sábado, 17 de septiembre de 2011

El honor de los Jedi (145)

145
-Parémonos a pensar un momento -dice Luke, dirigiendo la lanzadera de vuelta hacia la atmósfera de Tol Ado. Se hunde en las nubes negras. Las corrientes de aire superiores los agarran inmediatamente y vuelven a sacarlos fuera. Una docena de nubes de energía bláster estallan en los escudos de la lanzadera. Esta vez, las luces de control de daños brillan como una lluvia de meteoritos en una noche sin nubes. Luke obliga a la lanzadera a volver a las nubes, esta vez en un ángulo más pronunciado.
-¡Han sobrecargado los escudos! -informa Erling.
-Entonces tendremos que ser más listos que ellos -dice Luke. Hace girar a la lanzadera.
Dos disparos de energía estallan delante de la cabina. La lanzadera se agita, y luego apunta hacia abajo. ¡Los TIEs les siguen hacia la atmósfera! Ignorando los puntos ante sus ojos, Luke tira de los controles hacia arriba. La lanzadera sólo responde débilmente.
-Controles de estabilidad dos a seis fundidos -advierte Erling.
-¡Entonces vamos a volver a la cárcel!
Sólo les funciona un estabilizador. Con suerte, Luke puede frenar su caída y guiar a la maltrecha lanzadera hacia una bahía de atraque. Ni siquiera un piloto de su calibre puede hacer mucho más con lo que se ha convertido en una roca a motor.

Luke tiene un consuelo: gracias a Darth Vader, el general Parnell no estará allí para recibirles. Por desgracia, para cuando Luke pueda escapar de Tol Ado, el general Parnell casi parecerá su tío favorito. Vuelve a la sección uno y prueba de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario