domingo, 29 de enero de 2012

La Antigua República: La Tercera Lección (VI)

Tras observar al mimnil devorar al viirsun, su padre lo había llevado a una nueva jaula que debía ser una adición reciente al zoológico, porque Veradun nunca antes la había visto. Una lona la cubría, ocultando su contenido.
-¿Qué hay ahí? -preguntó Veradun.
Su padre parecía sombrío.
-La tercera lección.
La mirada de Veradun fue de su padre a la jaula, y de nuevo a su padre.
-Creo que serás un gran guerrero, Veradun -dijo su padre-. Un recurso muy valioso para el Imperio.
Veradun escuchó la tristeza en las palabras pero no las entiendo.
-Tus profesores me dicen que han visto pocos con tu potencial en la Fuerza.
-Me siento honrado por sus elogios.
Su padre sonrió de forma distante.
-Mañana llega una lanzadera para ti, para llevarte a la academia en Dromund Kaas. Quiero que sepas que estoy orgulloso de ti. Recuérdalo siempre.
-Lo haré. Y estoy doblemente honrado por tus elogios, padre.
Su padre se arrodilló, lo abrazó, se puso en pie, y se alejó.
-¿A dónde vas? –exclamó Veradun-. ¿Qué pasa con la tercera lección?
-Mira en la jaula -dijo su padre-. Tal vez la descubras por ti mismo.
Veradun observó a su padre marcharse, luego se volvió y descubrió el contenido de la caja del mismo modo en que revelaría un secreto: lentamente, con cuidado, y con cierto sentimiento de temor. Dejó caer la lona en el suelo. La jaula estaba completamente vacía. Por un momento se preguntó si su padre había cometido un error.
Pero su padre nunca cometía errores. Se quedó mirando la jaula vacía durante un largo tiempo, pensando en ello. Finalmente, creyó entenderlo.

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