martes, 2 de agosto de 2011

El honor de los Jedi (94)

94
Luke se deja caer por el lado derecho de la camilla y se arrastra hacia el panel de acceso. Lo levanta y, sin detenerse, se deja caer en la oscuridad.
Aterriza en un pasillo tenuemente iluminado. Tuberías, conductos, cables y equipamiento de todo tipo se alinean en el pasaje a ambos lados. La maraña es tan gruesa que a Luke le recuerda la jungla de la luna de Yavin.
Un disparo de bláster resuena más adelante. Luke abre la bolsa que recogió de su camilla. Como esperaba, contiene sus efectos personales... incluyendo su sable de luz. Saca el cable de la bolsa, cierra el panel de acceso sobre su cabeza, y luego comienza a caminar por el pasillo hacia el sonido de los disparos de bláster.
Un centenar de metros más adelante, un único oficial imperial vestido sólo parcialmente está de pie en una columna de luz. Está desarmado, y tiene varios cortes dentados en la cara. Seis criaturas, negras como el propio Tol Ado, cuelgan del techo mediante largos y delgados rabos. Tienen orejas como aletas cuadradas y, haciendo las veces de ojos, finas ranuras rojas ubicadas bajo un peludo ceño fruncido. Cada uno de ellos sostiene un bláster en sus manos con garras.
-¡Desnúdate, imperial! -dice uno. Le dispara al pie con el bláster-. Desnúdate y muere de humillación.
Al activar su sable de luz, el joven rebelde estudia la situación. Las criaturas están claramente torturando hasta la muerte al oficial. Luke no puede permitirlo. Cuando piensa en los desgarradores gritos que soportó mientras estaba sentado en su celda, el piloto se reafirma en su odio hacia semejante crueldad... sea cual sea el bando al que juren lealtad los torturadores. Puede tratar de convencer a las criaturas negras para que cesen en sus actividades, o puede simplemente atacar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario