domingo, 8 de agosto de 2010

Trabajos dolorosos (y VI)

No hablamos mucho en nuestro camino de descenso por la colina. Yo me detenía una y otra vez para volver a contar el dinero —y, debo admitirlo, simplemente para admirarlo— y Zayne buscaba un árbol para apoyarse contra él y deprimirse. Sé que a los Jedi les gusta la ley y el orden y todo eso, pero después de todo lo que le ha pasado a ese chico, yo juraría que cualquiera esperaría que viera la galaxia con mayor apertura de miras. Yo veo que la gente es avariciosa y sin ápice de vergüenza... y veo oportunidades. ¿Qué es lo que ve Zayne? Aún no lo he descubierto.
Por el motivo que fuese, se consoló en parte insistiendo en que Acampador se llevase parte del dinero, tal y como yo le había prometido. Tengo que admitir que había pensado en aprovechar uno de sus momentos de confusión y endosarle una bolsa llena de latas de comida en pasta vacías. Estoy seguro de que había pensado en algo de eso. Pero había sido un día provechoso, y podía permitirme ser magnánimo. (Simplemente tendré que encontrar algo que venderle al viejo Barbagrís, para recuperar el dinero.)
Lo que me lleva de vuelta al consejo que os estaba dando. Si sois un agente como yo y estáis pensando en añadir un Jedi a vuestra organización, los compromisos como este van a ser siempre parte del paquete. Pagar a la gente. Elegir objetivos que merezcan ser engañados. Limar esquinas que preferiríais cortar. Todo eso es parte del cuidado y la alimentación de un esbirro Jedi.
Puede ser un duro lastre... en mi caso, ya lo había sido. Pero siempre he tenido el presentimiento de que merecería la pena. Y, ¿quién sabe? Tal vez, sólo tal vez, puede que lo atraiga a mi manera de pensar en algunos golpes... y hacer algunos golpes, mientras estamos en ello.
Es un muchacho con un buen lío en la cabeza, ese Zayne. ¡Pero puede que aún consiga sacar algo de provecho de él!

No hay comentarios:

Publicar un comentario