14
Luke levanta bruscamente la proa y realiza un bucle, volviendo directamente hacia los TIEs. Los imperiales se dispersan, como si la osadía de la maniobra les hubiera sorprendido, pero no antes de que Luke centre su computadora de objetivo en el caza central. Dispara sus cañones láser y cuatro rayos azules convergen en el imperial. El caza estalla en una bola de fuego amarillo sucio.
Los TIEs restantes vuelven a colocarse de un salto en la zona de cola del ala-X, aunque dejan un espacio de maniobra mayor que el que tenía su compañero perdido. Vuelven a disparar ellos también, y sus disparos cruzan alarmantemente cerca de la carlinga. Luke sólo puede esperar que volver bajo la cobertura de Gideon fuera buena idea. Si el minero vuelve a fallar, los imperiales podrían acribillar su caza y convertirlo en chatarra espacial.
La nave minera con forma de caja de Gideon aparece ante él, un poco mayor que un pulgar desde esa distancia. Luke ordena a Erredós que transfiera el 75% de la potencia de escudos a popa. Podría tener que soportar algunos golpes antes de llegar al alcance de Gideon.
El piloto rebelde posiciona su ala-X entre los TIEs y la nave minera de Gideon. Con suerte, puede bloquear su visión de la nave que aguarda. Si los pilotos imperiales están tan centrados en golpear su cola que no comprueban sus ordenadores de vuelo, Puede que Gideon les pille por sorpresa.
Dos nubes de fuego estallan justo sobre la carlinga, agitando la nave tan fuerte que a Luke se le taponan los oídos. Erredós inmediatamente ofrece un informe de daños. Se ha abierto una grieta en el blindaje térmico de los sistemas de ionización del reactor de a bordo: el droide ha disminuido su salida de energía al 60%.
-Entonces será mejor que apagues la radio subespacial, y... –Luke duda, sabiendo que es una maniobra desesperada- el ordenador de objetivos.
El droide deja escapar un pitido de alarma.
-No te preocupes –dice Luke con más confianza de la que siente-. Puedo ocuparme de apuntar las armas.
Erredós procede sin más comentarios, pero Luke sabe que debe estar luchando contra sus circuitos lógicos para obedecer. Dos ardientes nubes más agitan el ala-X mientras los cañones láser de los TIE continúan golpeando sus escudos.
La nave minera de Gideon tiene ahora el tamaño de un puño. Luke calcula que ha llegado al alcance máximo del minero. Desearía poder llamar a Gideon por la radio, pero eso significaría apagar algún otro sistema. Y, por el momento, los necesita todos. Debe confiar en que Gideon adivine su plan.
Cuatro disparos de TIE explotan justo ante él. Cuando el ala-X cruza la andanada que se desvanece, las ondas de choque lo balancean como una balsa hinchable en un mar tormentoso. La videopantalla parpadea un par de veces, y luego se apaga.
-Hemos tenido un cortocircuito en la interfaz –dice Luke-. Mira a ver qué puedes hacer con ello.
Erredós responde con un pitido.
El Cubo de rocas de Gideon es del tamaño de una cabeza humana. Luke lanza el ala-X en una espiral descendiente hacia la nave minera. La batería turboláser de la nave brillan con un resplandor rojo al energizarse. Si su videopantalla, Luke no puede ver la reacción de los TIEs, pero puede imaginar los rostros de los pilotos al advertir esas brillantes salvas de cañón. ¡Si al menos Gideon lograse darle a algo!
El ala-X se lanza bajo el Cubo de rocas como un cachorro de bantha asustado corriendo a la seguridad del regazo materno. Luke gira el caza justo a tiempo para ver una hilera de bolas de fuego estallar ante los TIEs.
La andanada de la nave minera eclipsa las estrellas, Tredway 24, e incluso el propio Sil’Lume durante tres segundos enteros. Para cuando el resplandor se desvanece, ya no queda nada de los cazas TIE salvo dos bolas de escombros al rojo vivo expandiéndose.
Luke pilota su ala-X poniéndolo en paralelo con la cabina de Gideon. Tras los controles, Gideon está sentado con una gran sonrisa de oreja a oreja dibujada en su barba. Sidney se ha derrumbado en el asiento del copiloto, con las orejas aplanadas contra la cabeza y una máscara de horror y culpa en su hocico. Parece que no es capaz de cruzar su mirada con la de Luke.
Gideon alza la mano, levantando el pulgar, y luego señala al asteroide Tredway. Al principio, Luke no puede encontrar la lanzadera de asalto. Al final, distingue un punto de luz tomando tierra cerca del disco brillante del centro del peñasco. Luke asiente, y acelera hacia el asteroide.
Luke levanta bruscamente la proa y realiza un bucle, volviendo directamente hacia los TIEs. Los imperiales se dispersan, como si la osadía de la maniobra les hubiera sorprendido, pero no antes de que Luke centre su computadora de objetivo en el caza central. Dispara sus cañones láser y cuatro rayos azules convergen en el imperial. El caza estalla en una bola de fuego amarillo sucio.
Los TIEs restantes vuelven a colocarse de un salto en la zona de cola del ala-X, aunque dejan un espacio de maniobra mayor que el que tenía su compañero perdido. Vuelven a disparar ellos también, y sus disparos cruzan alarmantemente cerca de la carlinga. Luke sólo puede esperar que volver bajo la cobertura de Gideon fuera buena idea. Si el minero vuelve a fallar, los imperiales podrían acribillar su caza y convertirlo en chatarra espacial.
La nave minera con forma de caja de Gideon aparece ante él, un poco mayor que un pulgar desde esa distancia. Luke ordena a Erredós que transfiera el 75% de la potencia de escudos a popa. Podría tener que soportar algunos golpes antes de llegar al alcance de Gideon.
El piloto rebelde posiciona su ala-X entre los TIEs y la nave minera de Gideon. Con suerte, puede bloquear su visión de la nave que aguarda. Si los pilotos imperiales están tan centrados en golpear su cola que no comprueban sus ordenadores de vuelo, Puede que Gideon les pille por sorpresa.
Dos nubes de fuego estallan justo sobre la carlinga, agitando la nave tan fuerte que a Luke se le taponan los oídos. Erredós inmediatamente ofrece un informe de daños. Se ha abierto una grieta en el blindaje térmico de los sistemas de ionización del reactor de a bordo: el droide ha disminuido su salida de energía al 60%.
-Entonces será mejor que apagues la radio subespacial, y... –Luke duda, sabiendo que es una maniobra desesperada- el ordenador de objetivos.
El droide deja escapar un pitido de alarma.
-No te preocupes –dice Luke con más confianza de la que siente-. Puedo ocuparme de apuntar las armas.
Erredós procede sin más comentarios, pero Luke sabe que debe estar luchando contra sus circuitos lógicos para obedecer. Dos ardientes nubes más agitan el ala-X mientras los cañones láser de los TIE continúan golpeando sus escudos.
La nave minera de Gideon tiene ahora el tamaño de un puño. Luke calcula que ha llegado al alcance máximo del minero. Desearía poder llamar a Gideon por la radio, pero eso significaría apagar algún otro sistema. Y, por el momento, los necesita todos. Debe confiar en que Gideon adivine su plan.
Cuatro disparos de TIE explotan justo ante él. Cuando el ala-X cruza la andanada que se desvanece, las ondas de choque lo balancean como una balsa hinchable en un mar tormentoso. La videopantalla parpadea un par de veces, y luego se apaga.
-Hemos tenido un cortocircuito en la interfaz –dice Luke-. Mira a ver qué puedes hacer con ello.
Erredós responde con un pitido.
El Cubo de rocas de Gideon es del tamaño de una cabeza humana. Luke lanza el ala-X en una espiral descendiente hacia la nave minera. La batería turboláser de la nave brillan con un resplandor rojo al energizarse. Si su videopantalla, Luke no puede ver la reacción de los TIEs, pero puede imaginar los rostros de los pilotos al advertir esas brillantes salvas de cañón. ¡Si al menos Gideon lograse darle a algo!
El ala-X se lanza bajo el Cubo de rocas como un cachorro de bantha asustado corriendo a la seguridad del regazo materno. Luke gira el caza justo a tiempo para ver una hilera de bolas de fuego estallar ante los TIEs.
La andanada de la nave minera eclipsa las estrellas, Tredway 24, e incluso el propio Sil’Lume durante tres segundos enteros. Para cuando el resplandor se desvanece, ya no queda nada de los cazas TIE salvo dos bolas de escombros al rojo vivo expandiéndose.
Luke pilota su ala-X poniéndolo en paralelo con la cabina de Gideon. Tras los controles, Gideon está sentado con una gran sonrisa de oreja a oreja dibujada en su barba. Sidney se ha derrumbado en el asiento del copiloto, con las orejas aplanadas contra la cabeza y una máscara de horror y culpa en su hocico. Parece que no es capaz de cruzar su mirada con la de Luke.
Gideon alza la mano, levantando el pulgar, y luego señala al asteroide Tredway. Al principio, Luke no puede encontrar la lanzadera de asalto. Al final, distingue un punto de luz tomando tierra cerca del disco brillante del centro del peñasco. Luke asiente, y acelera hacia el asteroide.
- Pasa a la sección 8.
Hola Javi-Wan, se te pasó el enlace con la sección 8, creo.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu trabajo.