domingo, 3 de mayo de 2009

Relatos de los Jedi: Caballeros de la Antigua República (XIII)

Museo de Coruscant
Una puerta se abre.
Conservador: ¡Bienvenidos al Museo de Antigüedades del Lado Oscuro! ¿Puedo ayudarles?
Satal: Así lo espero. Mi nombre es Satal. Y ésta es mi prima, Aleema.
Aleema: Estamos interesados en ver cualquier objeto antiguo del Lado Oscuro. Si es que tiene alguno.
Conservador: ¿¿Si es que tengo alguno?? (Risas) ¡Queridos míos, están de suerte! Precisamente estamos instalando ahora una nueva exposición. "Los Señor Oscuros del Sith."
Satal: Hm... hmm. Es un título bastante dramático.
Conservador: Gracias. Lo ideé yo mismo. Pero me temo que la exposición todavía no está preparada.
Aleema: (Activando su encanto) Oh, ¿pero no podríamos de todos modos ir a ver lo que tiene?
Conservador: Bueno, se supone que yo no... la mayoría del material que tenemos son sólo baratijas, ¿saben? Pero los Caballeros Jedi nos pidieron que no lo mostrásemos hasta que se hubieran tomado las medidas de seguridad apropiadas.
Aleema: ¿Sólo una miradita? ¿¿Por favor??
Conservador: Bueeeeeno... de acuerdo. ¿A quién le va a molestar, de todas formas? Sólo son un manojo de libros viejos y de talismanes acumulando polvo. ¡No es como si alguien fuera a usar esas cosas para conquistar la galaxia o algo así! (Risas) ¡Pasen por aquí!
Otra puerta se abre.
Aleema: Ohhh...
Satal: Guau.
Conservador: Aquí están, hasta ahora sólo montones de libros viejos y medallones. Pero esperen a que preparemos las luces y las holografías. Ese es el verdadero espectáculo.
Satal: ¿Sabe mucho sobre el Lado Oscuro?
Conservador: Oh, sólo lo que está aquí en el datapad, en realidad. Antiguos Caballeros Jedi que se volvieron al Lado Oscuro y se convirtieron en Señores Oscuros del Sith, o alguna otra cosa sin sentido. Gobernaron a una antigua civilización, pero fueron desterrados por sus malas prácticas, etc, etc...
Pitido de la computadora.
Conservador: Oh, me perdonan un momento, ¿verdad?
El conservador abandona la sala.
Conservador: (En la otra sala) ¿Hola? Aquí... ¡¿¿Qué??! No... (Comienza una larga sesión de chismorreo.)
Satal: ¿Aleema, puedes sentirlo?
Aleema: Sí. Hay poder en esas cosas, Satal.
Satal: Sí. Me pregunto si alguien más puede sentirlo, además de nosotros.
Aleema: Toma algo, Satal. ¡Ésta es nuestra oportunidad!
Satal: Este libro. Con escritura antigua. ¡Oh, esto parece importante!
Aleema: Bien. ¡¡Vamos!!
Los dos aristócratas salen de la sala corriendo tan rápido como pueden.
Conservador: ...Lungfish estaría bien... con tal de que esté fresco, claro.
El conservador se aparta un instante del comunicador
Conservador: Vaya, siento todo esto. Sólo es un pequeño malen... vaya. ¿Adónde se fueron ahora?


Interior de la casa del Maestro Thon
Vima: (Riendo y cantando) La la la la, diez pequeños cachorros de bantha, caminando por la nieve. Uno se escapó, y entonces quedaron nueve... la la la la...
Nomi llega sofocada.
Vima: Hola, Mamá. ¿Cómo...?
Nomi cae al suelo, resoplando
Vima: ¿...estás? Pareces cansada, Mamá.
Nomi: Estoy muy cansada, pequeña gema. Este entrenamiento Jedi es...
Thon: Nomi Sunrider…
Nomi: (Se pone en pie de un salto) Maestro Thon. Yo... no me di cuenta de que había entrado.
Thon: Tu entrenamiento va muy bien. La Fuerza está realmente contigo.
Nomi: (Aturdida por la inesperada alabanza) Gr... gracias.
Thon: Es hora de que dé el próximo paso. Usarás cristales de Adegan para construir tu primer sable de luz.
Nomi: (Dolorida) Maestro Thon... Yo... sé que debo llevar la vida de un Jedi. Lo haré. Pero nunca tocaré de nuevo un sable de luz. Un sable de luz sólo me hará recordar la muerte de mi marido... y la venganza terrible que llevé a cabo sobre aquellos que le asesinaron...
Thon: Eso no fue venganza. Fue autodefensa. Fue justicia. Ya has mostrado gran habilidad natural con el sable de luz.
Nomi: Usted mismo no lleva sable de luz. Con tal de que yo no tenga que usar un sable de luz, aceptaré su entrenamiento.
Thon: Mmmmm... debes tomar el sable de luz, Nomi Sunrider. Yo predigo que, o lo tomas de nuevo, o morirás.
Nomi: Sin embargo, no lo haré.
Thon: Entonces ven. Iremos a las colinas. Hay una ceremonia que debo realizar.
Nomi: ¿Ceremonia? Pero...
Thon: Trae a tu hija. También ella es mi aprendiz.


Exterior de Ambria
Thon: Deprisa, sube a mi espalda con tu hija. Debemos darnos prisa.
Nomi: Tresdé, ¿estás... estás seguro de que no quieres venir con nosotros?
Tresdé: Gracias, Ama, pero creo que mis juntas estén preparadas para semejante... eh... paseo. Además, esa criatura parece muy enfadada, Ama.
Thon: Ggggrrrrrrrr...
Tresdé: (Muy asustado) ¡Además, debo terminar de reparar el Explorador del Lado Luminoso!
Nomi: Muy bien. ¡Arriba, Vima! A la espalda del Maestro Thon.
Alza a Vima.
Thon refunfuña.

Nomi: Ya está. Tresdé, si pasara algo... si no regresamos... toma la nave. Vuelve a nuestro planeta. Cuéntales lo que pasó.
Thon: (Una risa muy grave) ¿Nomi Sunrider, no confías en mí? (Ríe más fuerte. Sus risas se transforman en...)


Palacio de Bogga — Stenness
...la terrible risa de Bogga el Hutt.
Nikto: No lo pillo, Gudb. ¿Por qué Bogga el Hutt está riendo?
Gudb: No lo sé, Nikto. ¡Hace un rato, estábamos lamiéndonos las heridas tras la paliza que nos dio ese Jedi, y ahora el viejo Bogga está riéndose tan fuerte que se está agitando como un flan Andoriano!
Bogga: ¡¡Prepara la nave, Gudb!! ¡¡Vais a hacerles otra visita a esos Jedi!!
Gudb: ¿¡¿Yo, jefe?!? Está seguro de que quiere que...
Bogga: ¡¡¡No cuestiones mis órdenes, Gudb!!!
Gudb: Pero la última vez...
Bogga: ¡La última vez, no teníais ésto!
Se oye un tintineo metálico
Gudb: Uh… ¿joyas?
Bogga: ¡¡¡Estúpido!!! Son cadenas. Cadenas mandalorianas. Sujetarán incluso a un prisionero Jedi. ¡¡¡¡Ahora, ve!!!!

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