Era
media mañana, y Trevik estaba de nuevo sujetando la copa de néctar junto a la
Reina, cuando uno de los cabello tormentoso entró inesperadamente en la Morada
de los Huéspedes con un informe urgente.
Las
fuerzas del gran almirante Thrawn habían abandonado la caravana estelar y
avanzaban hacia los límites de la Ciudad Roja.
-Excelente
–dijo Nuso Esva, casi con un tono de ansiosa satisfacción en su voz-. ¿Está
todo preparado?
-Todo
está preparado –confirmó el otro cabello tormentoso.
Nuso
Esva se volvió hacia la Reina.
-¿Sus
fuerzas también están dispuestas como ordené, oh, Reina?
Los
ojos de Trevik se desviaron hacia la litera de la Reina. ¿Los Soldados de la
Reina, como Nuso Esva había ordenado? ¿Había
ordenado?
Semejante
desfachatez debería haber causado que Nuso Esva recibiera palabras de dura
reprimenda, tal vez incluso la muerte a manos de los Soldados que mantenían su
vigilancia habitual en el exterior de la Morada. Pero para aún mayor sorpresa
de Trevik, la Reina no respondió de ninguna de las dos maneras.
-Están
dispuestas de ese modo –dijo en su lugar-. ¿Está seguro de que sus armas pueden
detener a las fuerzas invasoras?
-Harán
algo más que simplemente detenerlas, oh, Reina –dijo Nuso Esva con torva
satisfacción-. Hoy es el comienzo de su dominio final sobre este mundo.
De
nuevo, Trevik miró de soslayo a la Reina. Pero esta vez, su mirada subrepticia
iba acompañada de una oleada de incomodidad que le recorrió el cuerpo como una
columna de humo negro. ¿Qué quería decir Nuso Esva con dominio? Dentro de dos años, la Reina de los Blancos se alzaría, el
aire cambiaría, y la Reina de los Rojos moriría. Los Circúleos entrarían en
hibernación en la ciudadela inferior del palacio, desde donde se alzarían y
alumbrarían una nueva Reina cuando regresara su parte del ciclo. Una vez que la
ciudadela quedara sellada, los Midlis, los Soldados y los Obreros comenzarían
el largo viaje a la Ciudad Blanca; allí, aquellos que sobrevivieran a la dura
experiencia, se reunirían con la descendencia de la Reina de los Blancos.
Dieciocho años más tarde, se alzaría la Reina de los Negros, y el ciclo comenzaría
de nuevo.
Pero
la Reina de los Rojos –la actual
Reina de los Rojos- seguiría llevando mucho tiempo muerta. ¿A qué podría
referirse Nuso Esva al hablarle de su dominio sobre Quethold?
Trevik
no tenía ni idea. Pero tampoco tenía ninguna duda de que, fuera cual fuese el
significado, no iba a gustarle.
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