la orden de Palpatine de matar al conde Dooku, y no tenía razones para dudar que el Emperador ya había planeado una prueba para que Luke determinase si Vader seguía siendo su aprendiz.
-Todo está desarrollando como yo había previsto -dijo el Emperador con una sonrisa sarcástica.
Conforme Vader escoltaba a su Maestro por la Estrella de la Muerte, deseó poder ver el futuro con tanta claridad. Palpatine había atraído a Anakin Skywalker al lado oscuro, lo recompuso como un monstruo cibernético, y permaneció como el más poderoso de los dos señores del Sith. Aunque Luke Skywalker había vencido a Vader en la primera Estrella de la Muerte, lo había esquivado en Hoth, y había escapado de él en Bespin, Vader no creía que su hijo pudiera resistir al poder del Emperador. Luke tiene que unirse a mí. No puedo perder de nuevo.


La construcción de la nueva Estrella de la Muerte continuaba. Vader acababa de saber que las naves rebeldes se habían reunido en el sistema Sullust cuando fue convocado a la sala del trono del Emperador. Ubicada en la parte superior de una torre fuertemente blindada en el polo norte de la estación, la sala del trono tenía grandes ventanas circulares que permitían al Emperador una amplia vista de la luna boscosa y del hemisferio superior de la estación de combate. El trono en sí era un asiento de alto respaldo en lo alto de una ancha plataforma elevada. La parte trasera del asiento estaba de cara a Vader cuando este ascendió los escalones que conducían al trono.
-¿Cuáles son vuestras órdenes, mi señor?
El Emperador hizo girar su trono para mirar a Vader.
-Manda la flota al otro extremo de Endor -dijo-. Y que permanezca allí hasta que yo la reclame.
-¿Qué hay de la concentración de la flota rebelde cerca de Sullust?
-Eso no importa -dijo el Emperador, quitándole importancia-. ¡La rebelión será aplastada y el joven Skywalker será uno de los nuestros! Tu trabajo aquí ha terminado. Ve a la nave comandante y espera mis órdenes.
Poco después de que Vader regresase al puente del Ejecutor, estaba mirando por un ventanal cuando vio una lanzadera de clase Lambda aproximándose a Endor. La lanzadera había transmitido un viejo código de autorización imperial, pero Vader permitió que na nave continuase hacia la luna boscosa. Luke está en esa nave, sintió con absoluta certeza.
Aunque el Emperador había instruido a Vader para permanecer en el Ejecutor, Vader se sintió obligado a informar de ese último acontecimiento en persona. Tras regresar a la sala del trono del Emperador en la Estrella de la Muerte, Vader advirtió que el Emperador realmente parecía sorprendido de escuchar que Luke había llegado a Endor.
-¿Estás seguro? -preguntó el Emperador.
-Lo he presentido, mi señor.
-Es extraño que yo no -dijo el Emperador con recelo-. Me pregunto si tienes claros esos presentimientos, Lord Vader.
-Son claros, mi señor.
-Entonces debes ir a la Luna Santuario y esperarle allí.
-¿El vendrá a mí? -preguntó Vader, escéptico.
-Lo he previsto. Su compasión por ti será su total perdición. Él irá hacia ti, y tú lo traerás a mi presencia.
-Como deseéis -dijo Vader. Conforme salía de la sala del trono, pensó: Si el Emperador no ha podido detectar la llegada de Luke, quizá se haya debilitado con los años. Si pudiera llevarme a Luke lejos de aquí y persuadirle para que se alíe conmigo...
Por un momento, Vader se permitió imaginarse un futuro con su hijo. Imaginó a Luke como su aprendiz... Se lo enseñaré todo... y como su socio... ¡me hará fuerte! No habría secretos ni rivalidades entre ellos. Con su lazo de sangre y su poder compartido, serían los más grandes de los Señores del Sith
Seríamos invencibles. Lo llevaré conmigo al Castillo de Bast y...
Vader recordó la visión que había tenido cuando partió a Endor desde Coruscant, la visión de su encuentro con Luke en su fortaleza de Vjun. En esa visión, Luke se había unido a él, y el Emperador había llegado con fuego y muerte. Vader se dio cuenta de que no importaba si la visión había sido una pesadilla, una premonición, una advertencia psíquica o un delirio, porque era una revelación de un evento que nunca podría suceder.
No hay lugar donde Luke y yo podamos ir. No hay lugar donde podamos ocultarnos.
Impotente para desobedecer a su Maestro, Vader se dirigió a su lanzadera.
La estructura imperial más grande de la Luna Santuario era el generador del escudo de energía, una torre piramidal de cuatro caras que soportaba una gran antena parabólica que proyectaba un campo deflector alrededor de la Estrella de la Muerte en órbita. Cerca de ese generador se alzaba una plataforma de aterrizaje elevada, que estaba iluminada con brillantes focos. Una gran zona del bosque natural había sido talada para dejar espacio tanto al generador como a la plataforma, algo que no había sentado muy bien a la población indígena de ewoks.
Un Transporte Blindado Todo-Terreno de cuatro patas caminaba a lo largo del borde del bosque y avanzó hacia la plataforma de aterrizaje cuando la lanzadera de Vader tomó tierra. Después de que Vader desembarcase, fue a una pasarela para recibir al AT-AT. La escotilla del AT-AT se abrió revelando a un comandante imperial, tres soldados de asalto, y a Luke Skywalker, cuyas muñecas estaban sujetas con esposas:
Luke se había rendido a los soldados. Estaba vestido con un uniforme negro que se se ajustaba a su cuerpo, y Vader se preguntó si eso sugería de algún modo que Luke ya se había rendido también al lado oscuro. No, pensó. Aún no.
Los soldados presentaron el sable de luz de Luke a Vader, quien miró la mano derecha enguantada de Luke. Un nuevo sable de luz, pensó, y una nueva mano. Justo como en mi visión del Castillo de Bast.
El Señor Oscuro tomó el sable de luz que le ofrecían.
-El Emperador te ha estado esperando -dijo.
-Lo sé, padre.
Vader se dio cuenta de que realmente disfrutaba escuchando a Luke llamándole padre.
-Al fin has aceptado la verdad -dijo Vader.
-He aceptado que una vez fuiste Anakin Skywalker, mi padre.
Muchacho estúpido. Enfrentándose a Luke, Vader miró fijamente a su hijo a través de las oscuras lentes.
-Ese nombre ya no significa nada para mí.
Luke trató de convencer a Vader de que todavía había bien en él. Suplicó a su padre que fuera con él, lejos de esa luna boscosa y del Emperador.
-No conoces el poder del lado oscuro -dijo Vader-. Tengo que obedecer a mi señor.
-Yo no cederé -juró Luke-, y tendrás que matarme.
He hecho cosas peores, pensó Vader.
-Si ese es tu destino... -dijo.
-Rebusca en tus sentimientos, padre -interrumpió Luke-. No puedes hacerlo. Noto la lucha en tu interior. Libérate de tu odio.
Ojalá pudiera, pensó Vader. Ojalá pudiera.
-Para mí es demasiado tarde, hijo -dijo. Indicando a dos soldados de asalto que condujeran a Luke a la lanzadera que esperaba, añadió-: El Emperador te mostrará la verdadera naturaleza de la Fuerza. Ahora él es tu Maestro.
Luke puso un gesto de triste resignación.
-Entonces mi padre está muerto -dijo.
Debo obedecer a mi Maestro, pensó Vader mientras escoltaban a Luke a la lanzadera. Incluso si eso significa la muerte de mi hijo.
E incluso si eso significa mi muerte.

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