Fuente Delta
Eric S. Trautmann
A lo largo de la duración de la campaña del gran almirante Thrawn, las brechas de seguridad asolaron la Nueva República. Si bien cualquier clase de traición es desagradable, que esta traición procediera del interior del Palacio Imperial de Coruscant era incluso más significativo. Teniendo en cuenta todo lo que dependía de la estabilidad –o, más bien, de la apariencia de estabilidad- de la Nueva República, la desconfianza entre miembros del Consejo Provisional podría haber tenido desastrosos efectos secundarios.
Consideremos el ejemplo del consejero Borsk Fey’lya de la delegación botana.
Su ambición y su loco plan para hacerse con el poder casi desgarraron a la
Nueva República, creando una gran brecha entre el ejército y el gobierno civil.
La princesa Leia Organa decidió rastrear la Fuente Delta durante el
asedio de Coruscant. Tenía una inusual ayuda: su ayudante, Winter, y el
cortacódigos proscrito Ghent.
El único enlace a Fuente Delta era un transmisor de pulsos multifase de
bajo nivel que seguridad de la Nueva República no podía ubicar ni descodificar.
Al menos, hasta que Ghent pirateó la secuencia encriptada al transmisor. Dándose
cuenta de que el código de Fuente Delta era un elemento de información
altamente sensible, Leia, Winter y Ghent mantuvieron silencio acerca de su
descubrimiento y decidieron revelar Fuente Delta ellos mismos.
Desafortunadamente, saber qué
estaba mandando Fuente Delta no les dijo quién
era Fuente Delta. Usando las habilidades informáticas de Ghent, y usando la inusual
capacidad de memoria absoluta de Winter, Organa Solo y sus compañeros
comenzaron a filtrar desinformación por todo el palacio imperial en un intento
de hacer salir al espía a la superficie.
En las transmisiones de Fuente Delta aparecía una extraña selección de
elementos, y de acuerdo con la memoria de Winter y los ordenadores de Ghent, o
bien había un esquivo sistema de grabación en el Palacio o había todo un nido
de conspiradores. La corazonada de Leia era que se trataba de un único “topo” o
sistema de grabación; sencillamente, la seguridad de palacio era demasiado efectiva
como para no detectar un anillo de espías tan grande.
Otro destello de comprensión dio a Leia la respuesta. Mientras estaba
sentada en el Gran Pasillo del Palacio Imperial, Leia se dio cuenta de que los
árboles ch’hala que conformaban la
principal pieza decorativa del pasillo eran la fuente de la filtración.
Advirtió un droide MN-2E podando hojas de los árboles ch’hala. El droide estaba “cacareando” y
pitando para sí mismo. Entonces, se dio cuenta de que el árbol estaba
parpadeando en sincronía con el droide. Leia dedujo finalmente lo que estaba
ocurriendo. Los árboles ch’hala son
notables debido a su constitución química. La presión de cualquier clase,
incluyendo ondas sonoras, provoca “oleadas” y “estallidos” de color. Aunque son
estéticamente agradables de contemplar, también son dispositivos de espionaje
naturales. Las ráfagas rojas subían y bajaban formando espirales por el tronco,
llevando con ellas “ecos” de las ondas sonoras.
Tras inspeccionar los árboles ch’hala
del Palacio Imperial, los técnicos de la Nueva República encontraron una
unidad como ninguna otra que hubieran encontrado nunca antes; en uno de los
árboles se había implantado una serie de tubos. Esos tubos muestreaban los
cambios químicos de la corteza y los volvían a convertir en datos de presión, y
finalmente de nuevo en sonido: los árboles eran micrófonos naturales.
Otro módulo informático organizaba y preparaba los datos para su
encriptado y difusión. Fuente Delta era un sistema de micrófonos orgánicos
gigantes que llevaba instalado desde que el emperador había tomado el control
del Palacio Imperial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario