miércoles, 7 de abril de 2010

El honor de los Jedi (79)

79
Tras recuperar su ala-X, Luke se dirige a Tol Ado él solo. Gideon y Sidney esperan su regreso justo fuera del alcance de los sensores. No está seguro de cómo conseguirá sacar a Erling de Tol Ado, dado que el ala-X no tiene espacio para un pasajero, pero se preocupará por ese problema cuando llegue el momento.
Mil kilómetros antes de que el ala-X alcance el escudo de sensores, Luke sabe que los imperiales le han identificado. Su computadora de vuelo muestra cazas TIE lanzándose sobre él como un enjambre de aguijones voladores saliendo de su colmena. Luke da potencia a sus escudos delanteros, determinado a no perder tiempo en una batalla aérea.
Los TIEs comienzan a disparar desde lejos. Una docena de proyectiles de energía sale a recibrle antes de poder ver los puntos luminosos de sus toberas de escape. Los disparos alcanzan sus escudos, y se disipan inocuamente. Tal como esperaba, la guarnición de Tol Ado es tan poderosa que los pilotos no tienen experiencia en defenderla.
Luke activa su ordenador de puntería, y entonces devuelve el fuego. Sus disparos vuelan hacia un objetivo que aún es indistinguible del fondo negro de Tol Ado. Sólo una pequeña bola de fuego le permite saber que el disparo ha encontrado su objetivo. Si puede seguir disparando de esa manera, es posible que sea capaz de penetrar las defensas imperiales.
Para cuando termina de seleccionar su segundo objetivo, los TIEs se han acercado a distancia media. Puede ver sus pequeñas formas insectiles zumbando directamente hacia él. Otra andanada de disparos de los TIE sale brillando desde el enjambre. Luke no lo llamaría una formación, porque las tácticas enemigas son tan descuidadas que casi son inexistentes.
Esta vez, los dispaos de los TIE sacuden el ala-X. Erredós informa de que los escudos se han debilitado por el impacto. Luke comienza a balancear el ala-X a un lado y a otro para dificultar que los disparos le acierten. Dispara, y cuatro proyectiles convierten otro objetivo en una bola de fuego.
Luke se vuelve al ordenador de puntería. No tiene problemas para encontrar objetivos: cada segundo más TIEs se unen al enjambre, y nadie parece interesado en esquivar los disparos. Selecciona al más cercano, luego vuelve a disparar. Cuando mira a través del transpariacero de la carlinga, otra bola de fuego le saluda.
A igual que otras quince bolas de terror de doble ala. Los TIEs se ha acercado a distancia mínima. Más disparos de energía de los que Luke puede contar se entrecruan en su camino. Rápidamente iguala los escudos, y luego dispara basándose en puntería visual; no tiene más remedio que darle a algo.
El ala-X se estremece, tiembla y se agita, sacudiendo a Luke en su interior como la bola del sonajero de un bebé. Los instrumentos se apagan un instante y luego vuelven a encenderse. Algo silba en la parte trasera de la cabina.
Erredós trina, y luego muestra un mensaje en la videopantalla.
-¿Qué quieres decir con "déjalo"? ¿Qué clase de lenguaje es ese para un droide?
Erredós elabora un largo informe. Luke se concentra en las cosas más importantes del mismo: el sello de la carlinga roto, el sistema de soporte vital fallando, y el ordenador de puntería necesitando una recalibración. No necesita que se lo digan dos veces. Luke gira bruscamente a babor, y se ajusta el traje de vacío. Su plan está fallando miserablemente.
Seis nubes de energía estallan sobre la carlinga, golpeando al ala-X tan fuerte que el hombro derecho de Luke hace saltar el arnés de seguridad de su enganche. Una oleada de dolor corre por su cuerpo y su visión se oscurece. Cuando recupera la vista, sabe que ha estado a punto de morir.
-Llévanos a casa, Erredós -dice, jadeando y abriendo el impulsor al máximo.

Ni siquiera Luke Skywalker puede pasar a través de 124 cazas TIE, tal como acaba de descubrir. De vuelta en la base rebelde, su comandante de escuadrón se asegura de que lo comprenda.
Esta aventura ha terminado para él. Vuelve a la sección uno e inténtalo de nuevo.

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