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Luke encuentra los controles como si fueran parte de su propio cuerpo. Con un peso de desesperación en la boca del estómago, da gas a fondo. Su cuerpo se hunde en el asiento conforme el caza acelera. Aunque no tiene ni idea de qué se encontrará ante él, se siente bien haciendo algo.
Tres segundos después, el caza se agita violentamente. Erredós trina un alarmado informe, y luego el ala-X gira fuera de control. ¡Le han dado!
Luchando desesperadamente por mantener la compostura, Luke gira la palanca de control a la derecha, luego a la izquierda. El caza no responde. Informa de la situación a Erredós.
Erredós silba.
Luke choca contra uno y otro lado de la cabina, incapaz de sujetarse ante los impredecibles giros del ala-X. La pérdida de control puede estar causada por un estabilizador dañado o por un mal funcionamiento del ordenador de vuelo, y Erredós puede reparar ambas cosas. Pero mientras Luke no conozca la condición del resto de la nave, no se atreve a dar ninguna instrucción a Erredós. El droide está programado para ocuparse primero de los problemas más urgentes. Si Luke pasa por encima de esa programación sin saber la naturaleza del problema, los resultados podrían ser inmediatamente desastrosos.
Una vez más Luke debe esperar, esta vez dando bandazos de un arnés de sujeción al otro. Su única compensación es que no hay forma posible de que los TIEs centren su objetivo en un blanco que gira tan salvajemente.
Luke continúa dando bandazos por lo que parecen horas. Le duelen los hombros y la cadera por golpearse contra los arneses una y otra vez. Tanto sus brazos como su piernas están magullados y doloridos por golpearse con el equipamiento de la cabina. Con el tiempo, de todas formas, el velo blanco de la ceguera se desvanece.
–Informe de daños –ordena, tan pronto como puede leer los instrumentos de la cabina.
Erredós muestra los problemas del ala-X por orden de importancia. En primer lugar, el sistema de soporte vital apenas funciona. Erredós está físicamente sujetando en su sitio un tubo de oxígeno suelto. En segundo lugar, el estabilizador primario cuelga de un solo remache. Erredós no puede repararlo sin soltar el tubo de oxígeno. En tercer lugar, un tiro desviado ha dejado abierto el convertidor de potencia. La lista continúa hasta 27 elementos. La única buena noticia es que los TIEs ya no se ven por ninguna parte. Probablemente se retiraron poco después de que el ala-X comenzase a girar sin control.
–Está bien –dijo Luke, deslizándose en su traje de vacío–. Olvídate del soporte vital y arregla el estabilizador. Luego encontraré algún lugar para aterrizar y hacer reparaciones.
Con el tiempo, Luke regresa a la base, pero no es de mucha ayuda para la gente atrapada en Tredway 24. Esta aventura ha acabado para él. Vuelve a la sección uno y prueba de nuevo.
Luke encuentra los controles como si fueran parte de su propio cuerpo. Con un peso de desesperación en la boca del estómago, da gas a fondo. Su cuerpo se hunde en el asiento conforme el caza acelera. Aunque no tiene ni idea de qué se encontrará ante él, se siente bien haciendo algo.
Tres segundos después, el caza se agita violentamente. Erredós trina un alarmado informe, y luego el ala-X gira fuera de control. ¡Le han dado!
Luchando desesperadamente por mantener la compostura, Luke gira la palanca de control a la derecha, luego a la izquierda. El caza no responde. Informa de la situación a Erredós.
Erredós silba.
Luke choca contra uno y otro lado de la cabina, incapaz de sujetarse ante los impredecibles giros del ala-X. La pérdida de control puede estar causada por un estabilizador dañado o por un mal funcionamiento del ordenador de vuelo, y Erredós puede reparar ambas cosas. Pero mientras Luke no conozca la condición del resto de la nave, no se atreve a dar ninguna instrucción a Erredós. El droide está programado para ocuparse primero de los problemas más urgentes. Si Luke pasa por encima de esa programación sin saber la naturaleza del problema, los resultados podrían ser inmediatamente desastrosos.
Una vez más Luke debe esperar, esta vez dando bandazos de un arnés de sujeción al otro. Su única compensación es que no hay forma posible de que los TIEs centren su objetivo en un blanco que gira tan salvajemente.
Luke continúa dando bandazos por lo que parecen horas. Le duelen los hombros y la cadera por golpearse contra los arneses una y otra vez. Tanto sus brazos como su piernas están magullados y doloridos por golpearse con el equipamiento de la cabina. Con el tiempo, de todas formas, el velo blanco de la ceguera se desvanece.
–Informe de daños –ordena, tan pronto como puede leer los instrumentos de la cabina.
Erredós muestra los problemas del ala-X por orden de importancia. En primer lugar, el sistema de soporte vital apenas funciona. Erredós está físicamente sujetando en su sitio un tubo de oxígeno suelto. En segundo lugar, el estabilizador primario cuelga de un solo remache. Erredós no puede repararlo sin soltar el tubo de oxígeno. En tercer lugar, un tiro desviado ha dejado abierto el convertidor de potencia. La lista continúa hasta 27 elementos. La única buena noticia es que los TIEs ya no se ven por ninguna parte. Probablemente se retiraron poco después de que el ala-X comenzase a girar sin control.
–Está bien –dijo Luke, deslizándose en su traje de vacío–. Olvídate del soporte vital y arregla el estabilizador. Luego encontraré algún lugar para aterrizar y hacer reparaciones.
Con el tiempo, Luke regresa a la base, pero no es de mucha ayuda para la gente atrapada en Tredway 24. Esta aventura ha acabado para él. Vuelve a la sección uno y prueba de nuevo.
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