domingo, 25 de abril de 2010

Ylesia (IX)

—Bomba sombra fuera. —La voz de Jaina se apoderó de los auriculares de Jacen—. Alterando el curso, treinta grados.
—Recibido, Líder Gemelo —dijo Jacen.
Jacen permanecía cubierto detrás del ala-X de Jaina mientras el caza alzaba su curso para salir fuera del camino de la flota enemiga, que estaba previsto que llegase atacando a esta parte de espacio en aproximadamente diez segundos, y usó la Fuerza para ayudar a Jaina a empujar la bomba sombra hacia adelante, hacia su blanco, un crucero clase República que era la cabeza de lanza del esfuerzo de escape de la Brigada de la Paz.
—Cazas enemigos delante. Acelerando...
Jacen ya había sentido a los pilotos enemigos en la Fuerza. Abrió fuego donde sabía que estarían, y fue recompensado con una llamarada que significaba que un piloto enemigo no había activado sus escudos a tiempo. Jacen cambió a otro objetivo y disparó, otro disparo desviado, pero las saetas golpearon en los escudos y se desvanecieron. La formación objetivo se separó de golpe como un fuego artificial, cada grupo de dos cazas alejándose del ataque de los Soles Gemelos.
En ese momento la bomba sombra de Jaina golpeó el crucero enemigo, y su proa floreció en una llama de fuego.
Jacen estaba siguiendo a Jaina tras los cazas enemigos —alas-E— que estaban realizando tirabuzones y la fusión Jedi aumentó sus percepciones. Sintió a Corran Horn efectuando un ataque relámpago a una fragata enemiga, los Caballeros Salvajes destruyendo metódicamente un vuelo de ala-B, pero el conocimiento no era intrusivo; no le exigía atención, o despistarle de su pilotaje, simplemente estaba allí, en el fondo de su mente.
—Quédate cerca, Vale —dijo Jacen a la compañera de ala de Jaina, que parecía vagar sin rumbo.
—¡Oh! ¡Lo siento!
—Nada de charla en este canal —amonestó Jaina—. Voy a girar a la derecha... ahora.
Vale aún se alejó más de su posición asignada durante esa maniobra, y a través de la Fuerza Jacen se percató de la intensa concentración de un piloto de ala-E que intentaba centrarla en su punto de mira. Jacen se alejó deliberadamente de su lugar asignado en una curva con forma de S, y al hacerlo era consciente a través de la fusión de la Fuerza de que Jaina sabía exactamente qué estaba haciendo, y por qué.
—Girando treinta grados a la izquierda —dijo Jaina, que giró su caza y el de Vale en lo que el piloto enemigo ciertamente pensaría que era un blanco perfecto...
Sólo que llevó al enemigo directamente sobre las miras de Jacen. Él disparó una ráfaga completa de los cuatro cañones láser y vio los escudos del ala-E derrumbarse bajo el fuego concentrado. Jacen disparó de nuevo, y el ala-E se desintegró.
El corazón de Jacen dio un salto cuando el compañero de ala del ala-E probó a disparar un tiro de aviso y se anotó un estallido láser triple en los escudos de Jacen —que aguantaron— y entonces Jacen se alejó, perseguido por el ala-E, hasta que el propio caza de Jaina se arremolinó siguiendo una serie elegante y pausada de arcos, y ella y Vale convirtieron al brigadista y su nave en átomos. Cuando dio alcance a Jacen, él pudo ver la austera satisfacción de Jaina a través de la cabina del piloto, y ella le saludó con una oscilación de las alas cuando él se deslizó una vez más en su posición.
Entonces él se dio cuenta de su cambio de humor, y supo que ella estaba recibiendo órdenes en el canal de mando.
—Soles Gemelos —dijo ella—. Reagrupaos. Recuperad la formación a mi alrededor. Vamos a cubrir al grupo de desembarco.
Jacen sabía que ella era renuente a dejar el combate una vez que había empezado, pero también sabía que la lucha iba bien para la Nueva República. Las fuerzas estaban equiparadas en número, pero el personal de la Brigada de la Paz simplemente no daba la talla. Algunos pilotos mercenarios en cazas estaban demostrando su valía, pero las naves capitales no estaban luchando muy bien, y algunas de ellas estaban lanzando capsulas de escape aunque no habían recibido grandes daños. Un par de escuadrones de cazas enemigos estaban huyendo la batalla tan rápido como podían, perseguidos por alas-A. Las dos fuerzas de tarea adicionales de Kre'fey pronto estarían en escena, inclinando decididamente aún más la balanza del lado de la Nueva República, y en ese punto Jacen no se sorprendería al ver como algunas de las naves de la Brigada de la Paz se rendían.
Era bueno volver a sentir al enemigo en la Fuerza, pensó Jacen. Los yuuzhan vong eran un vacío en la Fuerza, un agujero negro en el que la luz de la Fuerza desaparecía. Al menos, estos brigadistas de la Paz se registraban como una parte del universo viviente, y dado que podía sentirlos en la Fuerza, Jacen podía anticiparse a sus acciones. Comparados con los yuuzhan vong, esta gente era presa fácil.
Fácil de destruir. Saboreó un soplo de tristeza ante la necesidad: éstos objetivos no deberían ser objetivos; deberían estar luchando en nombre de la galaxia contra los invasores. En cambio, habían escogido traicionar a su propia gente, y Kyp Durron y Traest Kre'fey estaban determinados a que pagasen por ello.
El Escuadrón Soles Gemelo recuperó la formación, y el escuadrón Chiss de Jag Fel ocupó su lugar flanqueándolo. La esfera azul y blanca de Ylesia creció al acercarse. Jacen vio las fuerzas de desembarco separándose de la fuerza de tarea de Kre'fey más cercana.
—Vamos a tomar el espaciopuerto —dijo Jaina. Y también a atraer el fuego, supo Jacen, para que pudieran aprender dónde estaban las defensas y acabar con ellas antes de las fuerzas de tierra, con su nave de desembarco escasamente blindada, intentase su ataque.
—Configurad vuestros alerones para la atmósfera —dijo Jaina.
Los ala-X asumieron una forma de I cuando los cuatro alerones se reunieron para formar dos alas sencillas. El planeta azul giraba bajo ellos... y entonces vieron un parche verde, uno de los pequeños continentes que se acercaba, y Jaina inclinó su caza hacia él, con Jacen y los otros detrás.
La nave de Jacen se sacudió al entrar en la atmósfera. Las llamas lamieron sus escudos delanteros. Si miraba por encima de su hombro podía ver ondas de choque sónicas extendiéndose por sus alas como telarañas. La tierra verde se acercó aún más.
Entonces nuevos símbolos aparecieron en sus pantallas, y su propia voz hizo eco al grito de Jaina.
¡Coris! ¡Coralitas, justo delante!
Los cazas enemigos estaban despegando del espaciopuerto, el equivalente a dos escuadrones, escapando de la gravedad del planeta gracias a sus dovin basales. Y a su estela llegaba un blanco mucho más grande, un análogo de fragata. Los yuuzhan vong estaban apuntando claramente hacia la fuerza de desembarco que estaba girando sobre el planeta en órbita alta guardada por un par de fragatas y los Chillones, un escuadrón de alas-X novatos bajo el mando de un capitán de veintitrés años de edad. La escolta probablemente podría encargarse de los asaltantes —con tiempo— pero entretanto los yuuzhan vong podrían diezmar gravemente la fuerza de desembarco.
—¡Acelerando! ¡Máxima velocidad! —exclamó Jaina, y los Soles Gemelos derivaron potencia a sus motores. Estaban en buena posición para saltar sobre el enemigo mientras los yuuzhan vong se abrían camino a través de la atmósfera. Jacen miró sus pantallas y calculó ángulos, trayectorias...
—Tengo una bomba sombra, Líder Gemelo —dijo—. Permíteme hacer una pasada sobre la fragata.
A través de la fusión Jedi sintió cómo Jaina reproducía su propio cálculo.
—Gemelo Trece —decidió ella—, haz tu disparo.
Jacen hizo descender el morro de su nave y apuntó hacia la porción de aire que pensaba que la fragata atravesaría en los siguientes veinte segundos estándar o así. Era difícil evaluar el momento en el que debía soltar la carga; no podía encontrar el análogo de fragata en la Fuerza, y Jacen tenía que hacer una suposición basada en cómo aparecía en sus pantallas.
De repente sintió el poder de la Fuerza hinchando su cuerpo, como si acabara de llenar sus pulmones de puro poder universal. Los cálculos cruzaron su mente, más rápido de lo que hubiera creído posible. Y a distancia, descubrió que podía descubrir la nave enemiga, no como una presencia en la Fuerza, sino como una ausencia, un frío vacío en el universo de la vida.
Había Jedi cercanos que aún no se habían enfrentado al enemigo; Tahiri, Kyp Durron, Zekk, y Alema Rar. Dado que no habían estado distraídos por el combate, simplemente le habían prestado su poder a través de la fusión Jedi, enviándole fuerza y ayudándole en su cálculo.
Sintió el frío metal del mecanismo de lanzamiento de la bomba en su puño, y tiró de él.
—Bomba sombra lanzada.
Y entonces, mientras tiraba hacia atrás de la palanca de control y daba potencia a los motores, disparó un par de misiles de conmoción.
La bomba sombra era un proyectil sin propulsor, repleto en su lugar de la cabeza a la cola con explosivo, y que o bien flotaría hacia su blanco, o sería empujada con un poco de ayuda de la Fuerza. La falta de la estela del propulsor hacía que la bomba fuera difícil de descubrir para los yuuzhan vong, y el explosivo extra le daba un tremendo poder de pegada cuando impactaba.
Los dos misiles de conmoción pretendían ser una distracción para los yuuzhan vong; si el enemigo estaba prestando atención a los dos misiles, acercándose por una trayectoria diferente, era menos probable que vieran la bomba sombra que caía hacia ellos.
Gracias, envió Jacen a la fusión. Y entonces sintió cómo los otros desaparecían de sus percepciones cuando primero Kyp, y después los demás, fueron entrando en combate.
Las tres partes de la flota de Kre'fey acababan de unirse, pensó Jacen, con las fuerzas de la Brigada de la Paz atrapadas entre ellos. Los brigadistas estaban a punto de perder su flota entera.
El morro del ala-X de Jacen apuntó hacia arriba, hacia el distante brillo de las toberas del escuadrón de Jaina. Esto colocaba a la fragata bajo él en posición perfecta para dispararle, el fuego apuntando prácticamente a su cola. Vio los proyectiles de los cañones de plasma y los misiles acercándose, y los esquivó dando violentos bandazos por unos segundos, hasta que su bomba sombra golpeó la nave yuuzhan vong destrozándole la proa. Junto con la proa, desaparecieron los dovin basales del dovin que estaban usándose como defensa fueron, de modo que incluso los dos proyectiles de conmoción golpearon su objetivo.
Lo que condenó a la fragata yuuzhan vong no fue el daño, sino la aerodinámica. Si la fragata hubiera estado en el vacío del espacio probablemente habría sobrevivido, pero la atmósfera de Ylesia selló su destino. La fragata empezó a bambolearse por el aire como un cohete volador fuera de control cuando el viento empujaba sobre su dañada sección de proa. Los pedazos se desgajaban y salían volando, girando al caer; y entonces la fragata perdió el control por completo y empezó una espiral mortal hacia el planeta que se encontraba debajo.
La atención de Jacen ya estaba en el combate sobre él. Jaina y Jag Fel habían rechazado a los coralitas y habían matado al menos a tres de ellos, y sus cáscaras destrozadas se zambullían en la atmósfera con colas de llamas, pero ahora la batalla se había convertido en una refriega. De nuevo la aerodinámica jugaba a favor de la Nueva República: un coralita tenía toda la aerodinámica de un ladrillo, pero los ala-X, con sus estabilizadores cerrados, resultaban ser unas naves de atmósfera decentes y maniobrables. Sin embargo, Jacen sentía la tensión de Jaina a través de la fusión Jedi: la mitad del Escuadrón Soles Gemelos todavía eran novatos, carne fácil para un enemigo experimentado; y los yuuzhan vong estaban volando como veteranos.
Un ala-X de desprendía fuego cayó por detrás de Jacen mientras él ascendía, y vio una llamarada cuando el piloto salió eyectado del vehículo. Fragmentos de coral yorik ardiente chocaron contra los escudos de Jacen mientras ascendía: eso significaba que otro coralita se había sumado a la lista de bajas.
Estaría en demasiada desventaja si ascendía directamente hacia la lucha, por lo que evitó la batalla y se colocó sobre la maraña del combate antes de hacer caer su nave en un picado. Sintió como las superficies de control cortaban el aire conforme el ala-X aceleraba, y encontró un blanco ante él, un coralita que maniobraba hacia la cola de un ala-X que parecía estar vagabundeando al azar, como un dewback que buscase su manada; indudablemente uno de los novatos de Jaina. Jacen se arriesgó a lanzar un disparo de desviación, cuadró sus láseres, y abrió fuego y, sólo cuando vio que el coralita explotaba detrás de él, fue cuando el novato cayó presa del pánico, huyendo con su caza en todas direcciones para evitar una amenaza que Jacen ya había destruido.
Jacen siguió volando, vio un coralita perseguido por un desgarrador chiss, con el dovin basal del yuuzhan vong deteniendo en el aire las saetas del perseguidor mientras volaba. Era otro disparo de desviación arriesgado, pero Jacen dirigió su caza cuidadosamente tras el enemigo, en una suave curva... y entonces descubrió que se estaba quedando corto, con el enemigo bailando justo delante de sus disparos. La frustración recorrió sus nervios, y estaba a punto de pedir a su astromecánico que verificase sus controles cuando comprendió que todo era culpa del aire; la atmósfera había frenado demasiado al caza. Activó entonces un misil de conmoción, y fue recompensado viendo como golpeaba de lleno contra el costado del yuuzhan vong. El resistente coralita siguió volando, pero su dovin basal quedó distraído y el siguiente disparo del piloto chiss lo vaporizó.
El corazón de Jacen dio un brinco cuando se dio cuenta de que estaba en peligro, y empujó su palanca de control hacia la derecha mientras los disparos brillaban tras el parabrisas de su carlinga. Había pasado demasiado tiempo alineándose con su último blanco y un enemigo había saltado sobre él. Hizo tirabuzones a través del enjambre de cazas que revoloteaban y consiguió perder a su perseguidor, y cuando dejó de maniobrar tenía un enemigo justo delante de él, volando directamente a su punto de mira mientras perseguía a un desgarrador. Jacen lo desintegró con una ráfaga de láser cuádruples.
Ahora se encontraba cruzando la maraña del combate, y tiró hacia atrás de la palanca de control para subir y repetir su maniobra. Los otros habían reducido la velocidad para maniobrar, y eran blancos fáciles para cualquiera que cayera desde arriba. Dudaba poder conseguir tres derribos en cada pasada, pero no había ninguna razón para no intentarlo.
Jacen realizó una vuelta perezosa mientras examinaba la lucha a través de su cabina, entonces se puso casi vertical y dio potencia a los motores. Un lamento súbito se apoderó del comunicador.
—¡Acabo de perder los escudos traseros! ¡Cualquiera! Aquí Gemelo Dos... ¡Acabo de perder un motor! ¡Ayuda!
Gemelo Dos era Vale, la compañera de ala novata de Jaina; probablemente perdida, y sin cobertura. Sintió la creciente tensión de Jaina a través de la fusión de la Fuerza mientras esta buscaba a Gemelo Dos, y examinó la masa de oscilantes cazas al acercarse, viendo un ala-X que bailaba alocadamente con una cola de llamas, y un par de coralitas maniobrando tras él.
—Gira a la izquierda, Gemelo Dos —exclamó—. Te tengo.
—¡Girando a la izquierda! —El pánico y el alivio se dibujaron en la contestación de Vale.
Jacen activó los frenos atmosféricos y el ala-X frenó como su hubiera golpeado un lago de mercurio, y entonces hizo saltar su bamboleante caza en un giro lateral disparando contra el coralita que iba en cabeza. Sus saetas láser hicieron volar la cabina y enviaron el caza enemigo en un giro sin control hacia el planeta que se encontraba debajo. El segundo enemigo esquivó sus láseres, y Jacen hizo girar su caza en un giro aún más cerrado, con la atmósfera sacudiendo la nave y restándole velocidad. El enemigo tragó su misil de conmoción en la singularidad de su dovin basal y atrapó también los disparos láser, pero Jacen vio a Vale escapar a salvo mientras su perseguidor estaba ocupado. Y entonces los disparos enemigos comenzaron a martillear los escudos de Jacen, y él soltó los frenos atmosféricos e intentó esquivarlos, pisando a fondo el acelerador.
Había reducido demasiado la velocidad, perdiendo velocidad, maniobrabilidad y opciones. Un enemigo lo había encontrado y le había estado siguiendo la cola, lanzándole andanada tras andanada mientras intentaba desesperadamente recobrar velocidad y la capacidad de maniobrar...
El droide astromecánico de Jacen soltó un alarido electrónico cuando los escudos de popa murieron. Y entonces hubo un impacto que Jacen sintió recorriéndole el espinazo, y la palanca de control golpeó contra su mano enguantada. El ala-X se desvió abruptamente a la izquierda. Perdió tanta velocidad que los disparos del coralita que le perseguía pasaron de largo, a escasos metros de la cabina de Jacen, y su cabeza giraba sobre su cuello mientras miraba frenéticamente en todas direcciones, intentando descubrir cualquier amenaza adicional...
Y allí estaba. En el extremo de los estabilizadores izquierdos de Jacen, con sus garras clavadas en los cañones láser gemelos, había un grutchin, uno de las criaturas insectoides aladas, devoradoras de metal, que los yuuzhan vong a veces lanzaban con sus proyectiles. Un grutchin que le devolvió a Jacen una malévola mirada de ojos negros, antes de volver a su trabajo y dar un tranquilo bocado al estabilizador superior izquierdo.
Jacen hizo un picado para ganar velocidad, manipulando los mandos frenéticamente para mantener el ala-X mientras el peso y los daños del grutchin amenazaban con desestabilizarlo. Conforme ganaba velocidad, fue recompensado con el grutchin clavando sus garras más firmemente en el estabilizador, luchando contra el empuje que estaba recibiendo de la atmósfera. Jacen sintió que sus labios se contraían en una sonrisa áspera. Había esperado que el viento arrojaría al grutchin lejos de él, pero éste el siguiente mejor resultado posible: la criatura no podría comerse su nave mientras que estuviera gastando toda su fuerza tan sólo en agarrarse.
Entonces Jacen tiró de la palanca de control y dio potencia a los motores. La única manera de librarse del grutchin era abrir la carlinga y echar a esa cosa fuera de su ala de un disparo, pero él no podría abrir el dosel y ponerse de pie mientras estuviera en la atmósfera de Ylesia; el viento le arrancaría directamente de la nave y le enviaría dando volteretas hacia el planeta bajo él con la mitad de los huesos de su cuerpo rotos.
Un dilema interesante, pensó. El grutchin no podría comerse su nave mientras Jacen estuviera volando a cierta velocidad a través de la atmósfera, pero él no podría librarse del grutchin mientras no saliera por completo de la atmósfera. Esto requería juicio fino.
—Aquí Gemelo Trece —dijo por el comunicador—. Tengo un grutchin en mi ala. Regresaré en cuanto me ocupe de él.
—Recibido —dijo la voz de Jaina. Él pudo oír la presión del combate en la breve expresión, y sentir su tensión en la Fuerza.
Jacen mantuvo su mirada en el grutchin y sus impulsores a plena potencia. Mantuvo el morro de la nave levantado cuanto pudo sin perder velocidad, y lentamente la resistencia de la atmósfera fue aliviándose conforme el aire se hacía más fino. Cuando el grutchin pudo alzar su cabeza y dar otro mordisco al cañón láser superior de babor, Jacen puso el ala-X sobre su cola y voló directamente hacia el espacio. El grutchin modificó su agarre y dio otro mordisco, y el cañón láser se desprendió y giró alejándose por el cielo que comenzaba a oscurecerse. Jacen alcanzó su bláster y lo soltó de su pistolera. El silbido del viento contra la cabina casi había desaparecido. El segundo láser salió dando tumbos por el cielo, y el grutchin se volvió, con sus garras sujetas firmemente en el metal, y caminó metódicamente a lo largo de los dos estabilizadores unidas, dirigiéndose hacia el motor.
Jacen separó los estabilizadores en posición de X-posición, esperando que se soltase o que perdiera velocidad, pero sin éxito. En cambio sintió, más que oyó, un golpe cuando la cabeza del grutchin cayó como un puño de metal sobre la cubierta del motor.
Será mejor hacer algo, pensó. Soltó el pestillo de la cabina del piloto; conforme la cabina se despresurizaba, aparecieron campos de fuerza a su alrededor, conservando su aire. El sonido de vuelo desapareció, aunque todavía podía sentir la vibración de su nave resonando por su espinazo. Luces rojas destellaban en los monitores del motor. Tanteó los controles de los servos de la cabina, abriéndola ligeramente. Cuando no sintió ninguna turbulencia, abrió la cabina por completo.
Convocó la Fuerza para guiar los mandos del caza mientras se ponía en pie en la cabina del piloto y sacaba el bláster de su pistolera. Al asomarse al exterior de la cabina del piloto vio el estabilizador izquierdo alejarse dando vueltas, devorado desde la raíz. Hubo una llamarada de fuego en el motor y este se apagó.
Seguramente, pensó, la llamarada fue suficiente para cocinar al grutchin. Se asomó más al exterior, apoyando un brazo en el borde de la piloto, y sacó el bláster al exterior.
Los ojos como joyas del grutchin le devolvieron la mirada con propósito malévolo. Y entonces las alas de la criatura se extendieron, y el corazón de Jacen dio una sacudida al darse cuenta de que el grutchin iba a brincar directamente hacia su cara.
Disparó mientras ensayaba mentalmente el movimiento necesario para coger su sable de luz con su mano libre en caso de que el bláster no hiciera el trabajo. Disparó otra vez, y otra. El grutchin retrocedió, con sus patas delanteras provistas de garras arañando el espacio sin aire entre ellos, y Jacen disparó dos veces más.
La cabeza del grutchin se alejó dando vueltas por el vacío. El resto del grutchin la siguió después.
Los blásteres sirven, se recordó Jacen volvía a asentarse en la cabina del piloto y sellaba la carlinga.
Su droide astromecánico ya había preparado un informe de daños. Los escudos traseros habían caído, habían perdido ambos láseres de babor junto con el estabilizador-S superior de babor; el otro estabilizador de babor estaba dañado, y un motor destruido.
Jacen dio un puñetazo de frustración al soporte de la cabina. La aerodinámica del ala-X había sido echada a perder; si ahora entrase en la atmósfera para ayudar Jaina, su nave entraría en un giro que sólo acabaría cuando chocase contra tierra.
Él había venido aquí para ayudar Jaina, para asegurarse de que ella nunca estaría sin su apoyo. Ahora la estaba dejando en una lucha desesperada con el enemigo.
Pero una vez tuvo ocasión de escuchar el canal de comunicaciones de los Soles Gemelos, parecía que Jaina ya no necesitaba su ayuda. Estaba pidiendo a su escuadrón que se reagrupase.
—Líder Gemelo, aquí Gemelo Trece —dijo—. Me he ocupado del grutchin.
Jaina estaba muy seria.
—Gemelo Trece, ¿cuál es tu estado?
—Voy a necesitar conseguir un nuevo caza antes de que pueda reunirme con vosotros. ¿Cuál es vuestro estado?
—La lucha ha terminado. Kyp y Saba vinieron a ayudarnos. Estamos reagrupándonos para atacar el espaciopuerto y cubrir el desembarco.
—¿Y la flota de los brigadistas?
—Se rindió. Por eso Kyp y Saba se vieron libres para unirse a nosotros. —Hubo una pausa—. Gemelo Trece, Gemelo Dos ha perdido un motor. Necesito que la escoltes para reunirse con la flota.
—Entendido —dijo Jacen—, aunque considerado el estado de mi caza, puede que Vale termine escoltándome a mí.
Escuchó risitas por el comunicador. A través de la fusión Jacen sintió a su hermana soportando el humor con paciencia.
—Tan sólo llévala hasta allí, Gemelo Trece —dijo ella finalmente.
—Entendido —dijo Jacen, y giró su caza para poder ver a Vale acercándose desde el planeta que se encontraba bajo él.

1 comentario:

  1. Hola Javi-Wan te escribo aqui en lugar de ponerlo en la pagina de Star Wars libros, pero me parece que hay un error de traduccion o de escritura por parte del autor, es en este capítulo, hacia la mitad, si fuera en el PDF bajado de la web seria la pagina 40, dice:
    Jacen activó los frenos atmosféricos y el ala-X frenó como si hubiera golpeado un lago de mercurio, y entonces hizo saltar su bamboleante caza en un giro lateral disparando contra el coralita que iba en cabeza. Sus saetas láser hicieron volar la cabina y enviaron el caza enemigo en un giro sin control hacia el planeta que se encontraba debajo. El segundo enemigo esquivó sus láseres, y Jacen hizo girar su caza en un giro aún más cerrado, con la atmósfera sacudiendo la nave y restándole velocidad.
    No puede ser que los disparos hicieran saltar la cabina del piloto de un cori, no? pues creo que no tienen, al menos eso es lo que en anteriores versiones de los coralitas se deja entender.
    un saludo

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