Grant Boucher
(Extraído de los informes de
audio personales de DSS-0956, oficial superior de Arenas Desiertas, entregados
al historiador de la Alianza Voren Na’al por la red de espionaje rebelde)
Llegó
el momento. Después de largas semanas a bordo del Destructor Estelar de Lord
Darth Vader, finalmente llegaron las órdenes de desplegar mi unidad. Aún más,
las órdenes eran en respuesta a una orden personal del Señor Oscuro. La unidad
Arenas Desiertas iba a descender en Tatooine para recuperar una cápsula de
escape lanzada. Se suponía que una información de alto secreto, robada al
Imperio, estaba oculta en la cápsula para que la recogieran agentes rebeldes en
el planeta desértico.
Reuní
rápidamente mi unidad a bordo de la lanzadera de descenso con órdenes directas
y concisas. Debíamos recuperar los datos por todos los medios necesarios y
devolvérselos a Lord Vader. Concretada nuestra misión, la lanzadera descendió al
planeta, depositándonos en la superficie de Tatooine quemada por el sol.
No
se tardó mucho en encontrar la cápsula. Simplemente rastreamos su baliza de
rescate, que comienza a emitir automáticamente cuando una cápsula es lanzada.
Un rápido registro reveló que los datos no estaban en la cápsula, y no había
formas de vida en las inmediaciones. Pero encontramos pruebas de que había
droides en el vehículo cuando aterrizó, y después se habían alejado del lugar de
aterrizaje... en direcciones distintas. Nos llevaban una ligera ventaja, pero
los droides no habían hecho nada para enmascarar su rastro. Dividimos la unidad
en dos y salimos en persecución de ambos.
Encontramos
nuestro primer problema cuando los rastros de los droides acabaron abruptamente
en la confusión de grandes marcas de oruga. Las reconocí de la información que nos habían proporcionado. ¡Un reptador de arena jawa se nos
había adelantado! Di la orden de localizar el transporte jawa y hacerlo pedazos
hasta que aparecieran los seres mecánicos. Eso nos costó varios días, más tiempo del
esperado. Los molestos carroñeros parecían tan numerosos como los granos
de arena del Mar de Dunas, e incluso para los residentes locales resulta virtualmente imposible distinguir un grupo de jawas de otro. Finalmente descubrimos el reptador de arena
correcto, pero los droides ya habían sido vendidos a granjeros de humedad.
De
acuerdo con nuestras órdenes de secretismo, volvimos para silenciar a los jawas.
Sobre banthas y armados con simples rifles bláster, atacamos y destruimos el
reptador de arena y sus ocupantes, cuidando de hacer que la operación pareciera
un ataque de los moradores de las arenas.
Rápidamente
nos desplazamos a la granja de humedad donde habían sido vendidos los droides.
Los registros mostraban que la granja era propiedad de un colono registrado
llamado Owen Lars. De nuevo, llegamos demasiado tarde. Los droides, acompañados
de Luke Skywalker, sobrino de Lars, habían abandonado la granja pocas horas
antes ese mismo día y aún no habían regresado. Supuse que Skywalker era un
agente rebelde y que no tenía intenciones de regresar a la granja. Estaba
convencido de que ya se encontraba de camino a Mos Eisley para encontrar
transporte fuera del planeta. Regresé a la ciudad para poner el espaciopuerto
en cuarentena, dejando parte de mi unidad para que eliminasen a Lars, su
esposa, y cualquier otra evidencia de nuestras actividades.
Sin
embargo, debido a nuestra necesidad de mantener el secreto, parecía que siempre estábamos un paso por detrás de los droides y
Skywalker y fuimos incapaces de atraparlos. Aparentemente se habían reunido con un viejo ermitaño llamado Ben
Kenobi, y juntos esquivaron a mis soldados y consiguieron salir del planeta en un
carguero ligero corelliano. Posteriormente recibimos órdenes adicionales de que
Arenas Desiertas debía permanecer en Tatooine para completar operaciones de limpieza,
cosa que hicimos sin problemas.
Para
que conste, asumo completa responsabilidad por la fuga de los droides. Me
someteré gustosamente a cualquier castigo que se estime oportuno.
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