domingo, 26 de junio de 2011

El honor de los Jedi (123)

123
-¡Aún no! -susurra Luke-. ¡Vuelve aquí!
-¿Qué? -pregunta Erling.
Los soldados de asalto se detienen. El soldado en el asiento del copiloto activa un foco. Sidney empuja a Erling, que queda tumbado en el suelo, y luego arroja su rifle y se lanza por el estrecho pasaje. Dos blásters destellan. Los disparos golpean al pada, lanzándolo varios metros más allá.
Luke se muerde la lengua para no gritar. Sólo puede esperar que Sidney sobreviva a las heridas que ha recibido, y que no sea la segunda vida que se cobre Erling. Jura que no habrá una tercera.
Los dos soldados de la parte trasera saltan del carro. Cubren los flancos mientras el copiloto ilumina con el foco las marañas que rodean el pasillo. Aunque la luz pasa sobre varios gorums, el soldado no se percata de ellos. Finalmente, uno de los guardias de la escolta apunta con una linterna al cuerpo inmóvil de Sidney.
-Era tan sólo un rezagado -informa-. Ni siquiera estaba armado.
Continúan su camino. Luke suelta el aire que había estado conteniendo mientras esperaba que los soldados no siguieran disparando al cuerpo del pada.
La columna principal llega unos instantes después. Consiste en un pelotón de soldados de asalto montados en 15 carros repulsores. Cuando el último de los carros entra en el pasillo, 20 blásters disparan. Los ocupantes de los carros a ambos extremos de la columna caen al suelo, con la armadura fragmentada y humeante. El carro final explota, bañando el pasillo con decenas de fragmentos de metal.
Los soldados de asalto restantes saltan de sus vehículos y disparan a ciegas hacia las oscuras marañas. Luke comprende de pronto por qué los gorums patrullan el exterior de la ciudad. Se cuelgan en lo más alto del bosque de metal, muy por encima del rango efectivo de los soldados de asalto. Disparan de nuevo y más soldados de asalto caen.
Los supervivientes se refugian rápidamente al abrigo de la jungla de equipamiento. Un soldado aterriza entre Luke y Erling. Erling grita de terror. Luke activa su sable de luz y luego atraviesa con su hoja el costado del soldado. La armadura se abre como el caparazón de un crustáceo. Varios disparos imperiales responden al grito del soldado de asalto, atraídos peligrosamente cerca por el brillo de la hoja de Luke. Desactiva la hoja y se pone a cubierto detrás de una caja de ventilación cubierta de cables.
La batalla se convierte en un patrón entretejido de destellos y brillos. Luke avanza y ve una forma blanca yaciendo sobre su costado. Dos disparos surgen de su arma y un gorum grita, y luego cae inerte al suelo. Luke activa su sable de luz y lanza un tajo al tronco del soldado. Un gorgoteo electrónico surge del vocalizador.
Luke desactiva su hoja y busca otro enemigo. Sin embargo, ya no destellan más disparos. Con cuidado, avanza hacia el cuerpo inmóvil de Sidney. Un quarren ha levantado con cuidado al minero.
-¿Está vivo? -pregunta Luke bruscamente.
-Apenas. Tenemos algo de equipo; este es valiente. Puede sernos de utilidad.
Varios gorums recogen las armas de los imperiales muertos. Luke admira la eficiencia de su emboscada. Pasará mucho tiempo antes de que Parnell limpie la instalación subterránea de prisioneros fugados.
Tormey -al menos el piloto rebelde cree que es Tormey- está de pie junto a la forma arrodillada de Erling. Sostiene una pistola contra la cabeza de Erling. Luke sujeta el sable de luz en su cinturón.
-Aquí estás -dice Tormey-. Has luchado bien. Warburton te dará la bienvenida a sus filas. Pero este... -dice, señalando con desdén a Erling- ...este es imprudente. Lo siento, debe morir.
El rostro de Erling no revela ninguna emoción. Sólo mira fijamente al suelo.
Luke se dirige a Erling.
-No entiendo por qué Sebastian Parnell tiene tanto interés en ti -dice, añadiendo para sí mismo el nombre de Mon Mothma junto al de Parnell-. Desde luego, no eres material militar. Y aunque das una buena primera impresión, no creo que seas capaz de dirigir a un bantha para salir de un corral ardiendo.
Erling no devuelve la mirada a Luke.
-Estoy de acuerdo -dice-. Ahora entiendo por qué Mon Mothma rechazó mi petición.
-¿Quieres hacerlo tú? -pregunta Tormey.
Luke niega con la cabeza.
-No. Y no puedo permitir que lo matéis.
Tormey se encoge de hombros.
-No tienes elección.
Erling mira a Luke a los ojos.
-No tengo miedo a morir -dice-. Lo único que temo es fracasar, y eso ya lo he hecho.
A pesar del cambio de actitud de Erling, Luke siente poca simpatía por él. La muerte de Sidney es una posibilidad demasiado real. Pero no puede dejar que Erling muera... por sus propias razones además de las de Mon Mothma.
-Erling, aunque sea por una vez cállate y haz lo que se te dice. ¿De acuerdo?
Por un instante, parece que Erling va a protestar. Pero cuando la mirada de Luke no se aparte, el otro hombre asiente.
-Os propongo un trato, Tormey. A cambo de la vida de Erling, os diré cómo encontraron vuestra ciudad los soldados de asalto.
Tormey lo piensa por un instante, agitando lentamente las orejas.
-Trato hecho; estoy seguro de que no os siguieron a vosotros.
Luke le cuenta a Tormey su anterior encuentro con el twi'lek que había visto en la sala del consejo de Warburton. Tiene cuidado en presentar únicamente el hecho de que había visto al twi'lek con el grupo de trabajo de la sub-instalación. No extrae ninguna conclusión, porque es probable que esté equivocado.
Tormey suelta un jadeo de sorpresa.
-¡Santo! Eso explica muchas cosas. Enviaré a alguien contigo para mostraros un camino de salida.
-Yo puedo encontrar el camino -dice Erling.
Tormey le mira con aire dubitativo.
-Si os perdéis y volvéis por aquí cerca, te mataremos.
-Puedo encontrar el camino -repite obstinado Erling-. Confía en mí -insiste a Luke.

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