Capítulo 13
Las primeras misiones de Darth Vader consistieron en perseguir a los Jedi que habían sobrevivido a la purga. Investigó cada avistamiento comunicado, viajó a muchos mundos remotos para cazar su presa, y mató a cada Jedi que encontró. Ningún informe le condujo a Obi-Wan o Yoda, pero Vader siempre permanecía vigilante.
Con cada día que pasaba, Vader se distanciaba del Jedi que un día fue. Donde Anakin Skywalker se había influenciado por circunstancias traumáticas, Vader cobró forma infligiendo dolor a los demás. Por desgracia, debido a sus brazos artificiales, era incapaz de conjurar el relámpago Sith o de ser invulnerable a él. Siempre sería más débil que el Emperador.
Poca gente era consciente de lo que le había ocurrido a Anakin Skywalker, pero no pasó mucho tiempo hasta que casi todo el mundo en el Imperio Galáctico hubiera escuchado algún rumor o hecho suelto acerca del nuevo sirviente de Palpatine. Un mes después de que Palpatine se convirtiera en Emperador, circuló una historia de que Vader había localizado el escondite de cincuenta traidores Jedi y los había matado a todos y cada uno con sus propias manos. Los testigos oculares lo describían como una especie de espectro que parecía poseer poderes Jedi y llevaba un sable de luz, pero que definitivamente no era un Jedi. Después de todo, puede que los Jedi hubieran intentado dominar la República, pero nunca se les había conocido por estrangular a sus oponentes.
Algunos sospechaban que Darth Vader era un droide creado para cumplir la voluntad del Emperador. Otros sugerían que podría haber sido anteriormente un gladiador o cazarrecompensas profesional. Incluso se especulaba que podría ser alguna figura pública muy conocida que había asumido el nombre de “Darth Vader” y llevaba ese casco que le ocultaba el rostro para esconder su verdadera identidad.
El propio Vader no hacía nada para revelar su historia personal. Por lo que a él se refería, lo único que la gente tenía que saber era que únicamente respondía ante el Emperador.
Como lugarteniente del Emperador, Vader obedeció las directrices de su Maestro con letal precisión. Aparte de cazar Jedi, supervisó la expansión de la Flota Imperial e hizo cumplir cada nueva ley -muchas de las cuales promovían el odio a los no humanos- para dar mayor poder al Imperio. Aquellos que se oponían o disgustaban a Vader acababan muertos o esclavizados, e incluso los más ardientes seguidores de Palpatine observaban temerosos al cyborg enmascarado y sombrío. En poco tiempo, su propio nombre se convirtió en sinónimo de terror.
El Emperador reorganizó el Senado Galáctico como el Senado Imperial, para poder continuar monitorizando y manipulando a los representantes de los mundos que ahora controlaba. Vader acompañaba al Emperador en las sesiones más importantes del Senado, que a menudo eran presenciadas por el senador Bail Organa de Alderaan, entre otros. Durante las Guerras Clon, Anakin Skywalker había compartido, por un tiempo, la opinión de la senadora Amidala, quien tenía a Organa como un político excepcional, honrado, pero para Darth Vader ese hombre era tan insignificante como un vulgar insecto. Como la mayoría de la gente, Organa dirigía su mirada a otra parte cuando Vader estaba presente.
Tras asignar las responsabilidades más mundanas del gobierno a administradores paranoicos, el Emperador hizo cada vez menos apariciones públicas, lo que le permitió dedicar más de su tiempo al estudio del lado oscuro de la Fuerza en su palacio de Coruscant. Con el tiempo, la amenazadora figura de Vader se convirtió en el icono definitivo de la autoridad imperial. Pero el Emperador nunca le dejaba a Vader olvidar quién estaba al mando. De vez en cuando, tenían muchas variaciones de la misma conversación, que a menudo comenzaba con una burlona pregunta del Emperador:
-¿Tienes miedo a la muerte, Lord Vader?
-No, Maestro.
-¿Entonces por qué sigues viviendo?
-Para aprender a ser más poderoso, Maestro.
-¿Buscas ese poder para tratar de derrocarme?
-Vos sois mi camino al poder, Maestro. Os necesito.
-Sí, mi aprendiz. Recuerda tu lugar, y que tienes mucho que aprender.
Con el tiempo, Vader creó su propio retiro privado, el Castillo de Bast, en el planeta Vjun, perpetuamente asolado por las tormentas, donde el conde Dooku se había refugiado una vez durante las Guerras Clon. En Vjun, Vader realizaba sus propios estudios sobre el lado oscuro. No tenía dudas de que el Emperador sabía qué es lo que quería más que nada: el poder de matara su Maestro. Pero debido a que Palpatine era tan increíblemente poderoso, y a pesar de varios intentos, Vader aprendió que no había razón para creer que pudiera llegar nunca a derrotar al anciano Señor del Sith.
Conforme pasaban los años, el Imperio se expandió conquistando más mundos. Aunque los soldados clonados aún se seguían usando en la Flota Imperial, los humanos también comenzaron a servir como oficiales alistados, o fueron asignados a misiones como técnicos, pilotos, y soldados de asalto.
Aunque Anakin Skywalker nunca había tenido ninguna conversación personal con el cazarrecompensas Jango Fett, Darth Vader llegó a familiarizarse con el “hijo” clonado de Fett, Boba Fett, quien había heredado la armadura, las armas y la nave de su padre. Conforme Boba Fett se ganaba una bien merecida reputación como el mejor cazarrecompensas de la galaxia, resultaba inevitable que Vader le contratara ocasionalmente para misiones clandestinas.
Vader también supervisó operaciones secretas en numerosos mundos. Para reclutar a los letales guerreros Noghri para su causa, llegó al auxilio de su planeta después de haberlo envenenado secretamente con toxinas inhibidoras de vida. Cuando una estación de investigación imperial liberó accidentalmente un agente biológico letal en el planeta Falleen, Vader ordenó a sus soldados que disparasen turboláseres al mundo contaminado, asesinando a más de doscientos mil nativos falleen.
De todas las operaciones que supervisó Darth Vader, la más importante fue la construcción de la Estrellas de la Muerte, una estación de combate del tamaño de una luna que, cuando estuviera acabada, estaría equipada con un superláser capaz de destruir planetas enteros. Concebida por uno de los oficiales de mayor rango del Imperio, el gran moff Wilhuff Tarkin, y diseñada originalmente en Geonosis, la Estrella de la Muerte prometía ser el arma definitiva del Imperio. Como parte de la doctrina de Tarkin de el Gobierno del Miedo, la estación de combate sembraría tal terror en la galaxia que ningún mundo osaría desafiar o desobedecer una orden imperial.
Como Palpatine había previsto, el Imperio tenía sus enemigos. Un movimiento clandestino en particular -la Alianza para Restaurar la República, más comúnmente conocida como la Alianza Rebelde- resultó ser el más irritante. Aunque los oficiales imperiales estaban seguros de que los rebeldes habían establecido una base secreta, la ubicación de la base permanecía desconocida.
Diecinueve años después del final de las Guerras Clon y el nacimiento del Imperio, la Alianza Rebelde atacó un convoy imperial en el sistema Toprawa, en el Borde Exterior. Darth Vader inmediatamente se dio cuenta de que había sido una táctica de distracción, y que el auténtico objetivo de los rebeldes era infiltrarse en una estación de investigación imperial en Toprawa.
Los rebeldes habían robado los planos de la Estrella de la Muerte.
Con cada día que pasaba, Vader se distanciaba del Jedi que un día fue. Donde Anakin Skywalker se había influenciado por circunstancias traumáticas, Vader cobró forma infligiendo dolor a los demás. Por desgracia, debido a sus brazos artificiales, era incapaz de conjurar el relámpago Sith o de ser invulnerable a él. Siempre sería más débil que el Emperador.
Poca gente era consciente de lo que le había ocurrido a Anakin Skywalker, pero no pasó mucho tiempo hasta que casi todo el mundo en el Imperio Galáctico hubiera escuchado algún rumor o hecho suelto acerca del nuevo sirviente de Palpatine. Un mes después de que Palpatine se convirtiera en Emperador, circuló una historia de que Vader había localizado el escondite de cincuenta traidores Jedi y los había matado a todos y cada uno con sus propias manos. Los testigos oculares lo describían como una especie de espectro que parecía poseer poderes Jedi y llevaba un sable de luz, pero que definitivamente no era un Jedi. Después de todo, puede que los Jedi hubieran intentado dominar la República, pero nunca se les había conocido por estrangular a sus oponentes.
Algunos sospechaban que Darth Vader era un droide creado para cumplir la voluntad del Emperador. Otros sugerían que podría haber sido anteriormente un gladiador o cazarrecompensas profesional. Incluso se especulaba que podría ser alguna figura pública muy conocida que había asumido el nombre de “Darth Vader” y llevaba ese casco que le ocultaba el rostro para esconder su verdadera identidad.
El propio Vader no hacía nada para revelar su historia personal. Por lo que a él se refería, lo único que la gente tenía que saber era que únicamente respondía ante el Emperador.
Como lugarteniente del Emperador, Vader obedeció las directrices de su Maestro con letal precisión. Aparte de cazar Jedi, supervisó la expansión de la Flota Imperial e hizo cumplir cada nueva ley -muchas de las cuales promovían el odio a los no humanos- para dar mayor poder al Imperio. Aquellos que se oponían o disgustaban a Vader acababan muertos o esclavizados, e incluso los más ardientes seguidores de Palpatine observaban temerosos al cyborg enmascarado y sombrío. En poco tiempo, su propio nombre se convirtió en sinónimo de terror.
El Emperador reorganizó el Senado Galáctico como el Senado Imperial, para poder continuar monitorizando y manipulando a los representantes de los mundos que ahora controlaba. Vader acompañaba al Emperador en las sesiones más importantes del Senado, que a menudo eran presenciadas por el senador Bail Organa de Alderaan, entre otros. Durante las Guerras Clon, Anakin Skywalker había compartido, por un tiempo, la opinión de la senadora Amidala, quien tenía a Organa como un político excepcional, honrado, pero para Darth Vader ese hombre era tan insignificante como un vulgar insecto. Como la mayoría de la gente, Organa dirigía su mirada a otra parte cuando Vader estaba presente.
Tras asignar las responsabilidades más mundanas del gobierno a administradores paranoicos, el Emperador hizo cada vez menos apariciones públicas, lo que le permitió dedicar más de su tiempo al estudio del lado oscuro de la Fuerza en su palacio de Coruscant. Con el tiempo, la amenazadora figura de Vader se convirtió en el icono definitivo de la autoridad imperial. Pero el Emperador nunca le dejaba a Vader olvidar quién estaba al mando. De vez en cuando, tenían muchas variaciones de la misma conversación, que a menudo comenzaba con una burlona pregunta del Emperador:
-¿Tienes miedo a la muerte, Lord Vader?
-No, Maestro.
-¿Entonces por qué sigues viviendo?
-Para aprender a ser más poderoso, Maestro.
-¿Buscas ese poder para tratar de derrocarme?
-Vos sois mi camino al poder, Maestro. Os necesito.
-Sí, mi aprendiz. Recuerda tu lugar, y que tienes mucho que aprender.
Con el tiempo, Vader creó su propio retiro privado, el Castillo de Bast, en el planeta Vjun, perpetuamente asolado por las tormentas, donde el conde Dooku se había refugiado una vez durante las Guerras Clon. En Vjun, Vader realizaba sus propios estudios sobre el lado oscuro. No tenía dudas de que el Emperador sabía qué es lo que quería más que nada: el poder de matara su Maestro. Pero debido a que Palpatine era tan increíblemente poderoso, y a pesar de varios intentos, Vader aprendió que no había razón para creer que pudiera llegar nunca a derrotar al anciano Señor del Sith.
Conforme pasaban los años, el Imperio se expandió conquistando más mundos. Aunque los soldados clonados aún se seguían usando en la Flota Imperial, los humanos también comenzaron a servir como oficiales alistados, o fueron asignados a misiones como técnicos, pilotos, y soldados de asalto.
Aunque Anakin Skywalker nunca había tenido ninguna conversación personal con el cazarrecompensas Jango Fett, Darth Vader llegó a familiarizarse con el “hijo” clonado de Fett, Boba Fett, quien había heredado la armadura, las armas y la nave de su padre. Conforme Boba Fett se ganaba una bien merecida reputación como el mejor cazarrecompensas de la galaxia, resultaba inevitable que Vader le contratara ocasionalmente para misiones clandestinas.
Vader también supervisó operaciones secretas en numerosos mundos. Para reclutar a los letales guerreros Noghri para su causa, llegó al auxilio de su planeta después de haberlo envenenado secretamente con toxinas inhibidoras de vida. Cuando una estación de investigación imperial liberó accidentalmente un agente biológico letal en el planeta Falleen, Vader ordenó a sus soldados que disparasen turboláseres al mundo contaminado, asesinando a más de doscientos mil nativos falleen.
De todas las operaciones que supervisó Darth Vader, la más importante fue la construcción de la Estrellas de la Muerte, una estación de combate del tamaño de una luna que, cuando estuviera acabada, estaría equipada con un superláser capaz de destruir planetas enteros. Concebida por uno de los oficiales de mayor rango del Imperio, el gran moff Wilhuff Tarkin, y diseñada originalmente en Geonosis, la Estrella de la Muerte prometía ser el arma definitiva del Imperio. Como parte de la doctrina de Tarkin de el Gobierno del Miedo, la estación de combate sembraría tal terror en la galaxia que ningún mundo osaría desafiar o desobedecer una orden imperial.
Como Palpatine había previsto, el Imperio tenía sus enemigos. Un movimiento clandestino en particular -la Alianza para Restaurar la República, más comúnmente conocida como la Alianza Rebelde- resultó ser el más irritante. Aunque los oficiales imperiales estaban seguros de que los rebeldes habían establecido una base secreta, la ubicación de la base permanecía desconocida.
Diecinueve años después del final de las Guerras Clon y el nacimiento del Imperio, la Alianza Rebelde atacó un convoy imperial en el sistema Toprawa, en el Borde Exterior. Darth Vader inmediatamente se dio cuenta de que había sido una táctica de distracción, y que el auténtico objetivo de los rebeldes era infiltrarse en una estación de investigación imperial en Toprawa.
Los rebeldes habían robado los planos de la Estrella de la Muerte.
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