El final de
una era
Martin Wixted
El prefecto Orun Depp jugueteaba con su desayuno cuando
apareció el oficial. Empujaba con el dedo el contenido de su plato, que
consistía en los restos de su desayuno número mil ciento treinta y ocho a base
de huevo de krayt pasado por agua y muslo de halcón de arena. Agradeció la
interrupción.
-¿Sí?
El teniente Harburik controló su impulso de esbozar
una mueca de desdén.
-El análisis de comunicaciones informa de que un
Destructor Estelar y una pequeña corbeta han salido del hiperespacio hace media
hora. Hubo intercambio de disparos láser. El gobernador Aryon ha solicitado que
usted se ocupe del asunto.
El prefecto se puso en pie, tragando
apresuradamente los pedazos restantes de huevo de krayt.
-Bueno, vaya, eso sí que es noticia. Bien, bien.
Por suerte yo... Tendrán que parlamentar conmigo para los derechos de
repostaje, o lo que sea, ¿verdad? Teniente, ¿cuánto espacio queda disponible en
nuestra cárcel?
Harburik suspiró.
-Señor, tenemos a las hermanas Tonnika, un humano
que fue arrestado por hacerse pasar por oficial imperial, un gamorreano acusado
de golpear a un civil, y un rodiano atrapado por carterista.
-Hmm. Será mejor que libere a las gemelas. Quiero
tener suficiente espacio para...
-¡Señor, las gemelas son, de lejos, las peores
criminales de todos ellos!
-Teniente. Un Destructor Estelar Imperial. Aquí. En Tatooine. Vaya, las
implicaciones son terribles. Bien, bien...
Harburik sonrió para sí mismo, expectante ante la
reacción que causaría su siguiente fragmento de información.
-Y, señor, acaban de informarnos de que han mandado
a la superficie un destacamento de tropas de asalto.
El prefecto miró a Harburik como si tuviera tres
cabezas, y luego comenzó a dar vueltas por la sala, golpeándolo todo. Harburik
tuvo la vaga necesidad de agarrar al hombre como si fuera una peonza.
-¿Nos han informado?
¿No solicitado? ¿Qué significa esto?
Después de todo, hay canales adecuados que deben seguirse. ¿No está de acuerdo,
teniente? Veremos en que queda esto. -Depp salió a grandes zancadas de la sala.
-Bueno, eh, sí. Sí, señor –volvió a repetir para
enfatizar, regodeándose para sus adentros en la incomodidad del prefecto
mientras le seguía a través del edificio hasta el centro de control.
-Dejad que yo
hable con ese capitán. ¿Cómo se atreve a pensar que puede enviar tropas sin
más, sin autorización?
Harburik hizo que el oficial de comunicaciones
abandonara su puesto y se sentó él mismo ante la consola, llamando al destructor.
Furioso, Depp daba vueltas por la pequeña sala mientras el teniente pulsaba los
últimos controles y señalaba a la plataforma holográfica.
-Ahí tiene, señor.
Depp subió a ella, y mientras su imagen era
capturada y enviada al destructor, el holograma correspondiente se formó ante
él.
-Bueno, ¿qué significa esto? –comenzó a decir Depp,
pero se detuvo de golpe cuando un frío helador recorrió la cámara-. Vaya, eh...
La figura azabache parpadeó.
-No tengo tiempo para cortesías, prefecto. He
ordenado que un destacamento de tropas descienda a Mos Eisley para un asunto
oficial...
Depp se aferró a las últimas briznas de indignación
y tragó saliva.
-Sí, pero deben seguirse los canales adecuados, eh,
Lord Vader. –Sintió que su determinación flaqueaba-. Incluso alguien como
usted, eh, comprende la necesidad de la disciplina en las filas. –Su decisión
vaciló un instante, y luego se derrumbó. -¿No es así?
La imagen holográfica continuó como si nunca
hubiera sido interrumpida.
-...por orden del Emperador. En breve dos
destructores estelares más llegarán para poner Tatooine en cuarentena. De
efecto inmediato. ¿Está claro, prefecto?
-Esto, esto es altamente irregular... pero como
desee, Lord Vader. –La imagen se desvaneció, y el prefecto Depp se volvió hacia
Harburik, agarrándose el cuello del uniforme-. Prepare alojamientos adecuados
para los soldados, teniente. Quiero que se les atienda en todo lo que sea
posible.
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