domingo, 20 de septiembre de 2009

El honor de los Jedi (25)

25
–¡Potencia de escudos a proa! –ordena Luke, lanzándose en un cerrado bucle hacia fuera. Termina la maniobra colocándose frente a los tres TIEs. Está apuntando a los pilotos imperiales antes de que puedan darse cuenta de lo que había hecho.
Cuando los imperiales se separan, Luke dispara. Los primeros disparos del ala-X caen detrás del caza TIE al que Luke está apuntando, disipándose inofensivamente en el espacio. Luke incrementa su velocidad y alza el morro, y luego vuelve a disparar. Para cuando las lanzas de energía surgen de sus cañones láser, se ha acercado a 100 metros. Puede ver al piloto imperial girando su palanca de control a babor para evitar colisionar con el ala-X.
Entonces el TIE se disuelve en una bola de llamas y fragmentos brillantes. El piloto simplemente deja de existir.
Dos disparos cruzan delante del morro del ala-X de Luke desde direcciones opuestas, recordándole a Luke que podría encontrarse con un destino similar igual de rápido. Los dos TIEs restantes se aproximan, uno de cada flanco, atrapando al ala-X de Luke en un fuego cruzado letal. Él responde inmediatamente, lanzándose en un rápido giro en espiral hacia el TIE del lado de estribor.
Por un breve instante, los imperiales parecen estar colgados sobre su cabina, boca abajo y muy lejos. Ambos disparan, lanzando rayos de energía hacia la carlinga de Luke. El transpariacero fototrópico se oscurece, protegiendo sus ojos de los efectos de los dos impactos en el escudo directamente sobre su cabeza. Luke murmura un silencioso agradecimiento al inventor de la carlinga fototrópica; sin ella, los brillantes resplandores le habrían cegado... quizá permanentemente.
El caza se estremece como si hubiera chocado contra un meteorito. La carlinga recupera su transparencia un instante después, revelando las desvanecientes nubes de los impactos en el escudo a apenas diez metros sobre su cabeza. Erredós trina y Luke devuelve su atención a los instrumentos. Los impactos han vaporizado la antena de radio, pero no han sufrido ningún otro daño.
Sin embargo, el TIE de estribor tiene ahora su cola en su punto de mira, aunque por suerte a mucha distancia. Incluso si acierta de nuevo, el disparo tendría poco impacto en los escudos de Luke. Luke tiene al otro TIE casi directamente en su punto de mira. Dispara sin centrar el objetivo, lanzando una lluvia de lanzas de energía justo al frente y a estribor del preocupado imperial.
El piloto del TIE gira a babor, lo que le sitúa en en el cono de objetivos de Luke. Luke activa el ordenador e inmediatamente consigue centrar su objetivo sobre el TIE. Durante casi un segundo, sigue al imperial para asegurar el objetivo. Finalmente, dispara sus armas. Los cuatro cañones láser golpean al TIE con rayos azules. Este se disuelve en una mancha naranja oscura.
Una larga serie de disparos cruza rápidamente por encima de la cabina, sin darle a Luke tiempo para disfrutar de su victoria. Mientras Luke acababa con su objetivo, su perseguidor recortó la distancia que separaba a sus dos cazas. Ahora está situado a salvo, a distancia media, en el vulnerable cono de cola de Luke.
Por suerte para Luke, Gideon por fin ha conseguido entrar en la batalla. Su nave rectangular se aproxima desde la parte de estribor de Luke. La nave minera se ve con un tamaño no mayor que una uña, pero Luke puede dirigir rápidamente la lucha hacia el alcance de Gideon.
Vira hacia la nave minera, teniendo cuidado de mantener su ala-X entre Gideon y el TIE. Con suerte, el piloto del TIE se estará concentrando tan intensamente en golpear la cola de Luke que no está mirando su ordenador de vuelo. Si Luke puede bloquear al TIE la visión del Cubo de Rocas, el piloto imperial podría encontrarse una gran sorpresa esperándole al final de su carrera.
Durante un par de segundos, Luke realiza breves y rápidos balanceos hacia los lados destinados a ocultar la presencia de Gideon. El TIE golpea los escudos de Luke una y otra vez, causando que Erredós reflejase una serie de preocupantes advertencias en la videopantalla. Luke ignora las advertencias y vuela siguiendo un rumbo prácticamente recto, conduciendo al piloto imperial aún más cerca de Gideon. Sólo puede desear que Gideon haya adivinado su plan... y que no falle esta vez.
Una nube de fuego estalla sobre la carlinga y el ala-X se estremece. Los motores rugen con una sacudida y Luke aminora. Todos los instrumentos del panel se apagan e incluso el sistema de soporte vital falla.
–¿Erredós? –exclama Luke.
No hay respuesta. Otra nube de fuego se abre, por suerte lo bastante lejos como para causar ningún efecto. La súbita deceleración del ala-X pilla por sorpresa al TIE. No fallará el siguiente disparo.
–¡Erredós-Dedós! –grita Luke, mostrando su desesperación en su voz.
Erredós gorjea lastimeramente. Los instrumentos de la cabina vuelven a cobrar vida lentamente, y una nota de disculpa aparece en la videopantalla.
–Olvídalo –dice Luke–. Todo el mundo pierde el control alguna vez. Tan sólo vuelve a poner en marcha esos motores repulsores.
Para cuando Luke termina su petición, la cola del ala-X ya está llameante de energía. Luke empuja la palanca de control hacia delante y se lanza buscando cobertura bajo la nave minera de Gideon.
Mientras el ala-X desciende, la batería turboláser de la nave minera se energiza, con las puntas de los cañones brillan con un resplandor rojo de destrucción inminente. Aunque no puede ver la cara del imperial, Luke puede imaginar su sorpresa al encontrarse cara a cara con un conjunto de blásteres para desintegrar asteroides.
La nave minera dispara y el vacío detrás de Luke estalla en un huracán de nubes ardientes. La tormenta aún está expandiéndose cuando Luke da la vuelta a su caza. ¿La explosión ha alcanzado al TIE?
Durante todo un segundo, espera a que la explosión se desvanezca. Nada aparece. Pero el piloto imperial podría estar esperando al otro lado de la tempestad, preparado para saltar hacia delante y atacar a Luke de nuevo.
Cuando las bolas de fuego se disipan, Luke no ve ni rastro del TIE. Luke lleva su ala-X junto a la cabina de la nave minera. Tras los controles, Gideon está sentado con una gran sonrisa de oreja a oreja dibujada en su barba. Sidney se ha derrumbado en el asiento del copiloto, con las orejas aplanadas contra la cabeza y una máscara de horror y culpa en su hocico. Parece que no es capaz de cruzar su mirada con la de Luke.
Gideon alza la mano, levantando el pulgar, y luego señala al asteroide Tredway. Al principio, Luke no puede ver la lanzadera de asalto. Finalmente, distingue un punto de luz tomando tierra junto al disco de luces cerca del centro del asteroide. Asiente, y luego acelera hacia la lanzadera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario