domingo, 15 de agosto de 2010

El honor de los Jedi (109)

109
-Debe de estar confundido, señor -dice Luke.
-Tonterías -gruñe Parnell-. Conozco su cara. Usted estaba relacionado con la operación Tredway.
Luke comienza a sentir un sudor frío y el nudo de su estómago se hace cada vez más grande.
-No, señor, sólo soy un intendente.
Siente la atenta mirada de todo el personal de mando sobre su espalda.
Parnell mira amenazadoramente a Luke.
-Si me disculpa, General, tengo que terminar un informe.
El personal de mando suelta un jadeo al unísono y un murmullo recorre la sala como el viento entre hojas secas y sin vida. A pesar de la reacción de sus oficiales, Parnell no da muestras de sentirse ofendido.
-Continúe.
Luke se precipita hacia una terminal de ordenador libre. Un centenar de ojos enfadados le siguen. Cuando los oficiales de mando se aburren de observarle, Luke ordena a Erredós que se conecte al puerto de interfaz. Espera que un terminal de mando no esté sujeto a las mismas restricciones de autorización que el que había probado previamente.
Erredós muestra rápidamente en el monitor pantalla tras pantalla de información interesante pero inútil. Se detiene un instante cada vez para permitir que Luke echase un vistazo a los contenidos. Lo más interesante que encuentran es un mapa de la sub-instalación. Algunas regiones están etiquetadas como “fortaleza de los fugados” o “ruta de suministros ilegal”. Al parecer, cierto número de prisioneros habían escapado a las cavernosas regiones inferiores de Tol Ado.
-Disculpe, Coronel -dice una voz familiar. Luke alza la cabeza y se encuentra mirando al cañón de un rifle bláster. Seis soldados de asalto le rodean, y el General Parnell se encuentra a su espalda-. Ahora recuerdo dónde nos conocimos.
Luke intenta alcanzar su sable de luz, pero un golpe seco resuena en su cráneo antes de poder encontrarlo. Su visión se desvanece y cae inerte al suelo.

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