Capítulo 22
Vader condujo a Luke a la torre en lo alto de la Estrella de la Muerte, donde el Emperador -sin levantarse de su trono- usó la Fuerza para liberar a Luke de sus esposas. Después de que Palpatine ordenase a sus Guardias Reales de armadura roja que abandonasen la sala del trono, Vader le presentó el nuevo sable de luz de Luke para que lo inspeccionase. El Emperador estaba seguro de que Luke se uniría a él igual que había hecho su padre.
Sin dejarse impresionar por el Emperador, Luke rehusó convertirse al lado oscuro. Sin embargo, su confianza sufrió un severo varapalo cuando el Emperador confesó que había sido él quien permitió que la Alianza Rebelde descubriera la ubicación de la Estrella de la Muerte y de su generador de escudo, y que el Imperio estaba completamente preparado para enfrentarse al inminente ataque de la flota rebelde.
Cuando Luke miró por las grandes ventanas del salón del trono para ver la llegada de las naves rebeldes, Vader sintió la creciente ansiedad de su hijo. La batalla espacial continuaba, y resultaba obvio que las naves rebeldes estaban muy superadas en número por los cazas imperiales. Mientras el Emperador seguía sentado en su trono, tentó a Luke, animándole a recuperar su sable de luz y rendirse a su rabia. De nuevo, Luke se negó.
Pero entonces el Emperador reveló que el superláser de la Estrella de la Muerte estaba operativo y ordenó a los astilleros que disparasen a discreción. Un intenso rayo salió disparado de la Estrella de la Muerte hacia un crucero rebelde, que explotó con un destello cegador.
El Emperador continuó tentando a Luke para que recuperase su sable de luz.
-Atácame con todo tu odio -dijo el Emperador-, y tu viaje hacia el lado oscuro de la Fuerza se habrá completado.
Usando la Fuerza, Luke atrajo para sí su arma, activó su hoja, y lanzó una rápida estocada a la cabeza del Emperador. Pero Vader se movió más rápido, activando su propio sable de luz y bloqueando diestramente el ataque de Luke. La visión de Vader y Luke cruzando sus sables excitó y divirtió al Emperador, y rió entre dientes con perverso regocijo. Vader recordó que Palpatine había reído del mismo modo hacía dos décadas, cuando ordenó a Anakin Skywalker que matase al conde Dooku.
Yo salí victorioso entonces, pensó Vader mientras usaba su sable de luz para alejar a Luke del Emperador. ¡Y ahora la Fuerza está conmigo!
Conforme su duelo continuaba por todo el salón del trono, el Señor Oscuro sintió que Luke estaba usando su propia rabia para alimentar su ataque.
-Bien -dijo el Emperador desde su trono-. ¡Usa tus sentimientos de agresividad, muchacho! Deja que el odio fluya de tu interior.
Mi Maestro quiere que Luke gane, advirtió Vader con cierto resentimiento. No le daré esa satisfacción. No seré...
Inesperadamente, Luke desactivó su sable de luz.
-No pelearé contra ti, padre.
-Eres imprudente al bajar tus defensas -dijo Vader, mientras alzaba rápidamente su sable de luz. Con increíble velocidad, Luke reactivó su arma para bloquear el ataque de Vader. Vader golpeó una y otra vez, pero Luke bloqueó cada golpe. Pronto, Vader comenzó a respirar con dificultad a través de su respirador. No puedo dejar que Luke me venza, pensó Vader. ¡No dejaré que el Emperador le tenga!
Una precisa patada de Luke envió a Vader contra el borde de una plataforma elevada. Chocando contra el suelo metálico, Vader rugió al notar que un cable cibernético estallaba en su pierna derecha. Luke trató de distanciarse de Vader saltando a una pasarela que cruzaba el techo del salón del trono.
-Tus sentimientos te traicionan, padre -dijo Luke-. Siento el bien en ti... tu lucha interna.
Vader se levantó del suelo con obvias molestias.
-No hay lucha interna -dijo.
-No pudiste matarme antes -dijo Luke mientras cruzaba la pasarela-, y no creo que vayas a hacerlo ahora.
Vader pasó a concentrarse en los soportes de metal que aseguraban la pasarela al techo.
-Si te niegas a luchar, sabrás cuál es tu destino -dijo.
El Señor Oscuro lanzó su sable de luz, aún encendido, hacia arriba. Luke se agachó, esquivando la hoja roja, pero fue incapaz de evitar que cortase los soportes de la pasarela, y esta se separó del techo y envió a Luke dando tumbos contra el suelo. Vader observó a Luke perderse de vista bajo la plataforma elevada del Emperador.
El sable de luz de Vader se había desactivado y había caído en el suelo a varios metros de distancia. Extendió la mano mientras el sable de luz salía volando del suelo para volver a su agarre. Activó la hoja del arma y descendió unos escalones hacia el área bajo la plataforma, donde las vigas metálicas ofrecían numerosos lugares para esconderse. En el exterior de la Estrella de la Muerte y en la Luna Santuario, la batalla del Imperio con los rebeldes estaba en su apogeo, pero a Vader no podía importarle menos. Para él, su duelo con Luke era la única batalla que importaba.
Examinó las sombras bajo la plataforma en busca del menor movimiento.
-No puedes esconderte para siempre, Luke -dijo el padre.
El hijo respondió desde la oscuridad.
-No luchare contigo.
-Entrégate al lado oscuro -instó Vader-. Es la única forma en que puedes salvar a tus amigos. -Vader se dio cuenta de pronto de que Luke estaba pensando ahora en sus amigos, su preocupación por ellos casi era palpable-. Sí -dijo Vader-, tus pensamientos te traicionan. Tus sentimientos hacia ellos son muy fuertes. Especialmente hacia...
Luke fue incapaz de impedir que Vader accediera a su mente.
-¡Tu hermana! -exclamó Vader-. Así... que tienes una hermana melliza. Tus sentimientos la han traicionado a ella también. Obi-Wan fue muy inteligente al ocultármela. Ahora su fracaso es total.- Avanzó al fondo de los espacios bajo la plataforma-. Si tú no pasas al lado oscuro, quizá ella sí lo haga -dijo.
-¡No! -gritó Luke, encendiendo su sable de luz mientra salía como una exhalación de su escondite para atacar a Vader. Saltaron chispas mientras intercambiaban golpes en ese espacio oscuro y estrecho, y Vader se vio obligado a retroceder desde debajo de la plataforma hasta que llegaron al borde de un pequeño puente junto un profundo pozo de ascensor abierto.
Un golpe lateral impactó en el sistema de soporte de vida de Vader, y mientras caía contra la barandilla del puente fue incapaz de impedir que la hoja de Luke le cortase la muñeca derecha. Del destrozado muñón de Vader volaron metal y piezas electrónicas, y su sable de luz rebotó en el borde del puente, cayendo en el pozo aparentemente sin fondo. Malherido y completamente exhausto, Vader alzó la vista para ver el sable de Luke en posición para dar una estocada mortal.
El Emperador se había levantado de su trono y permanecía en la escalinata detrás de Luke.
-¡Bien! -dijo el Emperador-. Tu odio te ha hecho poderoso. ¡Ahora, completa totalmente tu destino y ocupa el puesto de tu padre a mi lado!
De modo que así acaba todo, pensó Vader.
Pero entonces Luke desactivó su sable de luz.
-¡Jamás! -dijo, arrojando el arma a un lado-. No entraré en el lado oscuro -declaró-. Has fallado, Excelencia. Yo soy un Jedi, como mi padre antes que yo.
El Emperador hizo una mueca de desdén.
-Así sea entonces... Jedi -dijo, con inconmensurable disgusto-. Si no quieres convertirte, serás destruido.
Aún tumbado contra la barandilla del puente del pozo del ascensor, Vader observó al Emperador extender sus engarfiados dedos y desencadenar cegadores ráfagas de relámpagos de energía desde la punta de sus dedos. Los relámpagos golpearon a Luke, que trató de rechazar las crepitantes bandas de energía, pero se vio tan superado que su cuerpo cayó retorciéndose al suelo.
No, pensó Vader. No. No así.
Mientras el Emperador continuaba atacando a Luke con su cortina de relámpagos Sith, Vader se puso en pie con dificultado. Una pierna estaba rota, y la otra no funcionaba bien. Moviéndose a duras penas, desplazó su gran figura hasta colocarse junto a su Maestro. En el suelo, Luke se retorcía de agonía, debatiéndose en los umbrales de a muerte.
-Padre, por favor -gimió-. Ayúdame.
Vader vio cómo Luke se encorvaba en posición fetal cuando el Emperador lanzó una ráfaga aún más poderosa de relámpagos a su víctima. Vader no tenía dudas de que Luke estaba a punto de morir. Su hijo gritaba.
No sólo mi hijo...
El Emperador desencadenó otra ráfaga de relámpagos.
...ni el hijo de Padme...
Luke gritó más fuerte.
...sino mi hijo... que me quiere.
Las ropas de Luke comenzaron a humear mientras su cuerpo se convulsionaba involuntariamente. De pronto, Vader se dio cuenta de que ya no estaba preocupado por su propio futuro personal. A pesar de todas las cosas terribles e inenarrables que había hecho en su vida, sabía que no podía quedarse sin hacer nada y dejar que el Emperador matase a Luke. Y en ese momento de lucidez, dejó de ser Darth Vader.
Era Anakin Skywalker.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, agarró al Emperador por la espalda, lo alzó en vilo, y lo llevó al pozo abierto del ascensor. El despreciable Emperador continuaba lanzando relámpagos, pero se alejaron de Luke y se reflejaron para chocar contra él mismo y su aprendiz insurgente. Los relámpagos penetraron el soporte vital de Vader y electrificaron los restos orgánicos de Anakin, pero él siguió avanzando hasa que pudo arrojar al Emperador al pozo del ascensor.
Palpatine gritó mientras su cuerpo caía pesadamente por el pozo. Aún atrapado en la armadura de Darth Vader, Anakin cayó al borde del ascensor, pero escuchó la explosión de energía oscura que consumió al Emperador al caer.
Al escuchar su propia respiración con un sonido áspero, Anakin supo que los aparatos respiratorios del casco de Vader se habían roto. Sintió que algo tiraba de sus hombros, y se dio cuenta de que Luke se había agachado a su lado y estaba apartándole del borde del abismo.
A pesar de sus propias heridas, Luke consiguió llevar a su padre al hangar que contenía la lanzadera de Vader. El caminó resultó aún más difícil porque los rebeldes habían desactivado el proyector del escudo de energía de la Luna Santuario, y la Estrella de la Muerte estaba ahora bajo fuerte ataque. Tratando de mantener firmes sus propias piernas mientras la estación de combate se estremecía por las explosiones, Luke arrastró a su padre hasta la rampa de aterrizaje de la lanzadera antes de caer rendido por el esfuerzo.
No lo va a conseguir, pensó Anakin. Conmigo no.
-Luke -he balbuceó-, ayúdame a quitarme la máscara.
Luke se arrodilló junto a él.
-Pero morirás.
-Nada puede impedir eso ya -dijo Anakin-. Sólo por una vez... déjame mirarte... con mis propios ojos.
Lentamente, con cuidado, Luke levantó el anguloso casco de Vader, y luego retiró la placa facial del enganche de duracero negro que la sujetaba en su cuello. Al exponer los rasgos llenos de cicatrices de Anakin, se sorprendió al notar lágrimas acudiendo a sus ojos.
Se acabó, pensó. La pesadilla acabó.
Sonrió débilmente.
-Ahora... -dijo-, vete, hijo mío. Déjame.
-No -insistió Luke-. Tú vendrás conmigo. No te abandonaré. Tengo que salvarte.
Anakin volvió a sonreír.
-Ya lo has hecho, Luke. Tenías razón. -Tomando sus últimos alientos, continuó-. Tenías razón acerca de mí. Dile a tu hermana... que tenías razón.
Cerrando los ojos mientras se desplomaba contra la rampa de la lanzadera, Anakin Skywalker tenía todas las razones para pensar que finalmente estaba a punto de abrazar la oscuridad perpetua.
Y, no por primera vez, se equivocaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario