26
Luke encuentra los controles como si fueran parte de su cuerpo. Se siente extrañamente en calma, a pesar de lo desesperado de su situación. Su agarre sobre la palanca de control es seguro y firme, y todo su cuerpo se siente como si estuviera enlazado al ordenador de control del ala-X. Casi parece que él es parte de la máquina, y que la máquina es parte del cosmos.
Sin pensarlo conscientemente, Luke permite que su mano se mueva según su propia voluntad. Guía el caza en un giro amplio y descendiente. La cabina tiembla; un TIE casi da en el blanco. Luke no permite que el fuego enemigo disturbe su meditación. Continúa permitiendo que su mano guíe la nave.
El giro parece durar horas. Luke no es capaz de adivinar cuánto ha girado, o qué piensan los imperiales de su maniobra. Simplemente se concentra en las sensaciones que ofrece el giro y en la suavidad del movimiento.
Finalmente, parece que el giro ha terminado. Permite que su mente tome el control de sí misma lo suficiente para comenzar una serie de maniobras evasivas. Oscila a la izquierda tres veces, luego dos a la derecha, cuatro hacia arriba, y luego una hacia abajo. Cualquier cosa con tal de evitar durante unos segundos más que los ordenadores de puntería de los TIE tengan un blanco claro sobre él.
No tiene ni idea de dónde están los TIEs, de si Gideon ya los ha destruido, ni siquiera de si está volando hacia la nave minera de Gideon. Sólo siente que justo delante se encontrará a salvo. Tiene algo que ver con el pacífico cosquilleo que siente en la base del cerebro. Aparte de eso, no puede explicar cómo sabe que se está dirigiendo hacia la seguridad.
El ala-X se estremece, luego tiembla, agitando la serena confianza de Luke. Los TIEs siguen a su cola, y sus ordenadores de puntería han conseguido centrar el blanco en la silueta del ala-X. Luke gira a la izquierda, luego se lanza en un descenso en espiral.
Una tremenda onda de choque estampa a Luke contra su asiento. Luego todo queda en silencio. Vuela recto hacia delante. ¿Los TIEs se han ido?
Quince segundos después, ve puntos ante sus ojos. Su visión está comenzando a volver. El brillante resplandor de un disparo de energía hace saber a Luke que algo más ha vuelto. Agarra los controles y realiza un giro cerrado, armando sus cañones láser.
A través de su visión moteada, ve una única bola con dos alas justo ante él. La nave minera con forma de caja de Gideon persigue al TIE en vano; está tan distante que Luke apenas puede distinguirla de una estrella débil. Por otra parte, el TIE está tan cerca que Luke puede ver al piloto imperial retirando su ordenador de puntería. Luke sonríe; él es el mejor en ese campo.
Ajusta su rumbo para lanzarse directamente hacia el imperial, y luego dispara. Cuatro rayos azules destellan bajo el TIE y convergen más de 500 metros por detrás de él.
El TIE devuelve el fuego, con sus cañones láser dobles convirtiendo los 50 metros de vacío que separaban las dos naves en un mar de ráfagas de energía. Luke alza el morro del ala-X y dispara. Dos disparos rebanan el pilón de apoyo izquierdo del TIE. El panel solar sale flotando alejándose de la chisporroteante cabina.
Luke asciende bruscamente para evitar al TIE a la deriva, y luego vuelve la vista justo cuando estalla en llamas naranjas.
–Eso ha ido por muy poco, Ben –murmura Luke. Su única respuesta es que el el cosquilleo en lo profundo de su cerebro se desvanece.
Unos segundos después, se acerca a la cabina de la nave minera. Tras los controles del piloto, Gideon está sentado con una gran sonrisa de oreja a oreja dibujada en su barba. Sidney se ha derrumbado en el asiento del copiloto, con las orejas aplanadas contra la cabeza y una máscara de horror y culpa en su hocico. Parece que no es capaz de cruzar su mirada con la de Luke.
Gideon alza la mano, levantando el pulgar, y luego señala al asteroide Tredway. Al principio, Luke no puede ver la lanzadera de asalto. Finalmente, distingue un punto de luz tomando tierra junto al disco brillante cerca del centro del asteroide. Asiente, y luego acelera hacia la lanzadera.
Luke encuentra los controles como si fueran parte de su cuerpo. Se siente extrañamente en calma, a pesar de lo desesperado de su situación. Su agarre sobre la palanca de control es seguro y firme, y todo su cuerpo se siente como si estuviera enlazado al ordenador de control del ala-X. Casi parece que él es parte de la máquina, y que la máquina es parte del cosmos.
Sin pensarlo conscientemente, Luke permite que su mano se mueva según su propia voluntad. Guía el caza en un giro amplio y descendiente. La cabina tiembla; un TIE casi da en el blanco. Luke no permite que el fuego enemigo disturbe su meditación. Continúa permitiendo que su mano guíe la nave.
El giro parece durar horas. Luke no es capaz de adivinar cuánto ha girado, o qué piensan los imperiales de su maniobra. Simplemente se concentra en las sensaciones que ofrece el giro y en la suavidad del movimiento.
Finalmente, parece que el giro ha terminado. Permite que su mente tome el control de sí misma lo suficiente para comenzar una serie de maniobras evasivas. Oscila a la izquierda tres veces, luego dos a la derecha, cuatro hacia arriba, y luego una hacia abajo. Cualquier cosa con tal de evitar durante unos segundos más que los ordenadores de puntería de los TIE tengan un blanco claro sobre él.
No tiene ni idea de dónde están los TIEs, de si Gideon ya los ha destruido, ni siquiera de si está volando hacia la nave minera de Gideon. Sólo siente que justo delante se encontrará a salvo. Tiene algo que ver con el pacífico cosquilleo que siente en la base del cerebro. Aparte de eso, no puede explicar cómo sabe que se está dirigiendo hacia la seguridad.
El ala-X se estremece, luego tiembla, agitando la serena confianza de Luke. Los TIEs siguen a su cola, y sus ordenadores de puntería han conseguido centrar el blanco en la silueta del ala-X. Luke gira a la izquierda, luego se lanza en un descenso en espiral.
Una tremenda onda de choque estampa a Luke contra su asiento. Luego todo queda en silencio. Vuela recto hacia delante. ¿Los TIEs se han ido?
Quince segundos después, ve puntos ante sus ojos. Su visión está comenzando a volver. El brillante resplandor de un disparo de energía hace saber a Luke que algo más ha vuelto. Agarra los controles y realiza un giro cerrado, armando sus cañones láser.
A través de su visión moteada, ve una única bola con dos alas justo ante él. La nave minera con forma de caja de Gideon persigue al TIE en vano; está tan distante que Luke apenas puede distinguirla de una estrella débil. Por otra parte, el TIE está tan cerca que Luke puede ver al piloto imperial retirando su ordenador de puntería. Luke sonríe; él es el mejor en ese campo.
Ajusta su rumbo para lanzarse directamente hacia el imperial, y luego dispara. Cuatro rayos azules destellan bajo el TIE y convergen más de 500 metros por detrás de él.
El TIE devuelve el fuego, con sus cañones láser dobles convirtiendo los 50 metros de vacío que separaban las dos naves en un mar de ráfagas de energía. Luke alza el morro del ala-X y dispara. Dos disparos rebanan el pilón de apoyo izquierdo del TIE. El panel solar sale flotando alejándose de la chisporroteante cabina.
Luke asciende bruscamente para evitar al TIE a la deriva, y luego vuelve la vista justo cuando estalla en llamas naranjas.
–Eso ha ido por muy poco, Ben –murmura Luke. Su única respuesta es que el el cosquilleo en lo profundo de su cerebro se desvanece.
Unos segundos después, se acerca a la cabina de la nave minera. Tras los controles del piloto, Gideon está sentado con una gran sonrisa de oreja a oreja dibujada en su barba. Sidney se ha derrumbado en el asiento del copiloto, con las orejas aplanadas contra la cabeza y una máscara de horror y culpa en su hocico. Parece que no es capaz de cruzar su mirada con la de Luke.
Gideon alza la mano, levantando el pulgar, y luego señala al asteroide Tredway. Al principio, Luke no puede ver la lanzadera de asalto. Finalmente, distingue un punto de luz tomando tierra junto al disco brillante cerca del centro del asteroide. Asiente, y luego acelera hacia la lanzadera.
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